Hércules, dodekathlos de la expiación

por Kika Sureda

Heracles o Hércules, como es más conocido, es un héroe de la mitología griega. Su nombre procede de la diosa Hera y kleos «gloria de Hera». Hijo de Zeus y Alcmena. Varias son las versiones de la infancia de Hércules. Una de ellas cuenta que Hera, esposa de Zeus, enterada de que iba a nacer un hijo fruto de la infidelidad de su marido quiso acabar con él.  Al poco de nacer envió dos serpientes a la cuna del niño Hércules, el cual las estranguló y se puso a jugar con sus cuerpos exangües, como si fueran juguetes. En los escritos se relatan algunos episodios de su juventud, donde se muestra a un joven impetuoso y a veces violento. Como es la muerte de su maestro Lino, que lo regañaba constantemente y al que mató golpeándolo con la lira.

Con el paso del tiempo a Hera no se le olvidó que era hijo fruto de una infidelidad de su marido Zeus, y provocó en él un ataque de locura para que asesinara a su mujer Megara y a sus hijos. Cuando despertó y descubrió el terrible suceso se sintió avergonzado y apenado. Decidió desaparecer en tierras salvajes, aislándose así del resto de la sociedad. Su hermano, Ificles, lo buscó incesantemente hasta dar con él y le aconsejó que visitara el Oráculo de Delfos. La sibila délfica, como penitencia a su execrable acto, le dijo que tenía que realizar doce trabajos dispuestos por el rey Euristeo, quien había usurpado su derecho legítimo al trono y una de las personas a quién más odiaba Hércules.

Los trabajos eran los siguientes: Matar al león de Nemea y hacerse con su piel, matar a la hidra de Lerna, capturar a la cierva de Cerinea, capturar al jabalí de Erimanto, limpiar los establos de Augía en un solo día, matar a los pájaros del Estínfalo, capturar al toro de Creta, robar las yeguas de Diomedes, robar el cinturón de Hipólita, robar el ganado de Gerión, robar las manzanas del jardín de las Hespérides y capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos.

A lo largo de estos trabajos se crea un vínculo entre Hércules y la Península Ibérica. Los griegos establecieron una serie de tópicos relativos a Tarteso y a Iberia, para ellos era un territorio de gran riqueza y antigua cultura.

El escudo de Andalucía, ciudades como Sevilla y Cádiz, la Torre patrimonio de la humanidad de la Coruña o las columnas en el escudo de España, son algunos de los restos de este mito y de su paso por la Península, que nos han quedado.

En Cádiz existió un santuario dedicado a Melkart, en Sancti Petri. Melkart fue un dios protector fenicio de origen cananeo, que pasó a identificarse con Hércules. Otro rastro lo encontramos en la Alameda de Hércules en Sevilla. Y la  famosa torre de Hércules de la Coruña lleva su nombre, ya que se supone que hasta allí  persiguió a Gerión para darle muerte. En la «Estoria de Espanna» de Alfonso X el Sabio y en la historiografía de Estrabón aparece citado Hércules con sus hazañas en la Península.

Se ha usado la figura de este mito como ejemplo moralizador. Durante el siglo XVI en España las representaciones de Hércules en la iglesia son numerosas y aparece en fachadas, retablos, sillerías de coro, objetos ornamentales y edificios públicos.

El Palacio del Viso del Marqués (Ciudad Real), construido por orden de Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz que fue considerado el máximo exponente español en el empleo de la mitología en la pintura, encontramos que en la bóveda de la escalera principal se representan varios episodios relacionados con Hércules.

Así pues, Hércules es más que una figura mitológica. Se transformó en eje de propaganda institucional y ejemplo moralizador.

 

 

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