Entrevista-reseña a Alfredo Barrera, por «Palabras encadenadas»

Por Jesús Cárdenas.  Las Matemáticas no son poesía. Sin embargo, comparten rasgos comunes, uno de ellos es la abstracción: para que el detalle pequeño y cotidiano trascienda. La poesía está constituida por símbolos. Cabría citar dos frases célebres empleadas por científicos, que relacionan poesía y matemáticas. La primera, de Albert Einstein: “Las matemáticas puras son, en su forma, la poesía de las ideas lógicas”. La segunda, incluida en la solapa del libro de Karl Weierstrass, uno de los grandes matemáticos del siglo XIX: “Un matemático que no tenga algo de poeta jamás será un matemático completo”. Por otra parte, se afirma que la poesía de Stéphane Mallarmé es “una tentativa de componer fórmulas matemáticas”. Es conocida, así pues, la correspondencia de los lenguajes poético y matemático. Esta y otras cuestiones más poéticas como el motivo del tiempo en medio de un entorno rural descubrimos en Palabras encadenadas: Multiversos nivel cero, el debut literario del doctor en Matemáticas, Alfredo Barrera. Se muestra como todo es uno, y uno es todos. Todos vivimos trenzados, y desde nosotros con el Universo. Entre verso libre, estrofas clásicas, versos narrativos y aforísticos.

 

¿Te ha costado mucho hasta dar con esta colección de textos que es Palabras encadenadas? ¿Qué función tiene Las Navas de la Concepción en tu libro?

La verdad es que ha sido una recopilación de textos algo costosa. Empecé recuperando algunos que son muy antiguos, pueden tener unos veinte años, estaban escritos a mano y los guardaba en carpetas casi olvidadas, hasta llegar a otros que son más recientes. Después hubo una fase de selección y retoques para que los textos tuvieran un mínimo de nivel gramatical y literario. Por último, tuve que buscar una estructura para poder incluir en el libro, de forma ordenada, textos muy diversos, en temática y estilo, y consideré necesario escribir un prólogo que diera sentido al libro y me sirviera a mí como reflexión y aclaración últimas. El proceso, desde que me decidí a publicar hasta que el libro ha visto la luz, ha durado unos tres años.

Por su parte, las Navas de la Concepción, de donde soy natural, tiene dos funciones, básicamente, en este libro. Una es muy objetiva, ya que aparecen textos inspirados en el entorno cultural y geográfico donde está enclavado el pueblo, y otra es algo más subjetiva, pero no por ello menos cierta, ya que es allí donde están mi infancia, mi juventud, mis familiares y amigos de toda la vida, también es un entorno rural alejado, no ya de la ciudad, sino también de los pueblos colindantes, por lo que suelo encontrar allí la tranquilidad, la evocación de tiempos pasados, la inspiración y, con ellas, la creación literaria.

¿Por qué es necesario que los jóvenes se acerquen a la poesía?

La poesía es una forma óptima de expresión a través de la palabra. La poesía ofrece variedad de temáticas, de situaciones, también de lenguajes, que pueden describir o reflejar una situación personal y hacerte reflexionar o comprender sucesos de tu propia vida. Un mismo poema puede producirte sensaciones distintas según tu estado de ánimo o tus propias circunstancias, tiene una potencia de transmisión impresionante. Y la juventud es una etapa de la vida con muchos cambios físicos y psicológicos, con muchas emociones a flor de piel, con sus inestabilidades y sus dinámicas, donde se agudiza todo lo que nos ocurre y creo que es una buena etapa para descubrir o retomar la poesía, porque nos puede ayudar a canalizar emociones o servir como vehículo de expresión, ya sea con palabras propias o ajenas porque, si algo describe, enfatiza, recrea nuestra situación, es lícito tomarlo. Y lo creo así porque pienso que el poeta escribe para sí mismo, pero publica para los demás y, si publica, solo conserva la autoría del texto, pero pierde la propiedad del contenido, incluso el significado, que pasa a pertenecer al lector.

El libro presenta diferentes sentimientos y elementos cotidianos de una manera bastante heterogénea, ¿dónde podría encontrar el lector unidad?

Es una respuesta algo compleja porque no sé si esa unidad existe. El lapso entre los escritos más antiguos y los más recientes, que es media vida, o la variedad de temáticas y estilos hacen que esa unidad no se encuentre ni en mí mismo porque creo que no hay un único autor en el libro, soy yo, pero con distintas edades, en distintos ámbitos, sobre distintas inquietudes, por lo que, si el lector busca cierta unidad en el libro, seguramente no la encontraría o sería algo muy general, una idea vaga que no definiría al libro en sí.

En los poemas versificados hay una clara decisión por recuperar estrofas de arraigo flamenco (soleares, seguidillas…), ¿cómo has afrontado la creación poética en ese engranaje?

El flamenco está muy presente en mi vida ya que es la música de la que vivo prendado. Como consecuencia, hay poemas donde utilizo, de forma inherente, estructuras que se adaptan a esa música, algunas letras también mencionan la guitarra u otros elementos flamencos, incluso me atreví a diseñar una estructura poética inspirada en un compás de amalgama eminentemente flamenco. Yo los he llamado poemas de amalgama y su estructura guarda una relación con dicho compás, algo que está explicado en el libro, a pie de página, en el primero de estos poemas.

Y un último aporte sobre este tema, aunque no sea estrictamente flamenco. El libro incluye una selección de haikus, un mundo poético muy llamativo que yo no conocía hasta hace unos cuatro o cinco años, cuando fuimos compañeros de instituto. Precisamente fue Jesús Cárdenas quien me comentó algo sobre un libro de Felipe Benítez Reyes y cierta relación entre las japonerías y algunas estructuras flamencas. A partir de ahí, me adentré en el mundo del haiku, sus características literarias, sus temáticas clásicas, su evolución hasta los haikus más modernos…, y me propuse escribir haikus. Salieron algunos, los recuperé y decidí incluirlos en el libro.

El capítulo II del libro está compuesto en prosa, ¿a qué se debe este cambio del verso a la línea?

Este cambio no es algo premeditado, solo se debe a la variedad de escritos que tenía recopilados. Por lo general, no escribo en verso o prosa según me apetezca, a veces surge uno u otro estilo cuando empiezo a escribir, de manera inconsciente. Así, cuando recopilé los textos y seleccioné los que me parecieron interesantes, observé que había de todo un poco. Pensé mucho sobre lo que iba a hacer, si publicar un poemario y dejar los textos en prosa para otra ocasión, si publicarlos en una misma edición con dos tomos, pero decidí que iría todo en un mismo libro, estructurado en dos capítulos y sus apartados correspondientes. Yo quería cerrar una etapa con este libro y si algún día volviera a publicar, sería con textos nuevos, que reflejaran una escritura más reciente a esa fecha de publicación, así que todo lo antiguo que no esté aquí, seguramente no vea la luz nunca. Y por ese motivo incluí los escritos en prosa, porque ya que me decidí a publicar, no quería que algunos textos que me parecían interesantes quedaran abocados al olvido.

¿Qué lector buscas, sensible o reflexivo? ¿Qué novedad tiene este libro respecto a otros que hayas manejado? ¿Referentes literarios?

Posiblemente haya lectores sensibles que encuentren poemas o relatos relacionados con el amor, la nostalgia, el paisaje o la imagen, características que pueden favorecer esa conexión con la sensibilidad, pero también puede que haya lectores reflexivos que encuentren textos para la introspección cuando se tratan conceptos científicos o filosóficos como el tiempo, la paradoja, la geometría, el caos. Y también cabe la posibilidad de encontrar escritos que contengan rasgos para unos y otros, y según la forma de leer y comprender de cada uno, sacarle esa parte de esencia. En ese aspecto, me gustaría que hubiera variedad de lectores.

La novedad que puede presentar este libro es la dualidad. Hay que tener en cuenta que está escrito por una persona relacionada con el ámbito científico, por formación académica y por vocación, pero arraigada a sus orígenes, observadora, pasional, interesada en las artes y las letras. En esa dualidad, que no necesariamente tiene que ser una ambivalencia, mi mente busca el análisis, las estructuras, la lógica o la deducción, pero también percibe la estética, la armonía, la sensorialidad, las cuestiones vitales, así intenta escribir desde el raciocinio, pero incurre en lo irracional o, por el contrario, se desboca en lo pasional y acaba en la reflexión. Cuando releo mis escritos desde una posición imparcial y objetiva, es lo que veo, a mí mismo en dos estados distintos, pero que se complementan.

Mis referentes literarios, en lo que a poesía se refiere, son Antonio Machado, Federico García Lorca y Gustavo Adolfo Bécquer. Después, he leído a muchos y muy diversos poetas que me atraen y de los que, seguramente, haya sacado ideas para inspirarme. Podría citar una larga lista. También me gusta leer poesía de otras culturas; además de poesía oriental, como en el caso de los haikus, he leído poemas de escritores palestinos, que me parecen trágicos y muy duros, así como a poetas rusos y de Europa del Este, siendo la escritora polaca Wislaswa Szymborska, premio Nobel de Literatura, una de las que más me han conmovido.

Por último, haría una referencia a Jorge Luis Borges porque trata aspectos científicos en sus escritos de una forma que me parece acertada en muchos casos y lo hace de una manera asombrosa. Pero, además, un libro suyo titulado “El hacedor” me dio la confianza necesaria para publicar un libro como el mío, porque Borges mezcla allí varios estilos de literatura corta como poesía, relatos, prosa reflexiva o breves ensayos. Es verdad que hay una diferencia perceptible, “El hacedor” puede parecer una miscelánea donde vamos encontrando géneros entremezclados y “Palabras encadenadas” sí tiene una estructura que separa géneros, aunque eso no quita que en la mente de Borges hubiera algún orden, para ese libro, mucho más perfecto que cualquier estructura mía. Pero, tienen ese aspecto en común, la variedad de géneros dentro de un mismo libro.

¿Cuál dirías que es el fin último del poemario? ¿Es la poesía una herramienta útil para la vida?

Supongo que el contenido del poemario es más un medio que un fin, pero el poemario, como objeto físico, como libro, representa un reto personal, inesperado, en cierto modo, porque jamás pensé en hacer públicos mis poemas y reflexiones, pero tuve la suerte de tener cerca a personas idóneas que me alentaron a hacerlo. En realidad, escribo desde que tengo uso de razón, pero nunca pensé escribir un libro de estas características. Hace unos años comencé a enseñar mis escritos a amigos y compañeros de trabajo y hubo algunos que me animaron a publicar porque veían cierta calidad en los escritos, incluso un estilo personal. Quizás mi formación académica, más científica que literaria, haya influido en ese estilo o en el grado de abstracción en el que se mueven algunos textos más científicos o filosóficos. Así que, el fin del poemario es la posibilidad de ofrecer algo, como autor, que pueda tener cierto interés literario para un público más o menos amplio y diverso, y es una forma de comprobar si lo que escribo trasmite alguna sensación a otras personas, no las deja indiferentes o les parece sugestivo.

Respecto a la poesía y su utilidad en la vida, la poesía es un medio de vida, y considero que la poesía es útil para el que escribe porque le ayuda a expresarse de algún modo, a desahogarse en soledad, a reflexionar sobre lo complejo y sobre lo cotidiano, a conocerse a sí mismo un poco más…, pero también le puede ser útil al que lee, por motivos similares, aunque recíprocos, como empatizar con alguien a quien quizás no conozca, a entender mejor su propia situación a través de algo, a priori, ajeno, a comenzar a observar lo que antes pasaba desapercibido para sí mismo, a comprender que sus circunstancias particulares son únicas, pero caben dentro de otras más generales que se pueden adaptar y, a veces, las puede encontrar escritas. La poesía es útil si la comprendes, desde dentro o desde fuera, y es relativamente sencillo encontrar poesía comprensible para cada uno de nosotros, porque es un mundo tan enorme y diverso que no creo que haya nadie que no pueda sacarle partido en algún momento de su vida.

He leído que se trata de un libro con fines solidarios, ¿podrías contarnos en qué dimensiones?

Yo siempre tuve en mente hacer algún tipo de donación cuando publicara este primer libro. Lo que no sabía exactamente era a dónde iría dirigido. Hay varios temas, unos más personales y otros más sociales, por los que me podía decantar, pero al final, por circunstancias sobrevenidas, elegí una asociación que lucha contra el cáncer para la cual donaré un 10% de la recaudación de la primera tirada. En definitiva, redondeando al alza, 250 humildes euros que en breve llegarán a su destino, porque esa primera tirada de libros ya está vendida.

¿Cuál dirías que es el ingrediente imprescindible en tu poesía?

Cuando escribo, mi mente tiene dos ideas para llevar a cabo. A veces, consigo plasmarlo con palabras y otras veces me resulta más difícil hacerlo, pero mi poesía, hasta ahora, siempre ha ido en esa línea. La primera idea es pretender que mis poemas tengan lecturas graduales en cuanto a complejidad, desde una primera lectura literal, más descriptiva y emocional, hasta la más extrema que tiene un trasfondo difícil de percibir exactamente, como un secreto que dejo plasmado en el papel a través de la metáfora o el encubrimiento, pero que jamás desvelaré. Entre medias, distintas formas de verlo o interpretarlo y diversos matices que para unos pasan desapercibidos, pero para otros pueden ser cuestiones significativas. Y la segunda idea es intentar que mis escritos tengan un final inesperado, me gusta cambiar la dinámica de la historia y procuro acabar el poema con algo que deje en el lector una sensación de asombro. Y, aunque creo que todo es mejorable, porque cada vez que revisas un poema puedes perfeccionarlo con palabras, con expresiones, con matices, hay un momento donde tienes que parar, así que, si consigo plasmar esas dos ideas, esos dos ingredientes, en un poema, lo considero prácticamente concluido y me doy por satisfecho.

 Por último, podrías dejarnos uno de esos poemas que recitarás próximamente…

Antes de nada, quiero expresar mi gratitud. Ha sido un placer esta entrevista en “Culturamas”, mucho más, si cabe, por la persona que me ha entrevistado, Jesús Cárdenas, al que conozco personalmente, y sé de su productiva actividad literaria, no solo como escritor, sino también como crítico y estudioso, por lo que se convierte en un honor, para mí, que haya estimado oportuno hacerme esta entrevista. Y, ahora sí, mando un afectuoso saludo. Dejo aquí este poema de Palabras encadenadas para los lectores de “Culturamas”:

 

El último llanto (poemas de amalgama)

I
Quién canta bajo la luna
si esta noche no hay sirenas
en los mares de los sueños.

 

Qué coral llena mi alma
si ningún orfeón desnudo
se atisba entre los misterios.

 

Si no hay tenor ni soprano
que a dúo se batan en duelo.

 

Si no hay un vals donde dancen
estrellas del firmamento.

 

Si no hay cantar vespertino
de pájaros en el cielo.

 

II
Quién tañe en el inframundo
si no suena para Eurídice
la mágica lira de Orfeo.

 

Qué ulula de madrugada,
vibrando en cuerdas de oro,
con liturgias del Averno.

 

Será el laúd de Ziryab
con su diapasón de ébano.

 

Será Stradivarius, violín
que enlaza vibrato y trémolo.

 

Será algún sitar de Persia
con glissandos de un ancestro.

 

III
Quién robó las siete notas
del himno a San Juan Bautista
para afinar sus clarines.

 

Qué sol reemplazó en su clave
el arpa del arcoíris
por el color de un eclipse.

 

Qué armónica de cristal
tuvo a Saturno de almizcle…

 

Solo fue el eco del viento
reverberación tan triste:

 

Fue esa trágica canción
mi propio canto del cisne.

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