«Monsieur Goya», una peculiar indagación de Sanchis Sinisterra

Por Horacio Otheguy Riveira

El veterano escritor José Sanchis Sinisterra no se conforma con las numerosas biografías de Francisco de Goya y Lucientes, más bien las pone en duda a partir de 1821 hasta su muerte en 1828, con estancia en Burdeos, Francia. Sospecha, se inquieta, busca, como suele, entre las luces y sombras del lenguaje teatral puesto al descubierto. No se inhibe. Hasta crea «otro» autor, y lo coloca en la cabina, fuera de escena, dirigiendo las secuencias, llevando y trayendo la voluntad de personajes huidizos, excepto el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín, el gran amigo del pintor —primer traductor en castellano de Hamlet, 1792-1795—, también resguardado en Burdeos, ambos fuera de la miserable, ruin y violenta España del tirano Fernando VII, pues después de expulsar a los napoleónicos franceses nos quedamos con lo peor de nuestra casa: Iglesia y monarquía sátrapa.

Pero el autor que no aparece en escena, que está tras las espaldas del público, pero a quien escuchamos con claridad, intenta rescatar episodios, sentimientos, reflexiones políticas mientras Goya se escabulle, permanece fuera de escena entre tinieblas, y nunca le vemos. Seguirá deambulando como si fuera una de las fantasmagorías de moda como atracción popular. Casi octogenario, Goya sigue pintando, le rodea su familia bastarda, algo más o menos impreciso en escena, como casi todo lo que transcurre entre la penumbra de un doble juego, muy pirandelliano, rompiendo los esquemas de aquellos Seis personajes en busca de autor, si bien todos ellos tienen momentos de rebelión, de áspera renuncia a seguir el mandato del dramaturgo.

Sanchis Sinisterra parece divertirse, y sin embargo también me queda la sospecha de que le tiene preso una melancolía muy grande ante la imposibilidad de ir más allá en su propio Monsieur Goya. Una indagación, ante la imposibilidad de lograr atravesar el río que divide en dos el escenario, para convertirlo en otra obra de arte del dramático personaje.

El resultado escénico lo resuelve la directora Laura Ortega, procurando siempre atraparnos con humor y buen ritmo de comedia ligera. Lo consigue a medias porque es inevitable que entre los requiebros y sofocos del auténtico autor y el que está corrigiendo la función constantemente y las delicadas interpretaciones de los actores, solo nos atrapan con rigor dos personajes: la voz en off del autor y Moratín, interpretados estupendamente por Alfonso Delgado (al que se le ve en el saludo final) y Alfonso Torregrosa (foto derecha), ambos destacando las zonas mejor resueltas del texto, junto a un reparto que juega con profesionalidad, dentro del extraño desamparo de sus papeles.

En definitiva, una búsqueda lanzada con afán de ser compartida, ideal para un público inquieto que tampoco se conforma con lo conocido y desea seguir de cerca la nueva innovación del autor de La noche de Molly Bloom, Ay, Carmela, El cerco de Leningrado, El lector por horas, muy pronto sorprendiéndonos con otra indagación histórica, los naufraios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca:

«A través de una forma dramática informe, de una teatralidad que asume gozosamente el fracaso de la coherencia, de la consistencia, de la causalidad lineal, de la unidad estética, de cualquier Poética, en fin, aristotélica, Naufragios de Álvar Núñez nos induce a plantearnos la problemática de la alteridad, el fracaso de la relación con el Otro como paradigma de la conquista de América, de toda conquista y colonización, de toda tentativa de colonizar al otro, ya sea ignorándolo, negándolo, impidiéndole ser otro o destruyéndolo». Sucederá a partir del 12 de febrero en el María Guerrero con dirección de Magüi Mira.

 

Reparto: Inma Cuevas, Alfonso Delgado, Font García, María Mota, Fernando Sainz de la Maza, Alfonso Torregrosa y Andrea Trepat.
Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra
Dirección: Laura Ortega
Videoescena: Daniel Canogar
Música: Suso Saiz
Iluminación: Francisco Javier Sarrión Mora Vestuario: Almudena Bautista
Asesoría artística y técnica: Javier Ruiz De Alegría
Ayte. de dirección: Juan Menchero
Fotografía / Video: David Ruiz
Espacio sonoro: Quique Mingo
Aytes Videoescena: Jorge Anguita Juan Carlos Roldán
Audiovisuales: Edu Ruiz Chini 
Producción ejecutiva: Jesús Sala
Dirección artística: Nacho Marín

Agradecimientos: Jacinto Bobo, Daniel Sánchez Salas, Francisco J. Rodríguez Chaparro, Samuel Alarcón, Lorena Paz, María Morales, Juan Vinuesa, Alfredo Cuevas y Q17 Studios.

Actividades de participación:  Sala polivalente.  Entrada libre hasta completar aforo.  MÁS INFO
Encuentros con el público: 17 y 31 de octubre (al término de la función).
Proyección del documental Oscuro y lucientes de Samuel Alarcón. 26 de octubre. 17 horas.
La fantasmagoría en Goya.  Charla / encuentro con componentes del equipo artístico de Monsieur Goya. 7 de noviembre, 18 horas.
Una producción del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, donde se representará hasta el 10 de noviembre de 2019

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