Feliz recuerdo de un musical innovador: «Mierda de artista»

Intimista, divertido, sutil y espectacular porque la cosa arranca por ser un musical en pequeño formato, de reducido reparto y pocos músicos en vivo, y sin embargo, es tanta la capacidad de crear de sus componentes que logran transgredir los tópicos y crear un lenguaje nuevo. Además, el compacto elenco se atreve con hechos reales que parecen fantásticos en el colmo surrealista de la realidad de la mercadotecnia y el fenómeno cultural que debe venderse a cualquier precio, como sucedió con la enlatada mierda del artista italiano Piero Manzoni, estrella del llamado Arte Conceptual, irónico, burlón y, desde luego, sumamente ingenioso. Vivió demasiado poco tiempo como para saber hasta donde sería capaz de llegar, pues murió en Milán —ciudad emblemática del arte y la moda italianos— en 1963 con solo 29 años.

Esta pieza teatral española trata sobre el momento de mayor éxito de un producto del artista, y en ella hay muy buena música, mucho talento y profundidad de campo suficiente para comprender la tragedia contemporánea que se esconde tras tanto despliegue de dinero y estrepitosa frivolidad.

Reproducción de la crítica publicada en CULTURAMAS el 12 de junio de 2014

Del intimismo de «Pegados» al despliegue de una jubilosa «Mierda de artista»

 

Por Horacio Otheguy Riveira

 

El mismo equipo de «Pegados», el pequeño-gran musical que además parodiaba brillantemente el género, vuelve más inspirado aún, con más medios: cinco intérpretes y tres músicos —uno de ellos también coautor y actor— lo dan todo con gran disciplina profesional, y una sensación de frescura incomparable para glosar una «Mierda de artista» con base en los hechos reales protagonizados por Piero Manzoni en 1961.

 

De izquierda a derecha, un gran equipo del que se esperan muchas aventuras como esta: Frank Capdet, Xènia Reguant, Ferrán González, Gemma Martínez, Nanina Rosebud, Joan Miquel Pérez.

La palabra mierda está en boca de todo el mundo para un sinfín de situaciones: para esto, para aquello y lo de más allá: el dinero, el trabajo, la política, la casa bocabajo, los programas de televisión, el IVA en la cultura, el fútbol y sus ganancias desproporcionadas, quien más quien menos la utiliza, pero sólo hubo un tipo que se atrevió a convertir en negocio sus propios excrementos aprovechando una coyuntura en su país natal, Italia. Fue Piero Manzoni quien creó unas latitas de conserva a lo Andy Warhol con sus sopas Campbell —tan kitsch aquél, muchos años después— pero Piero fue más allá y consiguió vender en un mercado ultraesnob su simple, sencilla, divertida y a la vez tremendamente revolucionaria Mierda de artista.

Con personajes con gancho, algunos muy hilarantes y un texto siempre brillante y divertido, se ha creado una comedia musical con canciones especialmente compuestas para la ocasión con el fin de homenajear el género, reírse un poco de sus tendencias ternuristas en exceso, y a la vez rendir cierto culto al encantador universo de ese mundo en el que se vive cantando porque cantando se vive mejor.

La fuerza inspiradora de Manzoni es muy interesante, ya que aquellos hechos dejaron al descubierto muchos disparates característicos de nuestro sistema de vida eminentemente mercantil.

En 1961 Piero Manzoni, un artista de vanguardia ya reconocido, presentó una colección de 90 latas metálicas de reducido tamaño que contenían «según rezaba la etiqueta firmada por el autor» 30 gramos de Mierda de Artista conservada al natural. En su presentación el precio de la obra se equiparó al valor del oro. El último ejemplar se vendió hace muy poco tiempo: el 22 de mayo de 2013 al módico precio de 109.500 euros. [Para más datos, ver artículo de julio 2013 en CULTURAMAS].

Lo que parece surgido de un guión surrealista, fue una realidad escalofriante expuesta en museos de prestigio mundial como el MOMA, la TATE Modern, o el Pompidou. Ahora se conmemoran 50 años de la muerte del contra-genial autor, responsable de la mayor sátira del mercado del arte contemporáneo. Una sátira, por otra parte, muy lucrativa. Y a la vez trágica, ya que falleció de un infarto en su lucrativo Estudio a la edad de 29 años.

En la España actual donde se columpia una corrupción «intocable» en las más altas esferas «democráticas», mientras en la calle se detienen a manifestantes e incluso se les mete en la cárcel, Mierda de artista adquiere un sentido especialmente interesante donde nada es lo que parece y lo que sucede es muchísimo peor que lo imaginado… Eso sí, entre canciones y bien elaboradas escenas teatrales por un equipo excelente de profesionales.

Xènia Reguant y Nanina Rosebud: bellísima escena con nostalgia de amores perdidos.

 

Aunque el punto de partida es escatológico, el espectáculo se permite muchos paseos por el amor y la amistad y sus múltiples recursos para mantenerse en pie, aprovechando el carácter sentimental de los personajes, creando situaciones ingeniosas y a la vez emotivas, ya que continúan desarrollando el estilazo de Pegados, parodiando el género desde la pasión por el mismo, por eso los aficionados a los musicales están de parabienes, pueden reírse de sus debilidades y mohínes, y además emocionarse y pasárselo en grande con la estupenda calidad de las composiciones y las voces de sus intérpretes.

Un equipo plenamente integrado en el que las tres actrices lucen vis cómica y dominio de cantantes. Los hombres cantan y bailan de maravilla, con especial lucimiento de Ferrán González, coautor y protagonisa, capaz de lograr el muy difícil perfil de melancólico rompecorazones, artista angustiado y dúctil cantante-bailarín en complicidad con unos músicos que participan perfectamente en el otro elemento característico de esta Compañía: jugar al teatro dentro del teatro en un círculo muy atractivo de guiños y desplantes, con sublimes momentos donde parecen homenajear al gran Stephen Sondheim de Follies y Sweeney Tood.

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Mierda de artista

Autores: Ferrán González y Joan Miquel Pérez
Dirección: Alícia Serrat
Dirección musical: Joan Miquel Pérez
Intérpretes: Ferrán González (Piero Manzoni), Xènia Reguant (Apollonia Avaloni), Gemma Martínez (Sofia Canevaro), Nanina Rosebud (Paola Pisani), Frank Capdet (Enrico Castellani), Joan Miquel Pérez (Agostino Bonalumi).

Músicos: Joan Miquel Pérez (Pianista), Eloi López (Batería y percusión), Paco Weht (Contrabajo).

Producción: Irene Reig
Escenografía: Nil Brullet
Diseño de iluminación: Albert Pastor
Diseño de sonido: Carles Aulí
Vestuario: Laia Cambrils
Caracterización: Tere Alonso
Coreografía: Marta Tomasa
Fotografías y diseño gráfico: Javier Naval

Lugares y fechas:

Teatros del Canal, Madrid, hasta el 15 de junio.

Teatre Poliorama. Festival Grec 2014. Barcelona, del 27 de junio al 27 de julio.

 

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