«Los papeles de Sísifo»: el terrorismo de estado en el País Vasco

Por Horacio Otheguy Riveira

Una Compañía teatral vasca trae al gran Teatro María Guerrero un tema de Euskadi, una historia propia que nos la representa en castellano, cuando su origen es en euskera. Esto ya es, de por sí, muy plausible, una satisfacción inesperada para el público de Madrid. Por nuestras salas oficiales deberían pasar más a menudo espectáculos de otras comunidades (también lo hace, cada tanto, el Teatro Español). Dicho esto, lo más importante a destacar es que la representación tiene varias facetas de notable predisposición al juego de la verdad histórica acallada por todos los medios de comunicación influyentes: por un lado, la dramatización de la busca y captura represiva al estilo Margaret Thatcher frente al IRA, es decir, esgrimir el Estado de Derecho propio de una democracia moderna para escudar la injusta persecución utilizando la misma barbarie que los asesinatos del tiro en la nuca. La caza y la tortura se expresan en escena con claridad en violentas escenas muy bien estructuradas. El todo vale de los defensores del orden, denunciado con claridad.

Todo sucede con una simultaneidad de escenas que en la primera parte genera cierta confusión entre lo que sucede en un periódico, en la calle y en los “interrogatorios”, pero a poco que nuestra capacidad audiovisual se adapta, personajes y situaciones se siguen con mucho interés con una suerte de armonía realista muy lograda, tanto en la cotidianidad de conflictos y camaradería de la redacción periodística como del paralelo juego del policía perverso que golpea orgulloso de autollamarse Torque, de Torquemada, y su compañero en connivencia con una jueza corrupta. Los golpes corporales y el sufrimiento de sus víctimas se exhiben en proscenio, mientras el devenir de los periodistas sucede detrás: espectáculo-denuncia de cuando en España se acallaban todas las voces que censuraran el comportamiento de Las fuerzas de seguridad del Estado, y en el mejor de los casos aplaudiendo la tortura como una de las bellas artes con tal de salvarnos a la gente de a pie del terror de los únicos criminales. Un infantilismo cruel que maneja el discurso de la clase dominante en todo el mundo, aquí presente con la dinámica de un teatro contemporáneo que afina el interés de la narrativa escénica, sin el cual todo discurso bienintencionado carece de fuerza.

En definitiva, teatro político comprometido con hechos del pasado reciente en un contexto artístico riguroso con atractivas secuencias de estilo cinematográfico, en las que el intimismo relajado de algunos personajes convive en el mismo escenario con la brutalidad policial.

 

La redacción del periódico en tiempos moderadamente normales, con dificultades económicas. No tardará en estallar el acoso y derribo de la represión.
Una de las escenas simultáneas: llueve en la ciudad, los intérpretes esgrimen aerosoles de vapor. A izquierda, una periodista novata que va de sorpresa en sorpresa (Olaia Gil). EN el suelo, el primer caído en manos de la policía, el escritor Torregarai (Anjel Alkain).
Diversas situaciones de tortura que no deja señales en el cuerpo. Con Asier Hernández e Iñaki Rikarte como los policías, y Asier Hormaza en el papel del detenido.
Markos Marín interpreta al director del diario y el más acosado. Asume con variedad de registros las escenas más completas, que van de lo cotidiano a la desesperación ante la agresión física, indefenso e inocente. El agresor, Iñaki Rikarte, más conocido entre nosotros como director de espectáculos excelentes como  El desdén con el desdén, en la CNTC.
Los policías Asier Hernández e Iñaki Rikarte en los extremos; en el centro, Mireia Gabilondo como la Jueza Natalia Ruiz Arcas; a su lado, un oscuro secretario, Alexandru Stanciu.
Markos Marín tras reiteradas torturas las denuncia. La jueza le interroga y asegura que el detenido miente. El cinismo de la magistrada produce escalofríos ante la indefensión de quien vimos sufrir en varias escenas. Entre Marín y Mireia Gabilondo, una de las escenas más logradas.

Tal y como afirma uno de los personajes de la obra, un periódico “es como Guerra y paz en pequeñito”. Una novela interminable que caduca cada día. El caos del mundo apretado en cuatro columnas. No es de extrañar que su vocación les guíe: la de los periodistas es una misión imposible: mientras en la redacción del diario combaten la precariedad y el desengaño y luchan contra reloj por la precisión y la veracidad, el poder mueve los hilos para intentar controlar la información. Es labor del periodista indagar y preguntar, pero ¿qué sucedería si cambiasen las tornas y el interrogado fuese el periodista?

Esta obra, inspirada libremente en el “caso Egunkaria”, es un homenaje al periodismo, así como a todos aquellos medios que han sido clausurados injustamente.

LOS PAPELES DE SÍSIFO
Escrita por Harkaitz Cano y dirigida por Fernando Bernués

Reparto (por orden alfabético)

Torregarai: Anjel Alkain
Joseba: Joseba Apaolaza (funciones en euskera); Mikel Losada (funciones en castellano)
Txano: Iñigo Azpitarte (funciones en euskera); Xabi “Jabato” López (funciones en castellano)
Jueza Natalia Ruiz Arcas: Mireia Gabilondo
Mónica: Olaia Gil
Portu: Asier Hernández
Langueiro: Asier Hormaza
Karmelo Beramendi: Markos Marín
Torque: Iñaki Rikarte
Rubén: Alexandru Stanciu
Maialen: Dorleta Urretabizkaia

Escenografía y música en directo: Ikerne Giménez
Iluminación y video: David Bernués
Vestuario: Ana Turrillas
Dirección adjunta: Kike Díaz de Rada
Ayudante de dirección: Sara Cózar
Fotografía: Mikel Blasco y Bárbara Sánchez Palomero
Diseño de cartel: Equipo SOPA

Coproducción
Centro Dramático Nacional y ANTZERKIZ (Teatro Arriaga de Bilbao, Teatro
Principal de Vitoria-Gasteiz y Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián)

TEATRO MARÍA GUERRERO. CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL. HASTA EL 2 DE MAYO 2021

 

 

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