El payaso de Pepe Viyuela regresa a su primer hogar en el Teatro del Barrio

Por Horacio Otheguy Riveira

Un actor que se adapta a cualquier género y disfruta a lo grande, confiesa ser especialmente feliz de las posibilidades creativas de su entrañable rol de payaso, ya demostrado en numerosas ocasiones y en organizaciones benéficas. Empapado con claridad de una vertiente ideológica eminentemente solidaria con las causas más nobles, esta reaparición significa mucho para la sala que vuelve a acogerlo, vivamente comprometida con sus mismos ideales artísticos e ideológicos. Por todo ello cuando se habla de un retorno emocionante, se está hablando de un mundo teatral poblado de aventuras, de riesgos, de vértigo y esperanza. Un hombre de teatro que rinde tributo al más antiguo de los personajes cómicos de la historia, creado a cara descubierta, sin maquillaje, honesto heredero de Buster Keaton, padre máximo de la facultad excepcional de convertirse en un hombre-de-goma, torpe, ingenuo y finalmente triunfante en las sonrisas y las carcajadas que genera, es decir, en la felicidad que brinda a niños y adultos.

Todos a una para reír y aplaudir el talento y la coherencia de un gran artista.

En una sociedad obsesionada con el éxito, el payaso se ve como el perdedor. Como una persona fracasada, torpe. Sobrepasada por tanta exigencia de productividad. Así que su presencia nos humaniza, reivindica nuestra fragilidad, nos conmueve. No digan que no es para ponerse muy a su favor. Aunque, para el poeta y actor Pepe Viyuela, esa figura también es sinónimo de éxito: el que le dio aquel personaje estrepitoso que se enredaba en unas escaleras. Lo creó para poder navegar solo, ante el desafío que supone entrar en una compañía y permanecer en ella. Por primera vez lo representó en la Sala Triángulo, hoy ya cerrada y en cuyas instalaciones se ubica ahora el Teatro del Barrio. Y a este escenario vuelve, entre el 23 y el 25 de julio, con su icono. Será en el espectáculo unipersonal Encerrona, dirigido por la actriz Elena González.

Una reflexión sobre lo cotidiano desde la perspectiva del payaso. El personaje vive la experiencia de haberse quedado atrapado en el escenario. Cuando entra en escena no sabe dónde se está metiendo. Es un personaje engañado que entra allí porque le han dicho que ese es el camino y, de pronto, se encuentra frente a un público que le mira y parece exigirle algo. Él no viene a actuar pero se ve obligado a ello. El terror que provocan las miradas de ese público lo lleva a querer escapar, a buscar una salida. Solamente hay una, pero hay “alguien invisible” que le impide escapar y le obliga a permanecer en el escenario, enfrentándose a esos ojos que no se apartan de él.

Durante una hora y cincuenta minutos, como un bufón de corte arrojado al salón del trono, se ve obligado a actuar para el público que le observa. Está solo ante el peligro y sus únicos compañeros de travesía serán, a partir de ahora, una serie de objetos cotidianos con los que intenta salir del paso: una guitarra, una silla, una chaqueta, un periódico y una escalera. Con ellos como escudo, juega e improvisa, sufre y se divierte. Los objetos se transforman en sus manos en grandes amigos o en terribles enemigos, porque ha olvidado, o quizá no ha sabido nunca su uso.

Como un niño, se enfrenta por primera vez a los objetos, para nosotros cotidianos, y para él absolutamente misteriosos y sorprendentes. Subir por una escalera o ponerse una chaqueta constituyen  tareas casi imposibles. De nuevo nos encontramos ante una metáfora en la que el payaso es cada uno de nosotros y su juego no es sino nuestra vida, estamos obligados a existir y obligados a actuar, no sabemos dónde nos hemos metido y debemos seguir adelante.

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Y como si todo esto fuera poco, una grata sorpresa en el papel de Sherlock Holmes en ficción sonora dirigida por una gran profesional del medio como Mona León Siminiani: Muy de Sherlock en el podcast de Amazon Prime, Audible.

Pepe Viyuela afronta también con admirable capacidad el personaje más importante de la literatura policiaca, creado por Sir Conan Doyle en 1887, y desde entonces reeditado con éxito mundial, adaptado a la radio, el cine y la televisión, ahora con guiones especialmente creados para esta gran producción que aúna misterio y humor con la elegancia del autor y la creatividad propia de podcasts actuales.

 

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