REDACCIÓN.
Gerda Lerner, en La creación del patriarcado, nos previno ya en 1986: «El patriarcado es un constructo urdido para un fin muy concreto que, como todo proceso histórico, tiene un comienzo y también un final. Su tiempo parece haber tocado a su fin. Ya no satisface las necesidades de hombres y mujeres, y su vínculo con el militarismo, la jerarquización social y el racismo ha amenazado la existencia misma de la vida en la Tierra».La filosofía nos enseña que lo importante son las preguntas que nos hacemos, siempre que formulemos bien nuestros interrogantes y nos preguntemos por el fundamento de nuestros proyectos. La ética, por su parte, es una invitación a ponerse en el lugar de los demás, y sucede que hasta ahora los hombres no se han puesto en el lugar de las mujeres. Con ellas ha valido casi todo: desde borrar su nombre y su historia hasta la violencia sexual. La filosofía y, con ella, la ética puede ayudarnos a comprender las enormes contradicciones a las que tienen que enfrentarse las mujeres en un mundo patriarcal al que los filósofos, aun sin haber estado a la altura, sí aportaron una manera de pensar crítica que nos ha llevado a ser conscientes de las desigualdades y a cuestionar el sistema.
Ana de Miguel, alumbrada por una vocación pedagógica que nace del estudio de esta problemática y de su tratamiento a lo largo de la historia de la filosofía y de la ética, nos invita a enfrentarnos al reto de escudriñar en los cimientos de esa doble verdad fundacional que sustenta al pensamiento patriarcal; esa suerte de doble rasero que tiene como fin perpetuar las presuntas diferencias entre ambos sexos sobre las que se asienta tan endeble e injustificable discriminación, así como a comprender el porqué de las injusticias que de dichas aberraciones se derivan. Reflexión que atañe, por igual, a ciudadanas y ciudadanos, sin distinción de sexo o credo, y que puede y debe conducirnos a abrazar una aproximación a una ética –para amadoras, y no solo amadores– que nos permita dejar atrás tan caducos e insostenibles constructos y abordar el camino hacia la construcción de una sociedad más justa y más habitable.

