«Vetusta tiene nombre de mujer», de Jesús Torres, versión libre de La Regenta de Clarín

Por Horacio Otheguy Riveira

El creador (autor, director e intérprete) Jesús Torres es un combatiente del teatro a todas horas. De allí que de pronto coincidan en una misma sala propuestas tan distintas como Puños de harina, donde es un boxeador del siglo XXI, y Vetusta tiene nombre de mujer, versión libre de La Regenta, el clásico de Leopoldo Alas, Clarín, publicado por vez primera vez en dos tomos entre 1884 y 1885, con adaptaciones para cine y televisión pero por vez primera en teatro. Esta coincidencia ocurre en el Teatro Galileo-Quique San Francisco de Madrid en estos días, y en ellas la productora que también dirige Jesús Torres nos regala visiones críticas de la sociedad de todos los tiempos con gran riqueza escénica.

Puños de harina en un horario y La Regenta en otro. La primera es una reposición y la segunda un estreno. Ambas juegan con funciones paralelas para estudiantes dentro del gran proyecto de Aedo Producciones:

En el aedo no hacemos solo teatro. Queremos hablar contigo, estar conectadXs y entablar un diálogo continuo con espectadorXs, artistas y docentes. Ponemos en escena obras de Teatro Clásico, pero también Teatro en Valores, Teatro Multidisciplinar… y somos una compañía pionera en desarrollar estrategias de gamificación relacionadas con las artes escénicas: serious game, videojuegos, libros, redes sociales… Usamos todas las nuevas tecnologías para estar CERCA DE TI.

La Regenta es la gran novela del siglo XIX español. Las pasiones, odios, celos y obsesiones que despiertan a su protagonista en Vetusta, sirven a Leopoldo Alas Clarín para llevar a cabo una radiografía de la España de la época, sometiendo a una irónica crítica a todos los estamentos de la sociedad del momento.
Ana Ozores se casa con el antiguo Regente de la ciudad, un hombre mucho mayor que ella y, a la vez, comienza a ser cortejada por otros hombres de Vetusta. El ambiente asfixiante que comienza a vivir como esposa choca con el espíritu de libertad que tiene como mujer.

Siguiendo el estilo y la forma de entender el teatro de la compañía, nuestra visión de LA REGENTA se basa en una puesta en escena multimedia, en la que unos cuadros señoriales cobran vida y nos muestran las entrañas de la ciudad de Vetusta. De este modo, el texto se dinamiza y el escenario se transforma permitiéndonos viajar a diferentes localizaciones de la novela, como la ría, el Casino, el Coliseo o la casa de los Ozores.

La adaptación teatral de la novela ahonda en la personalidad de la protagonista, recorriendo la sociedad de la época de la mano de las mujeres que quedaron a la sombra. El texto remarca la figura femenina y reivindica el papel de la mujer en el siglo XIX y en los entornos rurales. Para ello, las escenas de la novela se combinan con testimonios actuales y reales de diferentes mujeres de la tercera edad que comparten con el público experiencias personales sobre qué significaba ser mujer en el siglo pasado.

«En Vetusta siempre se ha dicho que “Desde pequeñito se ha de criar al arbolito derechito”, pero bien saben ustedes que “árbol que torcido creció, nunca se enderezó”. Lo de Anita…, perdonen ustedes, lo de “Doña Ana, la Regenta”, se veía venir desde pequeña. Que haya acabado como dicen, tirada en el mármol de la Catedral, ha sido castigo divino para una mujer que, como Eva, venía con el pecado en su sangre.
La niña nunca conoció a su madre y gracias a eso, algo pudimos remediar. Su madre era una modista italiana, y al morir la madre y el padre andar siempre de viaje, tuve que encargarme yo de su crianza y educación, por lo que bien sé de lo que hablo, y bien conozco yo la semilla de ese árbol caído.
Yo fui su aya, su nodriza, y mi trabajo fue preparar bien el terreno para que el tronco de Anita creciera recto y tocara el cielo… pero sabe Dios lo que yo sufrí por aquellos años teniendo que encerrarla y castigarla con ayuno diario, que mientras yo comía y saciaba mi apetito, bien lloraba yo por dentro. Pero ya saben ustedes que “Hiedra que no se pega al muro, tiene mal futuro”. Y aunque “no se le puede pedir peras al olmo”, la educación de la hija de aquella “modista” había sido encomendada a mis manos y cualquier sacrificio era poco para salvar el alma de aquél pequeño diablo.
Miren ustedes, Anita conoció el pecado desde pequeña. […]».

Interpretación EVA RODRÍGUEZ CRUZ

Dramaturgia y dirección JESÚS TORRES
Diseño de iluminación NURIA HENRÍQUEZ
Escenografía y atrezzo ROBERTO DEL CAMPO
Figorinista CARMELA SILVELA
Ayudante de dirección/producción CAROL DELGADO
Diseño gráfico JOSÉ PONCE DE LEÓN
Distribución RAQUEL BERINI
Producción EL AEDO

TEATRO GALILEO-QUIQUE SAN FRANCISCO

HASTA EL 21 DE NOVIEMBRE

 

 

 

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