Las esferas del tiempo

Por Àngels S. Amorós

Rubèn Montañá (texto) y Luis Tinoco (imagen de la portada). Las esferas del tiempo. Barcelona: La Galera, 2021. 300 pp. A partir de los 12 años. Premio Joaquim Ruyra 2020.

El Basilisco es una criatura legendaria, capaz de petrificar a aquellos que se atreven a mirarle a los ojos. Como él, este asesino que se pasea libremente por nuestra ciudad es capaz de inducir a sus víctimas a un estado cataléptico. Los forenses y los ignorantes doctores de nuestra época no han logrado determinar la causa ni encontrar ningún remedio.

Dos son las principales motivaciones que invitan a leer este libro del escritor de novela y teatro Rubèn Montañá. En primer lugar, la ambientación en el siglo XIX con tintes de steampunk y, en segundo lugar y por qué no negarlo, porque la portada es preciosa y revela bastante de lo que nos vamos a encontrar en el interior del libro.

Para los lectores más neófitos en el tema, el steampunk es bastante frecuente en la literatura de ciencia ficción y suele ser habitual encontrar los desafíos tecnológicos más avanzados en escenarios del siglo XIX, sobre todo en Inglaterra, pero tal y como encontramos en Las esferas del tiempo, en otros lugares como Barcelona.

Ya entrando de lleno en la historia que nos ocupa, Las esferas del tiempo destaca sobre todo por los personajes porque están muy bien definidos y su evolución es muy notable a lo largo de las páginas. En la Barcelona de 1888 un monstruo conocido como el Basilisco arrasa por donde pisa hasta el punto provocar la muerte de varias personas. Sin embargo, los habitantes de la ciudad desconocen el terror que les vigila de cerca porque la fecha de la inaguración de la Exposición Universal en la ciudad está próxima y las autoridades mantienen en secreto la masacre.

Al mismo tiempo, Domènec descubre que tiene vínculos en común con el monstruo asesino dotado de poderes sobrenaturales y decide investigar. El chico es un huérfano que se dedica a exhibir su cuerpo lleno de cicatrices en el circo de Fenómenos. La vida del joven no ha sido nada fácil porque además de sentirse como un monstruo al que todos mirar con horror, piensa que es el único responsable de la muerte de sus padres porque él provocó un incendio sin querer cuando no era más que un bebé y que le provocó quemaduras en la totalidad de su cuerpo. A pesar de todo, Domènec es una persona íntegra y de gran corazón

Empujado por la curiosidad de descubrir sus orígenes, Domènec se alía con Sebastián, otra persona con habilidades especiales, para enfrentarse al monstruo. El objetivo de ambos es que Domènec aprenda a dominar el don que posee y los pequeños accidentes que suele provocar siempre relacionados con el fuego. De este modo, tratarán de controlar al Basilisco y detener el afán de este por dominar el tiempo pasado, presente y futuro donde el robo de unas esferas y la resurrección de algunos inventos ya perdidos tienen mucho que ver. Otros personajes reseñables en la historia son Emilia, Mariana, Gregorio y Eduard.

Una historia que se queda algo corta porque muy pronto los lectores nos encariñamos con los personajes y la espléndida ambientación nos sumerge de lleno en una época tan dura como alucinante donde además de los avances tecnólgicos retrofuturistas -típicos en el steampunk- también está presente la alquimia y las teorías sobre la desaparición de la Atlántida que son la base de los diferentes fenómenos sobrenaturales de algunos de los personajes y que funcionan muy bien en la trama.

En definitiva, Las esferas del tiempo es una lectura emocionante y muy completa que se disfruta mucho gracias a la intriga, la magia, la magnitud de los personajes capaces de todo y que se centra en el dominio del tiempo como una nueva forma de invasión de nuestro mundo tal y como lo conocemos.

Rubèn Montañá nació en Badalona el año 1983. Es actor, escritor y dramaturgo, licenciado en Interpretación por el Institut del Teatre de Barcelona. Ha publicado numerosas obras de literatura infantil y juvenil y ha participado como guionista y presentador en programas culturales de televisión. Es uno de los fundadores de la compañía EGOS Teatre, donde ha participado como actor y miembro del equipo creativo de diferentes espectáculos.

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