«Una noche con ella»: Loles León revive su cabaret de los 80 con renovada capacidad de seducción

Por Horacio Otheguy Riveira

A poco de empezar —confesados sus 71 años— Loles León rinde homenaje al mundo que admiraba de niña por la ventana del piso familiar de la Barceloneta, felices recuerdos de «putas y maricones orgullosos de ser como eran, alegres y valientes en tiempos crueles». Encantadora como en rueda de amigos contando lo que algunos saben, y muchos ignoran, entre brillantes novedades de un espectáculo de revista grandioso solo con cuatro en escena, pero que bajo la iluminación del maestro Juanjo Llorens todo parece mucho mayor, tan generoso el despliegue de luces y sombras al servicio de una actriz espléndida que sabe ser muchas mujeres, alrededor de una principal que se ríe de sí misma con un desparpajo y una felicidad tan grandes que le basta rodearse de dos guapos altísimos que la adoran, traen y llevan, seducen y enriquecen a cada paso de sus escenas en gran medida improvisadas.

Foto: Gentileza Antonio Castro.

Una noche con ella en La Latina lleva texto y dirección de Juan Luis Iborra, un creador teatral muy volcado en el género de la comedia y el music-hall con personajes muy bien estructurados, a menudo con  figuras femeninas de rompe y rasga. Así, y a bote pronto, Sofocos, GibraltareñaUn chico de revista.

Saca buen partido de la autoficción con una Loles muy dada a lanzar anécdotas de su vida en un juego de mentira-verdad sin otra importancia que la de provocar cariño y admiración por una artista de variedades que sonríe mucho y hasta se desmanda en carcajadas atravesando el rigor de la puesta en escena con el impúdico encanto de su facilidad de palabra, guiada por las risas, los silencios, los aplausos y las murmuraciones de los espectadores.

Juega a su favor que este cabaret, a imagen y semejanza del que ella misma hacía con éxito a finales de los 80, ha desaparecido como género en los 90, allá y entonces defendidos por otras cómicas como Lita Claver, Lina Morgan o Esperanza Roy… Así que esta Loles que siempre fue fiel a sí misma —gran actriz dramática cuando le han servido papeles adecuados en películas u obras de teatro— brilla ahora con un humor más provocativo que el de entonces, ya que rompe esquemas entre lo políticamente correcto de hoy en día y el desafío de cantar, con voz aterciopelada, «Quiero un pito por arriba por delante y por detrás…». Y poco después marcarse un emotivo homenaje a Federico García Lorca…

Puede ser atrevida, pero nunca zafia, incapaz de un solo taco, muy tierna siempre con las cosas del sexo libremente expuestas en relatos cortos que impulsa como jugando a los doctores; pícara como ella sola y leal amiga de sus amigas aunque se rían en su cara al verla en el hospital con una pierna y un brazo escayolados, rota la pelvis y Ana Belén y Pastora Vega muertas de risa, porque conocían el asunto que la llevó a esa situación, un romance patético, pues a punto de tirarse a Jeremy Irons, se desbarrancó por la escalera del dúplex donde el caballero la había llevado…

En definitiva: un show con mucho y muy bueno junto a tres talentos masculinos que participan de una especie de reunión familiar donde pasar Una noche con ella significa estar dispuestos a disfrutar de la generosidad de una mujer que se burla de sí misma sin abandonar el poso de tristeza de toda una vida con muchos golpes que, al fin de cuentas, regresan para olvidarse, pues como quería el gran Luis Escobar: «Las cosas horribles que me sucedieron no me pasaron jamás».

Un momento estelar de la función es cuando entre todos leen la columna que Francisco Umbral publicara en El País del 28 de marzo de 1987, y que diera un empujón muy grande a su carrera, obligándola a pasar de un Cabaret a un gran teatro:

… nos queda siempre una mujer humorista y un poco intelectual que, al mismo tiempo que la seducción, ensaya la parodia de la seducción. Y entonces, ya, la seducción es completa, pues que se ha cruzado de por medio la inteligencia. Loles León le pone a la noche madrileña ese punto y aparte de sexo irónico, desdramatiza lo canalla, que no es más que una miseria que se cree sublime, y así hace más ciudad a la ciudad, ya que el sexo trágico va siendo cosa de provincias. Precisamente, a eso responde el concepto europeo de cabaret (con te final, please, que si no es como quitarle la copa a la chistera). Un concepto que se va perdiendo entre el erotismo trágico, ya digo, y el erotismo cotidianizado, desgraciado y burocratizado. Hay que volver al cabaret como tabernáculo íntimo, como síntesis de orgías mayores, de placeres asamblearios. El cabaret es íntimo, aunque sea inmenso, y artista de cabaret es el que sabe crear intimidad…

Briel González, Yeyo Bayeyo (acordeón y piano) y Fran del Pino: tres galanes con mucho talento para servir a una antivedette que está para comérsela.

REPARTO

Loles León
Briel González
Fran del Pino
Yeyo Bayeyo (pianista)

EQUIPO ARTÍSTICO Y TÉCNICO

Autor y director: Juan Luis Iborra
Escenografía: Eduardo Moreno
Iluminación: Juanjo Llorens
Coreografía: Luis Santamaría
Dirección musical: Sarah Gómez y J.L.Rollán (Cargomusic)
Confección Vestuario: Apramp
Productor: Jesús Cimarro
Una producción de Dosesmás y de Pentación Espectáculos

TEATRO LA LATINA 

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