Ya es primavera para los libros de aforismos (I)

José Luis Trullo.- Faltan unas semanas para la eclosión oficial de la primavera (la climática y la editorial, con su ronda de ferias interminable), pero los libros de aforismos, siempre tan suyos, siempre intempestivos, se adelantan a todas las previsiones y comparecen ante los lectores ávidos de novedades con un abundante y variado surtido de propuestas de distinta clase y condición, como debe ser, con la peculiaridad de que todas ellas proceden -como ya suele ser tradición- de editoriales “periféricas”, radicadas lejos de los centros de la industria libresca establecidos: Tenerife, Granada, Santander. Vamos a verlas.

Con Planes de fuga (Ediciones del Pampalino), el escritor Bruno Mesa vuelve al género más breve tras Argumentos en busca de autor (La Caja Literaria, 2009), un plazo más que prudencial que le ha concedido tiempo suficiente para decantar un volumen que raya a gran altura, autoexigente y depurado, en el cual se percibe una mirada típicamente aforística, sin concesiones a la levedad tóxica y sí con muchos análisis ácidos y hasta cáusticos: “El optimismo necesita teólogos. El pesimismo forenses”, “Ningún uniforme te salvará de tus contradicciones”, “Ha perdido un día y cree que solo ha perdido un día”… y el que justifica el título, y quizás el género: “En la cárcel de las convicciones los aforismos son planes de fuga”.

En Interruptores (Sonámbulos Ediciones), Carmen Canet y Ricardo Virtanen, ambos autores de una ya dilatada trayectoria en la brevería, acometen un estimulante ejercicio de aforistíca a cuatro manos en torno a las luces, las sombras y los claoscuros de la vida. Este formato, el del libro a dúo, cuenta con algunos antecedentes inmediatos (Cóncavo y convexo, Meandros), pero soy de la opinión que puede dar aún más de sí: el carácter esencialmente dialéctico del aforismo, siempre atento a darle la vuelta a lo consabido, despliega todo su esplendor en las aventuras a dos voces, incluso cuando éstas no se enzarzan entre ellas de manera consciente y premeditada. Destacamos, de entre los del libro, el aforismo “Dentro de un libro vive la sombra del escritor. Afuera la luz del lector”, de Carmen Canet, y “La oscuridad no nace del vacío. La luz, sí”, de Ricardo Virtanen. Concluye el volumen una sentido colección de “homenajes” literarios a los autores favoritos de ambos aforistas.

Con Vuelo hacia dentro (Libros del Aire), de Dionisia García, principia una nueva colección de aforismos, titulada Alto Aire, a la cual hay que dar la bienvenida al panorama del género más breve por su audacia, y la enhorabuena por hacerlo con un libro inédito de la decana del aforismo español. García, que ya nos deslumbrara en El caracol dorado (Renacimiento, 2004), prosigue aquí su andadura en el apunte dando muestras de una inagotable vitalidad literaria, de la cual quedó constancia reciente en El hilo de la cometa. Antología esencial (Libros al Albur, 2019). Nos reencontramos en este volumen con la misma Dionisia de siempre, sorprendente con su sentido común y pasmosa con su tierna lucidez, virtudes ambas que cristalizan en frases hondas y necesarias: “Alumbremos cuando podamos, la oscuridad es maléfica”, “Los espejos nos alientan, están cansados de tanto apostar”, “Quien atesora pierde por ganar”…

Aforismos del Faro de la Plata, en la misma colección, nos presenta en edición de Carmen Canet un fiel y meticuloso autorretrato del escritor vasco Ramón Eder, del cual sin duda pasarán a la particular memoria del aforismo universal algunos inolvidables: “La hora de la verdad nunca llega, la hora de la verdad nunca se va”, “Sin compasión no hay cordura”, “La vida es una ficción basada en hechos reales”… Seguramente hacía falta una antología de esta naturaleza pues, como es bien sabido (y reconoce el propio autor), en un único libro de aforismos no siempre se acierta a dar la imagen más completa de la propia propuesta, y es en forma de balance retrospectivo como, tal vez, nos acerquemos a concretar lo que hasta entonces solo habíamos logrado, en el mejor de los casos, bosquejar.

Hasta aquí, esta primera entrega de las novedades aforísticas de esta primavera prematura. En breve, más: ya están llamando a la puerta…

 

 

 

 

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