Jemisin y Campbell revolucionan los Green Lantern

Portada de la edición española de Sector Lejano

Sector Lejano es un trabajo brillante que no te dejará indiferente.

El mundo de los Green Lantern es relativamente conocido, aunque parece que no acaba de cuajar en España. De hecho, si revisamos lo publicado por ECC sobre el mundo que circunda a esta especie de policía intergaláctica, nos damos cuenta que son escasas las obras que acumulan varias ediciones. Esta situación podría cambiar con Sector Lejano, una obra que la encontramos dentro del sello Black Label de esta editorial y que, desde luego, nos aporta una visión contemporánea y adulta. Poco a poco, veremos la razón de todo esto.

Jemisin opta por contextualizar la historia en el sector lejano de la galaxia conocida. Con esta sencilla idea, la brillante autora de la obra tiene las manos desatadas para idear un mundo de grupos poblacionales sorprendentes y creativos. En esta región hay una ciudad inmensa en la que conviven los “nah”, los “@At” y los “keh-Topli”. Estas poblaciones tienen reguladores de emociones para evitar conflictos, pero toda restricción, antes o después, puede generar conflicto. De ahí que fuera necesario que la Green Lantern Sojourner Mullein entre en escena para mediar en el conflicto.

La obra, por lo tanto, se mueve entre lo policíaco y la ciencia ficción. Todo ello en un sorprendente alarde de creatividad narrativa por parte de la guionista. En este sentido, el trabajo rompe moldes y te introduce en un mundo alternativo que, francamente, funciona muy bien. Ahora bien, Jemisin y Campbell han querido hacer una historia rupturista en muchos sentidos. Me explico. La narración no centra su interés en la acción-espectáculo. La historia pretende ser realista, en el contexto extraño donde se encuentra, por ello es más importante lo que sucede que cómo sucede.

Si uno se adentra en este trabajo con una mirada convencional, se va a encontrar con un cómic que no va a terminar de entender. En este sentido, el cómic es, repito, realista y, por ello, paradójico y chocante. Las emociones de la protagonista no están claras. Las soluciones que nos ofrece Jemisin no son simplonas. Recordemos que la obra está pensada para adultos y, supuestamente, comprenderemos que el mundo no ofrece soluciones simples a nuestras decisiones. Por otro lado, los autores, intencionalmente, no centran el interés en las escenas de acción que, o bien son rápidas, o bien se dan por sentadas. En este sentido, el trabajo nos recuerda, claramente, a las obras de Tom King o de Matt Fraction.

Ahora bien, Jemisin construye una historia femenina en muchos sentidos. Se elimina el carácter hipersexualizado que solemos encontrar en las heroínas del mundo comiquero. También se muestra a una protagonista creíble y realista en su actuación y en sus reacciones. Esto es, podría ser una mujer de nuestro planeta sin llegar a sorprender a nadie, salvo por sus brazos musculados. La estructura de su pensamiento y de sus pesquisas, también son realistas. Esto hace que la historia tenga que optar por una narrativa que recuerda más a una novela que a un cómic. En este sentido, pese a que tiene elementos simbólicos propios de la posmodernidad y que también utiliza la clásica estrategia posmoderna de la fragmentación, la sensación que produce en el lector es de linealidad y progreso; al estilo moderno. Otra nueva paradoja interna de la obra.

En lo relativo a la narración visual, Campbell hace un buen trabajo, aunque no es excelente. Especialmente cuando estamos ante las escenas de acción. En ellas, las viñetas pierden algo de nitidez y resultan un tanto confusas. Ahora bien, su capacidad para crear mundos, vestimentas y transmitir emociones, parece enorme. De ahí que la obra también presenta, en este ámbito, gran calidad.

Por todo lo dicho, estamos ante una obra sobresaliente que resulta necesaria para todos los amantes del noveno arte superheroico adulto y de calidad. Un trabajo sin estridencias, ni aspavientos, que huye del espectáculo superficial y gratuito, centrándose en los elementos humanos de la narración. Un trabajo que no debería pasar desapercibido.

 

Por Juan R. Coca

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