Kinky Boots: felicidad trans, festejada y compartida en un musical

Por Horacio Otheguy Riveira

Primero fue la película, sin baile ni canciones, con un trabajo formidable de Chiwetel Ejiofor y Joel Edgerton (Pisando fuerte, 2005), una coproducción de Reino Unido-Estados Unidos. Más adelante, en 2013, se convirtió en este musical que ahora en castellano se nos brinda de manera impecable en Madrid. Con música y letras de Cyndi Lauper y libreto de Harvey Fierstein se estrenó en Broadway aprovechando el aluvión de propuestas en mundo del teatro en torno al tema gay como argumento principal o secundario desde los años 70, con tal arranque, década a década, que las ficciones se adhirieron a la realidad, a medida que se liberaban prejuicios y se legalizaban los matrimonios entre parejas, del mismo sexo, facilitando más comedias que dramas en muchos estilos e idiomas.

Todo empezó en 1973 con una revolución teatral e ideológica. Un actor y director, Jean Poiret, hombre de teatro completo, también director, asumió su primera autoría teatral con una comedia audaz que muy pronto recorrió los mejores escenarios internacionales: La jaula de las locas, un dechado de imaginación insolente bien cargada del característico humor del cabaret europeo, donde el amplio espectro de los gozos sexuales siempre estuvieron en piedra libre. Poiret se adelantó una barbaridad. Entonces no se pensaba, ni remotamente, que podían existir legalmente las bodas entre parejas del mismo sexo, algo hoy habitual en países que fueron dueños de gran tradición homófoba (en apariencia sobre todo). La jaula de las locas tuvo estreno casi simultáneo en París, Múnich y Buenos Aires, y a partir de entonces se sucedieron montajes internacionales. Se realizaron varias películas en Francia (también una continuación de la primera), y una norteamericana, mientras se sigue representando como la primera obra teatral que enfoca la libertad de elección sexual desde el humor y con una severa crítica final al cinismo de la derecha mojigata. Convertida a su vez en gran musical, con dos versiones muy aplaudidas en castellano: Jaula de grillos y el original por Àngel Llàcer.

Kinky Boots, botas diferentes para bailar entre grandes amigos

Sobre una estructura tradicional de comedia musical, típica desde los años 30 —en que empezó a brillar con fuerza el género en el mundo anglosajón— esta historia de heteros con problemas salvados del hundimiento empresarial por la ocurrencia de un artista de cabaret que viste de mujer siempre en escena y casi siempre en la calle… rinde tributo al arte de comprender a los demás, elijan lo que elijan como apariencia o fiesta plena de sexualidad…

A partir de la historia real de una fábrica de zapatos en grave crisis, la necesidad de calzar botas fuertes para un mundo de travestis o, mejor aún, Drag Queens, se yergue una lucha por la vida con numerosos números musicales que despiertan entusiasmo en el público. Hay de todo, como mandan los cánones: amores frustrados y finalmente exitosos, personajes secundarios muy bien interpretados, padres duros pero de buen corazón, ambivalencia sexual, inquietudes y necesidades económicas, y sobre todo mucha pasión: la que ponen los intérpretes para bailar y cantar a la diversidad con la alegría de vivir sin prejuicios o con la capacidad de vencerlos.

Lo mejor del espectáculo son sus intérpretes, ya que la música en directo (bajo el escenario, sin ser vista) se ve compelida a un mínimo de músicos y un sonido bastante pobre, igual sucede con la escenografía, muy reiterativa, sin sorpresas a lo largo de dos horas y media. A pesar de ello, la función se ve con mucho agrado por la alta calidad del conjunto de actores-cantantes y esforzados bailarines.

Ángeles travestidos componen el ballet y tras muchas vueltas, el chico a punto de casarse también les sigue el tren sin desmontar sus preferencias sexuales. (Brillante Daniel Diges)
Junto a sus ángeles, la espectacular Lola, a cargo de Tiago Barbosa que también destaca fuera del show, como un muchacho que confiesa la lucha por ser él mismo frente al padre; foto de abajo, dúo emocionante junto a Daniel Diges.

Espléndida Angy Fernández. Divertida siempre, pero admirable cantando y bailando su traumática situación de enamorarse de un guapo con prometida más alta y esbelta. Un cuadro en el primer acto que arranca ovaciones.
Los Ángeles de Lola: estupendos bailarines: Álvaro Cuenca, Daniel Nogales, Jose Gabriel Atienza, José Montero, Sergi Terns y Jordi Díaz.

KINKY BOOTS. TEATRO CALDERÓN DE MADRID

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