En la voz de Joyce Carol Oates, Marilyn aún tiene cosas que contarnos

Por Horacio Otheguy Riveira

Marilyn aún tiene voz a través de un libro escrito hace veinte años, posiblemente el más importante que se ha publicado sobre la actriz fallecida por exceso de barbitúricos (por voluntad propia o manos ajenas) a la edad de 36 años. Joyce Carol Oates indaga y narra intensamente diversos periodos de una existencia minada por angustias ancestrales. En ella, los placeres carnales y las pasiones sentimentales acompañaron el éxito internacional, a lo largo de una desesperada necesidad de paz interior. Hermosa, fascinante, trágica y en 36 años de vida con mucho misterio detrás de apabullantes apariencias.

El enigma Marilyn está vivo, y Blonde es una biografía novelada para la que no solo no pasa el tiempo sino que se reconstruye con cada lector que la lee por primera vez o la relee reiteradamente, saltando de un capítulo a otro. En Blonde, Marilyn se sienta a nuestro lado y nos susurra al oído párrafos enteros, más lo que queda librado a la imaginación de cada uno. Es la mejor ocasión de mutua reconstrucción: la de Marilyn bautizada Norma Jeane Baker, y la de quienes seguimos pensando que fue un ser de extraordinario talento sin tiempo para demostrárselo a sí misma.

La tentación vive arriba (The Seven Year Itch, 1955): un «rodríguez» de Nueva York aspira a tener la aventura más espectacular jamás imaginada con su vecina. Un éxito de casi tres años en Broadway, se convirtió en el cine en el primer gran papel de Marilyn, gran puerta abierta a una breve carrera interrumpida por su muerte a los 36 años. Hoy nadie se acuerda del actor, Tom Ewell, por otra parte ya entonces muy poco interesante junto al esplendor de la actriz. De hecho, la obra se ha vuelto a representar en muchos países con escasa fortuna, ingeniosa en aquellos años cincuenta muy mojigatos, hoy con tímido atractivo argumental para lucimiento de sus protagonistas.

En 2000, Joyce Carol Oates publica su biografía novelada desarrollada en 936 páginas (edición española de Plaza & Janés, 2000; Alfaguara, 2012, y en la actualidad) de la que continuamente se hacen reediciones en diversos idiomas. Tras obras muy ambiciosas como las escritas por celebridades como Norman Mailer (Marilyn: una biografía, 1973), o Donald Spoto (Marilyn Monroe, la biografía, 1993), el trabajo de Oates es mucho más atractivo, manteniendo el difícil pulso de los documentos históricos (hasta incluye cartas de la protagonista) con encendida vocación biográfica, enriquecida con la potente fuerza novelística de la escritora estadounidense más importante (varias veces candidata al Premio Nobel), profundamente conocedora de muchas mujeres retratadas con gran talento en la mayoría de sus novelas, al tiempo que la más prolífica, desde muy joven responsable de libros de cuentos, novelas largas y cortas, ensayos y libros de poesía.

Una obra que no se puede leer de un tirón ni con la mayor voluntad o deseo imperioso, si de verdad se desea participar de un juego emocional intenso para intentar comprender el fenómeno más encantador, doloroso y comercial del siglo XX y lo que va de este.

Blonde es un libro para degustar poco a poco, incluso abandonarlo un tiempo y retomarlo después, no sin antes releer aquellos capítulos que más nos hayan impactado. Hay que tener en cuenta que pasearemos por su piel, nos agitaremos a su lado, descubriremos momentos de placer nunca antes imaginados, nos angustiará su dolor, nos espantarán sus crisis, y nos ilusionaremos con sus muy peculiares fantasías llevadas a la realidad…

Mucho se ha explotado su imagen en libros, reportajes, películas para cine y para televisión, así como en subastas de objetos que pasaron por su cuerpo, y en artículos de consumo. Si hay un punto de conexión entre la vida y la muerte, es de esperar que MM se lo salte, que tenga buenos amigos allá donde esté que le permitan alejarse del bullicio del Hollywood que disfrutó y detestó en vida, y que continúa ahora desplegando alas en todas partes del mundo donde se siguen viendo sus películas y escribiendo sus posibles vidas con su sobrecarga de sucias leyendas.

Entre los homenajes más amorosos que se le han brindado, el cortometraje de José Luis Garci se lleva los mayores elogios. Es una maravilla de empatía por parte de un muchacho ante la hermosa, frágil, divertida y excepcional estrella: Mi Marilyn, 1975, narrado por José Sacristán. Muy recomendable antes de entrar en este libro protagonizado por un personaje tan fascinante como enigmático, más allá de las apariencias generalmente mezquinas creadas por los hombres de la industria del cine, y todos los relatos también producidos por hombres, periodistas y/o escritores. Por eso, de entrada, tiene tanto interés el minucioso trabajo de Joyce Carol Oates: una mujer frente a otra, capaz de entrar en algunos lechos de Marilyn y compartir con ella ardientes amores con inevitable carga de inocencia. Ese aire ingenuo, por otra parte tan explotado, de la mujer de espectaculares curvas, forma parte indisoluble de la búsqueda de placeres que se parezcan al amor que necesita una chica de enorme talento que cree que no tiene ninguno.

Mujeres de Oates

La última novela publicada en España, Un libro de mártires americanos cuenta con el protagonismo de dos hombres, un médico que practica abortos con todas las de la ley, y un fanático religioso que le mata en las primeras páginas. y por ello va a la cárcel. A partir de ahí se desarrolla una larga travesía de casi mil páginas. La historia de cada uno está rodeada de mujeres, y es en sus víctimas y supervivientes por donde deambula un conflicto de raíces patriarcales. Pero el universo literario en que se mueve esta escritora es eminentemente femenino, con una variedad asombrosa de perfiles, sectores sociales y ambiciones o desdichas muy personales.

La creación de Blonde llevó mucho tiempo, pero Oates no ha parado en su compulsiva necesidad de escribir múltiples narraciones con inolvidables niñas, jóvenes y mujeres maduras. Algunas de las más notables, muy recomendables: A media luz, 2001; La hija del sepulturero, 2007; Hermana mía, mi amor, 2008; Ave del paraíso, 2009; Una hermosa doncella, 2009; Violación. Una historia de amor, 2011; Carthage, 2014… Y en 2011, tras unos pocos días de duelo, retomó su escritura de cada mañana y compuso sus Memorias de una viuda, 2011. Aunque también hay mucha producción previa, todas estas obras valiosas se producen tras los pasos de Marilyn, después del ingente esfuerzo de plasmar la sexualidad irresistible de una joven perdida, admirada, deseada, poseída, abandonada y también detestada por una legión de hombres de muy diferente perfil y condición.

Oates se permite descubrir la voluptuosidad de alguien muy hermoso para los demás que interiormente se siente menos que nadie, pero con suficiente capacidad para darse cuenta que, por muy desequilibrada que se sienta, ha de mantenerse en pie como una estrella que se expande en portadas de revistas y en la gran pantalla, de manera que tiene que borrar esa imagen y convertirse en una chica del montón para cumplir sus objetivos intelectuales: estudia en una Academia, completa formación, quiere saber, mejorar su lenguaje y sus percepciones de la realidad y de la historia, lee mucho, y para ello sale a la calle limpia de maquillaje con ropas corrientes, gafas de sol, pañuelos en la cabeza, y si después de varias semanas alguien la reconoce cambia de instituto, pero sigue adelante. Cuando entra en una importante escuela de teatro es una más, allí no hace falta camuflarse, son actores incipientes o profesionales carentes de divismo que trabajan duro y atienden los textos de un tipo genial, Arthur Miller, que se convertirá en su tercer y último marido; más de diez años mayor, vivieron juntos durante tres años y medio.

Cuando se divorciaron en 1961, Marilyn había entrado en bucle hacia su pasión autodestructiva. Amante de celebridades, el presidente Kennedy fue el último, el único presidente de Estados Unidos por el que muchas mujeres estuvieron dispuestas a dejarlo todo; tenía una corte de asesores seudoprotectores que impidió normales relaciones con la actriz. Marilyn se divorció del matrimonio más estable, con Miller, en 1961 y en 1962 apareció muerta.

Tony Curtis, Jack Lemmon, Marilyn Monroe en «Con faldas y a lo loco», uno de sus mayores trabajos. Hizo sufrir mucho a todos, más aún al director Billy Wilder, pero quedó patente que todos sus abandonos, tardanzas y problemas de rodaje quedaron en nada cuando se vio en pantalla una creación fantástica que convirtió la película en un clásico adorado a través del tiempo.

En el recorrido de este libro la vemos disfrutar mucho del sexo sólo con dos jóvenes amigos con quienes convivió en un triángulo que alcanzó la felicidad plena. Ellos también habían sido marginados por sus padres. No como ella, que tenía una madre en un psiquiátrico, y un padre que la abandonó de pequeña y cuando reapareció era un moralista que censuraba su vida y sus películas, sus amigos eran nada menos que un hijo de Chaplin, Cass, y su mejor amigo, hijo de Edward G. Robinson: sus padres no les quisieron nunca, entre otros motivos por sus tendencias homosexuales que encontraron en la personalidad y el cuerpo de Marilyn una bisexualidad espectacular que se torció cuando quedó embarazada. Una situación clave ligada a varios abortos que trastornó profundamente toda la trayectoria vital de Monroe… una mujer-niña extraviada en busca de una protección absoluta, a través de cuerpos masculinos siempre imperfectos, de los que a la larga tenía que huir.

 

«Ahora vivo para mi trabajo. Vivo para mi trabajo. Vivo sólo para mi trabajo. Algún día haré algo que satisfaga mi talento y mi deseo. Algún día. Lo garantizo. Lo prometo. Quiero que me améis por mi trabajo. Pero si no me amáis, no seguiré trabajando. ¡Amadme pues, por favor! , así podré seguir trabajando. ¡Estoy atrapada! Soy prisionera de este maniquí rubio con esta cara. ¡Sólo quiero respirar a través de esta cara! ¡Por esta nariz! ¡Por esta boca! Ayudadme a ser perfecta. Si Dios estuviera en nosotros, seríamos perfectos. Dios no está en nosotros, lo sabemos porque no somos perfectos. No quiero dinero ni fama, sólo ser perfecta. El maniquí rubio llamado Marilyn soy yo y no soy yo. Ella no soy yo. Ella es mi destino. Sí, quiero que la améis. Así me amaréis a mí. ¡Yo quiero amaros! ¿Dónde estáis? Miro y miro y no hay nadie ahí».

Todo actor arrastra una maldición y es que siempre necesita público. Y cuando el público ve esa necesidad , es como si oliera sangre. Empieza su crueldad.

En 2022 se ha llevado al cine en una película que despierta notable polémica: BLONDE, con Ana de Armas y dirigida por Andrew Dominik.

 

 

 

 

One thought on “En la voz de Joyce Carol Oates, Marilyn aún tiene cosas que contarnos

  • el 19 septiembre, 2019 a las 3:04 pm
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    Como siempre muy buena crítica de la novela, su autora y sobre ese enigmático personaje que nunca envejece. Muchas gracias

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