La suerte, y los juegos de azar, como hilo conductor de la literatura

El maestro Luis Borges sostenía que la literatura no es otra cosa que un sueño dirigido. Un acertado juego de palabras para una forma de expresión artística que ocupa multitud de ámbitos de nuestra vida. No obstante, ¿qué pasaría si contrastáramos su relación con elementos a priori bastante alejados? Efectivamente, encontraríamos más correlaciones de las previstas a ojo de buen cubero. En esta ocasión, abordamos la relación entre literatura, apuestas y juegos de azar con un texto que esperamos despierte vuestra curiosidad lectora.

La literatura como reflejo azaroso de la realidad

Los juegos de azar han formado parte de nuestras vidas desde los albores de la civilización. Y, como os podéis imagifnar, la literatura no iba a suponer una excepción a tan consistente regla. Es más, cuando se construyó el primer casino del mundo en Venecia, allá por el año 1509, la novela picaresca, plagada de apuestas, dados, naipes y trileros, estaba más de moda que nunca. No podemos olvidar que, a fin de cuentas, la literatura no deja de ser un fiel reflejo de la realidad que le ha tocado vivir, como ente viviente y sintiente, en cada momento de la historia. No obstante, ¿os habéis parado a pensar la cantidad de obras que incluyen el juego como temática tractora o eje motor? Nosotros sí, y ya os hablábamos sobre ello hace algún tiempo.

Con licencia para jugar

Desde Dostoievski hasta Charles Bukowski, pasando por Henry Chinaski o Paul Auster. La lista de autores que han abordado la temática en cuestión resulta tan extensa como variada. Y todos ellos lo han hecho de formas realmente enriquecedoras y diversas, aunque también complementarias. Como si de las piezas de una hermosa cristalera rota se tratase. Y si no que se lo digan a Ian Fleming y su primera novela sobre James Bond. Y es que ni el mismísimo agente 007, con licencia para matar, ha podido resistirse a los juegos, la suerte y el azar en la, ya clásica, novela Casino Royale.

El arte de echarlo a suertes

A estas alturas deben quedar meridianamente claros algunos de los motivos que hacen que algo tan arraigado en nuestra sociedad como los juegos de azar se configure como una parte más dentro del imaginario literario. No obstante, hay otra cuestión vital… ¡la suerte! Y es que hablamos de una temática tremendamente recurrente en la literatura contemporánea y una herramienta fundamental para cualquier escritor que se precie. Si a ello sumamos que los juegos de azar son, precisamente, el perfecto hilo conductor, narrativamente hablando, para tentar los caprichosos designios del destino… ¡la suerte está echada!

Cervantes y el blackjack

Y no podíamos finalizar este texto sin mencionar al genio de la literatura universal, Miguel de Cervantes, como ejemplo claro de la trascendencia, argumental, costumbrista y filosófica, de las apuestas y los juegos de azar en el mundo de las letras. No en vano, incluso tan ilustre complutense guarda relación con tan azaroso destino. Y ya no solo hablamos de la recurrente temática pilla de su obra. En Rinconete y Cortadillo nos encontramos el primer registro histórico, previo a su aparición en Francia, de lo que podríamos considerar el precursor del blackjack (el 21). Algo cuando menos curioso, ¿verdad?

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