“División Palermo”: Hablemos claro

Por María Marín Jover.

División Palermo es una serie de comedia donde la mayoría de los chistes los protagonizan personas discapacitadas. De esta manera, encontramos un chiste sexual sobre un personaje femenino en silla de ruedas (Sofía), bromas acerca del enanismo (Jhonny) o gags sobre el origen judío del protagonista (Felipe).

Sin embargo, esta premisa no hace de la serie un espacio abierto a la burla o el ensañamiento con un fin humorístico dudoso. Tampoco resulta un lugar donde los compadezcan o infantilicen, sino que encontramos en División Palermo un formato artístico que permite hacer del humor una herramienta extraordinariamente eficaz para romper estereotipos sobre la discapacidad o las minorías y denunciar las situaciones de desigualdad que sufren. Por ejemplo, en un episodio, el encargado de un club de comedia, cuyo lugar no tiene una rampa de accesibilidad para minusválidos, se refiere a Sofía, de manera condescendiente, como una “comediante con capacidades especiales”, a lo que ella responde: “capacidades especiales tiene Spiderman”.

Esta maravilla de obra social corre a cargo del actor, director, guionista y profesor Santiago Korovosky, que aparece como protagonista de la acción. El creador argentino ha conseguido que el humor y la denuncia social, políticamente incorrecta (si eres fan de The Office ve a verla ya), se compagine con la trama policial. De manera que una Guardia Urbana inclusiva y, aparentemente, incompetente (policialmente hablando), consigue desarticular una red de narcotráfico en Buenos Aires. Esta situación, que roza lo absurdo en numerosas ocasiones, se ve agudizada con la presencia, medida pero constante, de la “ministra”, cuyas apariciones aclaran que la creación de ese cuerpo “especial” no tiene otro fin para la política que la falsa imagen de inclusividad.

En definitiva, el humor se consagra como el motor de División Palermo y consigue trasladar una idea trascendental al espectador que la acoge como un tesoro: los límites del humor no residen en la temática sino en el contexto en el que se lleven a cabo.

“La idea era hacer humor sin eludir las problemáticas sociales que atraviesan, pensar la sociedad de otra manera. El objetivo no era forzar los límites del humor, sino estar en el lugar correcto. Vivimos en una época en la que la corrección política mal entendida no te deja explorar algunos lugares, y queríamos reírnos de la corrección política cuando es hipocresía” (Santiago Korovosky, El País).

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