«Borderland»: ópera de cámara de Marta Eguilior con la soprano Ruth González

Horacio Otheguy Riveira.

En pequeño formato, con piano, violonchelo y un gran brazo autolesionado como escenografía «viva» en un contexto de universo desquiciado, dramático e incluso divertido cuando su excepcional protagonista se aborda lúdica y rebelde, sexualmente liberada o reconvertida en una líder religiosa de los dioses del siglo XXI: un sinfín de psicofármacos para mantenerse en pie o caer rendidos dentro de una nube de ensueño.

Más conocido como Borderline, el Trastorno Límite de Personalidad (TLP) es abordado con conocimiento de causa por la autora  y directora Marta Eguilior (Medea), quien logra una función didáctica hasta un punto en que los datos contradictorios, o muy pulcros, de los manuales de psicología dejan de importar, y dan paso a una tensión dramática de muy atractivo alcance. Desaparecen las siglas y queda la muchacha con su afán por hacerse daño para sufrir de verdad, para conseguir que el dolor físico ahuyente el vacío desesperante de no saber por qué no puede «ser normal», sentir y balbucear, abrazar y ser abrazada…

En un marco de permanente interés, Ruth González ejerce su dominio del lenguaje escénico, corporal y vocal, pues pasa de un registro a otro, cantando o hablando, con una delicadeza exquisita, aprovechando las distancias cortas con los diversos espectadores de la sala semicircular, como una más de nosotros. La puesta en escena brinda ese juego (con formidables músicos y diseño de iluminación) para que nos sintamos cómplices, trastornados como ella o muy alejados, evitando tener nada que ver con los vaivenes emocionales de quien se autoflagela, y procura herir de muerte a quien se acerque demasiado, la ame o se enfrente al «Señor del bombín» un monstruo que reaparece una y otra vez en la trama, un tipo amable a lo Fred Astaire que, en definitiva, es un ser diabólico surgido de las entrañas de la chica borderline.

Espectáculo arriesgado, audaz, que aborda un cuadro de enfermedad mental del que se habla mucho y no se sabe tanto como se cree, vigilado por variopintas terapias con resultado difuso.

Borderland (Maldita cabeza) es una creación insólita en el panorama del teatro musical que cuenta con un admirable equipo artístico, creador de una cautivadora atmósfera inquietante y seductora.

 

«Si bien, 1884, C. Hughes describió Borderland como el límite mismo de la salud mental, la pieza lírica que nos compete muestra al espectador las verdaderas alas de cera que afloran de los omoplatos de una persona con trastorno límite. El lugar en el que sentirse libre y resguardado en su propia psique. El abrazo perenne que hace a la protagonista sobrevivirse a si misma, mecerse en su mundo: Borderland; la tierra en la que los límites, borderliners se encuentran. Limbo en el que se hayan aparentando ser «normales», esforzándose por encajar en ese mundo neuronormativo en el que no tienen cabida.

ELLE es el ser protagonista que narra su experiencia vital – que no está entre los límites mismos de la salud mental -, tal y como afirmaba el listo de Hughes«Una amiga me dijo una vez que cuando se refieren a «límite» no quiere decir que yo me encuentre en el límite de la locura y la cordura, sino que no tengo límites. No pongo y no tengo. Ni para lo bueno, ni para lo malo. Los límites se desdibujan bajo mis pies. Los límites de las líneas de los edificios se despliegan. Si no hay límites. Si no hay límites ¿cómo hay un límite que defina las formas de dichos edificios?. Quizás sin límite es el todo o la nada, es Borderland».

«Suena a parque de atracciones lleno de psicópatas, ¿no? Borderland suena a miedo. Suena a brazos cortados. Sino es para tanto, ¿por qué me duele tanto?».

La ópera Borderland explica el sentir de una persona con trastorno de personalidad límite. Una persona hipersensible. Tan sensible que lucha por no sentirse morir ante cualquier conflicto y al mismo tiempo muestra al espectador que todos tenemos rasgos de ELLE, pero también de una persona con trastorno de personalidad Bipolar, Antisocial, Dependiente…

«Somos cócteles de trastornos, pero en mi caso, cumplo con muchos tips y puedo llevarme la muñeca chochona Borderline de la feria».

«Tu has estado en carne viva en algún momento en tu vida. Yo lo estoy cada día».

Y así de manera coloquial, a veces cruenta e incluso divertida – maldita cabeza – nos pone ese espejo». (Marta Eguilior)

Música: Igor Escudero
Texto: Marta Eguilior
Soprano: Ruth González
Piano y dirección musical: Carlos Calvo Tapia
Violonchelo: Irene Celestino
Dirección y escenografía: Marta Eguilor
Vestuario: Betitxe Saitua
Iluminación: El señor del bombín
Coreografía: Inma Sáenz

TEATRO FERNÁN GÓMEZ. DÍAS 2 y 3 DE JUNIO 2023

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