De arena y hierro. Antología poética, de Gloria de Frutos

Por Isabel Alamar.

Estamos de enhorabuena porque Gloria de Frutos, una figura  conocida y destacada dentro del mundo cultural valenciano, ha sacado dentro del sello Lastura una antología poética, De arena y hierro, que recoge lo mejor y más significativo de su obra y, que si por si esto no fuera suficiente, le acompaña un excelente prólogo de Elia Saneleuterio.

De este modo, con un título sugerente, De arena y hierro, que remite tanto a la fragilidad como a la fuerza y que casa bien con quién es y cómo es la autora, nos llega un buen puñado de poemas que nos sorprenderán sobre todo por su originalidad, frescura y fuerza, puesto que Gloria es una autora que se ha ido forjando, poco a poco, con el paso del tiempo hasta conseguir un estilo propio que contiene algo de contestario y celebratorio a la vez.

Esta antología recoge poemas de dos poemarios anteriores: Asfalto en la mirada (2000), Mosaico (2004) y también de un libro objeto como es Poecantos (2011), dado que se trataba de unos pocos poemas encajados en una cajita, y luego recopila una serie de poemas que estuvieron dispersos hasta ahora por diferentes antologías y, por último, hay algún inédito y un apartado de versos dedicados a alguna personalidad importante o algún ser muy querido por ella como puede ser su nieto.

Quisiera regalarte mi memoria
mucho antes de que ella me abandone
para que tú puedas decir quién fui
si acaso lo olvidara alguna vez.
Quisiera que el amor nunca te falte
aunque juegue contigo al escondite,
que sepas columpiarte con desterza
en los hilos que marque tu destino.

El estilo de esta autora se define como directo, sencillo y muy convincente y combativo. De hecho en el primer poema del libro encontraremos ya este aspecto reivindicativo: “Debes saber que vengo de la guerra / de saetas furiosas por llegar / a ningún sitio”. Y cuando la poeta mire a su alrededor con una mirada cargada de tintes sociales nos confesará en tercera persona: “Estuvo rodeada de / Hombres vampiros de su energía / Hombres infantes que nunca maduran / Hombres brillantes pero sin luz (…) Pero hombres… que solo fueran hombres… / No sé si alguno encontró”.

En la lectura de este selecto grupo de poemas de Gloria de Frutos percibimos siempre una gran y sincera preocupación por el otro, no en vano la poeta nos llega a decir en sus versos: “Por vosotros inventaré la historia / crearé un mundo sin desdichas. (…) O quizá ya no diga nada / porque el otoño ha llenado mi boca / de cerezas y su sabor / me deja sin palabras”. Y es que en la escritura de Gloria está llena de pasión y vida.

Además, esta autora es una admirable comunicadora y eso lo notamos, en cierta manera, en todo lo que escribe, de este modo podremos ver cómo interpela directamente al lector y le dice: “Te advierto, te prevengo / si quieres conocer mi alma / te diré que es un mosaico / hecho con dos mil fragmentos / de distinta calidad”. Lo veremos también cómo se dirige a veces sí misma en un intento de autoconocimiento: “Tal vez un golpe de poniente / te rompa y te libere / para mostrar / el tesoro que guardas entre ruinas”. O incluso en algunos versos, más contundentes, fascinantes: “El día menos pensado (…) dejas de mendigar las sobras / mereces el pan entero”.

El amor (“Ajenos a la luz / al ruido / a la costumbre / dos pájaros rozan sus picos / con leves sacudidas / sin propósito de esconderse”), pero más el desamor impregnan, como no podía ser de otra forma, muchas de sus creaciones: “Y a pesar del hastío de la fiebre / señalo cada noche en un mapa / la ruta que me aleja de tus brazos”.

Por otro lado, se muestra una gran observadora del mundo y especialmente del alma humana, de ahí que en el poema que lleva por título “La vieja” podamos leer una perfecta descripción de la misma: “Hay un mar de dolor en su mirada / cautivos recuerdos acechan la memoria (…) Con voz áspera / labio fruncido / musita una oración”.

En suma, como conclusión, una antología muy emotiva, con unos poemas en verso libre que cuidan y miman la cadencia y la musicalidad, en busca de conmocionar al lector (llenándolo de preguntas e inquietudes que igual no tienen respuesta, pero da igual), para lograrlo sabe huir a la perfección de caminos trillados, muchas veces con ayuda del humor,  y conseguir así una poesía única, profunda, sin máscaras y a la intemperie.

De arena y hierro
Antología poética
GLORIA DE FRUTOS
PRÓLOGO DE ELIA SANELEUTERIO
LASTURA, 2023

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