“Altsasu”: excelente versión teatral del abuso de poder en la derecha “democrática”

Horacio Otheguy Riveira.

En cuanto se supo que Altsasu se estrenaba en Madrid, algunos representantes de la derecha se hicieron cómplices de la ultra para silenciar lo que suponían un desafío etarra a la democracia. Pero hay hemeroteca, hechos consumados, tribunales manipulados, juicios sumarísimos ridículos y un sinfín de peripecias que demuestran —una vez más— lo mucho que beneficiaron a esos sectores los crímenes de ETA y cuánto siguen regando para continuar rindiendo honores a su Viva España, incluidos los hechos del pueblo de Altsasu en el Carnaval de 2016, cuando dos miembros de la benemérita fueron apaleados, borrachera va, borrachera viene, y luego manipulados para que sirvan de ejemplo.

Servir de Ejemplo: una consigna histórica de muchos gobiernos de la democracia occidental y cristiana, entre los cuales destaca ampliamente la peor de todas, Margaret Thatcher, que fue capaz de ordenar encarcelamiento de inocentes para amedrentar a los del IRA y al Servir de Ejemplo lograr la admiración del pueblo llano: ¡Dales duro, No aflojes, Maggie!

Los “picoletos” eran temidos y odiados en Euskadi, a fuerza de encarcelamientos injustos, torturas de todo tipo y ejecuciones olímpicas con la excusa de la lucha contra ETA. En Altsasu todo se precipitó, incluso para las víctimas de injustas palizas, unos pobres tipos que acababan de llegar de Valencia, al parecer bastante ignorantes del ambiente que se vivía en la Comunidad Foral de Navarra, cuando ya hacía tiempo que ETA había abandonado su actividad.

Para desarrollar esta ficción basada en hechos reales, se ideó una puesta en escena de espectacular dinamismo con solo dos actrices y dos actores junto a ligeros cambios de vestuario y unos bancos pequeños transformables en diversas situaciones. Todo es teatro. Todo es talento actoral con una directora que rinde tributo a la emotividad y plasticidad de sus cuerpos, cuya acción resulta esencial para sentirnos vivos en un bar, una calle, un tribunal, una cárcel…

Entre rituales muy valiosos para los habitantes del lugar, circulan a buen ritmo danzas, cánticos y datos fehacientes de represión. Todo al servicio de una narración escénica que permite aflorar una profunda conciencia social de un testimonio político que nos concierne hoy más que entonces, cuando la presión de los sectores más reaccionarios va en aumento.

 

Encuentro en prisión. La injusticia que se arrastró durante años, acaba peor que para culpables de asesinatos de niños. Aquí: el padre de uno de los presos, la agonía de la indefensión programada por el Estado en tiempos de Rajoy-Fernández Díaz.

 

 

Altsasu. 15 de octubre de 2016. Exterior. Noche. Puertas del Koxka. Un altercado entre vecinos del pueblo y unos visitantes, dos agentes de la guardia civil en tiempo de ocio con sus parejas. Un tobillo roto. Varias contusiones entre los participantes. Horas después: la televisión, declaraciones, la Audiencia Nacional, unos hechos tildados de terroristas, un juicio sin reconstrucción de los hechos, sentencia, prisión y cárcel.  La historia de unos jóvenes, arraigados a su tierra, condenados a vivir en prisión. La Dramática Errante

 

Dirección y dramaturgia: María Goiricelaya
Versión en euskera:Kepa Errasti
Ayto Dirección: Eider Zaballa

Elenco:
Nagore González
Egoitz Sánchez
Aitor Borobia
Ane Pikaza

Escenografía: Eider Ibarrondo e Isabel Acosta
Vestuario: Betitxe Saitua
Diseño de iluminación: David Alkorta
Música: Adrián García de los Ojos
Espacio sonoro: Ibon Aguirre

Producción: La Dramática Errante

TEATRO DE LA ABADÍA. HASTA EL 28 DE ENERO 2024

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