Música

Murcia toma Madrid al grito de ¡Viva Suecia!

Por Mariano Velasco

Pocos grupos hay en el panorama musical actual que conecten tan bien con el público como Viva Suecia. Uno, que se preguntaba cómo lo logran, lo pudo comprobar el jueves 23 de enero en el escenario de El Cielo de Las Ventas. Resulta que aunque El bien, la canción con la que cerraron el concierto, diga eso de que “no te creas lo que dicen los cantantes”, lo que sucede es que estos tíos no se hacen ni puto caso a ellos mismos, porque demostraron todo lo contrario: que se creen todo lo que dicen, hacen y cantan.

Rafa Val (voz), Jess Fabric (bajo), Fernando Campillo (batería) y Alberto Cantúa (guitarra) se presentaron en Madrid una vez más – después de su reciente lleno en el otrora llamado Wizink – pero esta vez entre un público con más murcianos que madrileños, que no es que los contásemos, pero intuimos que sí porque se trataba de un acto organizado por el gobierno murciano con motivo de la presentación en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) 2025 de los Festivales de la Región de Murcia.

Los muchachos arrancaron la noche fuertecito, con una puesta en escena, iluminación y sonido apabullantes y con No hemos aprendido nada, uno de los temas estrella de su  excelente último disco, El amor de la clase que sea. Y a poquito que se sueltan sobre el escenario, muy bien acompañados por Carmen Hoonine, la quinta vivasuecia haciendo de todo, enseguida uno se da cuenta de que en directo estamos ante un grupo más cercano al rock que al indie. Pero qué más da, porque mientras te piensas lo de las dichosas etiquetas, ya estás tú tarareando el estribillo de El rey desnudo:

“Ahora empiezo a sentirme capaz de gritarme la edad al espejo, de reír cuando no estoy tan bien, de jurar que mañana lo dejo, de admitir que no lo voy a hacer”.

Y es que Viva Suecia es, sobre todas las cosas, un grupo de enormes estribillos, de esos que inevitablemente te arrancas a cantar en cuanto los has escuchado un par de veces, y así sucedió durante todo el concierto de Las Ventas, especialmente a partir de ese “y lo que somos, y lo que fuimos….” de otro temazo como es Lo siento.

En esas estábamos, en lo de los estribillos, cuando se arrancan con su éxito más reciente, La orilla, que casi que se caracteriza por todo lo contrario, por que resulta tanto o más coreable el cuerpo de la canción que el mismísimo estribillo.

Con La voz del presidente, un clásico de la banda y de los más coreados, entra el saxo de Esdras Boyajian, y ya tenemos en escena al sexto vivasuecia. Qué bien le sienta este sonido a la banda, bueno suponemos que un buen saxo le sienta bien a cualquiera, pero en el caso de estos chicos de Murcia deslumbra cada vez que pisa el escenario, y muy especialmente cuando saxea eso de….

“Nunca te canses de oír, somos la rabia que nos han obligado a sentir. Y yo solo me acuerdo de ti, tiemblo al oír la canción que antes me hacía feliz”.

No faltaron temas más antiguos y ya habituales en sus conciertos, como Los años, A dónde ir, Algunos tenemos fe, Hemos ganado tiempo y Bien por ti (“miento cuando digo que te miento, cundo digo que te miento, cuando digo que me hace falta espacio”). Y ya con una hora de concierto todos estábamos esperando a que, “antes de hacernos viejos”, sonara esa preciosidad que es Hablar de nada, con Carmen haciendo de Valeria Castro, para que, seguida de Justo cuando el mundo apriete, el concierto desembocara en su punto culminante.

Y mira tú por donde que fue entonces que se produjo uno de los momentos más simpáticos del evento, cuando Rafa se dio cuenta de que en la primera fila del público había un tipo con la misma camiseta que la de Jess el bajista, y ambos se hicieron el selfie de rigor. Y no era precisamente, la camiseta digo, de las que se encuentran fácilmente en el Zara. Cosas de la magia de los conciertos.

Todavía quedaba el último arreón con temazos como Hacernos polvo, Amar el conflicto y Lo que mereces, y después de chillar todas y todos como locos lo de “Tengo todos los boletos para estar inaguantable, hoy quiero joderme el día y voy a levantarme tarde” llegó para poner punto final a la noche nada menos que El bien, otra vez con el saxo haciendo de las suyas y con un doble final apoteósico que hizo que Madrid y el mismísimo  coso de Las Ventas cayeran rendidos ante el talento murciano y el amor… de la clase que sea.

Fotos: Carmen Hinojosa

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