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Conmovedor montaje de «La Escalera» de Buero Vallejo

Horacio Otheguy Riveira.

Dirigida la función como una composición musical, está planificada con tal delicadeza que sus muchos duelos interpretativos, «suenan» con la misma precisión cautivadora de una coral donde, cada tanto, se dramatizan encuentros y desencuentros de los personajes a lo largo de esa escalera por donde todos deambulan, distintas generaciones que intentan huir de la miseria sentimental y económica.

Expresionismo en la escenografía y simbolismo poético en todo el desarrollo audiovisual.

Ya en el comienzo, el talento de Mariano Llorente -en breve participación- da la pauta de lo que se verá en esta producción donde un magnífico reparto se alía con una panorámica de luminosa energía.

La Escalera fue el primer título que luego se transformó en Historia de una escalera, lugar recurrente en los barrios populares, pero en el teatro muy original en aquel 1949 de su estreno, hoy libre y radicalmente actual en su visión de una crisis social de gran envergadura, que muy pocos dramaturgos españoles han sabido retratar con tal conocimiento de causa, cuando sueños y fantasías masculinas se entreveran en la amorosa ansiedad de mujeres desvalidas.

 

Retratos conmovedores en una notable cosmovisión

 

Partiendo de un barrio de clase baja, se produce una mirada a lo universal donde un obrero aspira a la victoria sindical en los duros años del fin de la primera guerra mundial, mientras su vecino y amigo sueña mucho más largo… sin moverse del ventanuco por donde un rayo de sol alcanza algunos peldaños… Por esos escalones suben y bajan enamorados y frustrados, todos sedientos de amor y ávidos de progreso, prisioneros de un hábitat que simboliza una sociedad que no despega, que maltrata a la silenciosa mayoría que la sostiene.

Puchi Lagarde (en noche de estreno en lugar de Gloria Muñoz) desanda la dura vida de Paca con brío, humor y el cansancio que a todos acaba por derrotar. Gabriela Flores y Carmen del Valle son unas hermanas con un «dueto» fabuloso que une risa y llanto como un aria de Puccini.

José Luis Alcobendas, pícaro, quizás maleante, maltratador que, sin embargo, baila con Carmen del Valle en un comienzo de ilusionada juventud (como en un musical con coreografía de Nuria Castejón).

David Luque, en el impetuoso soñador que envejece indiferente al dolor que provoca… Magníficas creaciones en un contexto bien pulido, donde todos los secundarios forman parte de una emotiva armonía.

 

En escena, todos los personajes presididos por Manolín, el niño de blanco que nos da la espalda: arriba del todo un hueco grande que solo se iluminará cuando los bombardeos sobre Madrid en tiempos de guerra civil: fugaz recuerdo sin palabras, como un intermezzo de las tres épocas: 1919, 1929, 1949.

 

Algo de humor, mucha solidaridad, abundantes resentimientos y frustraciones entre vecinos. Escenografía, vestuario e iluminación ubican al espectador en un pasado lejano con luces y sombras de hoy. Con el paso del tiempo muy bien elaborado por las caracterizaciones de Moisés Echevarría.

 

En una de las escenas más intensas: Marta Poveda -que va de una bullente juventud a una madurez desgarrada- y Agus Ruiz -el joven obrero esperanzado del comienzo, ahora un hombre encadenado a una mujer que no le quiere-.

 

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, España 1916-Madrid, 2000).

Han pasado 75 años de la revelación de Antonio Buero Vallejo, quien con 33 ganó el Premio Lope de Vega en 1949, y estrenó rápidamente en el Teatro Español con gran éxito. Había pasado varios años en diversas cárceles, condenado a muerte, luego a treinta años y finalmente liberado.

Un hombre de izquierdas con manos fraternales que pintaron retratos de compañeros de cautiverio como Miguel Hernández. Un creador comprometido con el realismo social, aprovechando el simbolismo y el expresionismo, «ismos» que encajaron a la perfección con sus creaciones en los años de la dictadura franquista, donde se le censuraron algunas obras pero no se pudo impedir el creciente éxito de la mayor parte de su producción.

Daba mucho gusto conversar con él de cualquier tema. Tras su apariencia adusta, con el tinte trágico de todas sus piezas, guardaba una calidez sobrecogedora, y un sentido del humor que le permitía alternar con colegas contrarios a su ideología y, en todo caso, sonreír con facilidad, «porque lo trágico de mis obras está ahí, para que, entre todos, intentemos superar los males de nuestra existencia».

 

HISTORIA DE UNA ESCALERA

Autor: Antonio Buero Vallejo

Dirección: Helena Pimenta

Reparto:

Cobrador de la luz / Señor bien vestido: David Bueno

Generosa: Juana Cordero

Paca: Gloria Muñoz / Puchi Lagarde

Elvira: Gabriela Flores

Doña Asunción: Luisa Martínez Pazos

Don Manuel: Mariano Llorente

Trini: Concha Delgado

Carmina: Marta Poveda

Fernando: David Luque

Urbano: Agus Ruiz

Rosa: Carmen del Valle

Pepe: José Luis Alcobendas

Señor Juan: Javier Lago

Joven bien vestido: Alejandro Sigüenza

Manolín: Darío Ibarra / Eneko Haren / Nicolás Camacho

Carmina, hija: Andrea M. Santos

Fernando, hijo: Juan Carlos Mesonero

 

Escenografía: José Tomé y Marcos Carazo

Vestuario: Gabriela Salaverri

Iluminación: José Manuel Guerra

Movimiento: Nuria Castejón

Caracterización: Moisés Echevarría

Ayudante de dirección: Abel Ferris

Ayudante de vestuario: Sabina Atlanta

Residente de ayudantía de dirección: Majo Moreno

Asistente artístico: Víctor Barahona

Fotografías: Javier Naval

 

Una producción del Teatro Español

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NOTA AL MARGEN:

Un feliz recuerdo de la última puesta de largo en Madrid:

Temporada2003
HISTORIA DE UNA ESCALERA
AutoríaAntonio Buero Vallejo
ProducciónCentro Dramático Nacional, CDN
Ficha artística: Dirección: Juan Carlos Pérez de la Fuente.
Escenografía: Óscar Tusquets Blanca. Vestuario: Javier Artiñano. Música: Tomás Marco. Iluminación: Luis Martínez y José Luis Alonso. Sonido: Eduardo Vasco.
Intérpretes: Cristina Marcos, Vicky Lagos, Alberto Jiménez, Yolanda Aristegui, Victoria Rodríguez, Gabriel Moreno, Petra Martínez, Zorión Eguileor, Elena González, Moncho Sánchez-Diezma, Mónica Cano, José Luis Santos, Carlos Álvarez Novoa, Fernando Gil, Ignacio Alonso, Adrián Lamana, Daniel Muñoz, Bárbara Goenaga y Nicolás Belmonte.
Estreno: 14 de mayo de 2003 en el Teatro María Guerrero de Madrid

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