Alberto Medina.

La autoritas y la potestas son conceptos en la política de la Antigua Roma y de cualquier temario de Filosofia. Autoritas representa el poder basado en el reconocimiento social y moral, mientras que potestas es el poder legal instituido para hacer cumplir decisiones. El equilibrio entre ambos era fundamental. Estos dilemas que ya aparecían en la política hace siglos también son propias del hombre. Nacemos con unos principios que parecen inquebrantables y que poco a poco se van resquebrajando con el paso del tiempo. ¿Una amistad puede ser leal toda la vida? ¿Puede el dinero romper unos ideales?

En un despacho de la facultad de Filosofía discurre “El dilema del corcho”, obra de Patxo Tellería y dirigida por Mireia Gabilondo, representada en el Festival de Teatro de Málaga.

En el patio de butacas del teatro Cervantes de Málaga prácticamente apenas existían localidades para disfrutar de la actuación de Ramón Barea, secundario de oro del cine español. En el teatro fundó la compañía Cómicos de la Legua participando en numerosas producciones de teatro independiente, carrera reconocida por el Premio Nacional de Teatro de 2013.Aunque seguro que el gran público lo reconocerá por innumerables películas y series televisivas.

 

 

Ramón Barea, con su particular sobriedad y humanidad que infunde a sus personajes, interpreta a un profesor de filosofía con un cáncer terminal al que accede a la oportunidad de ser tratado por una máquina de radioterapia casi milagrosa. El problema surge porque este profesor ha sido durante toda la vida un acérrimo militante de izquierdas y la máquina es aportada a la sanidad pública por un “filántropo” por unos cuantos millones de euros a cambio de tener menos cuitas con el erario público. De hecho, esta parte del guion está relacionado con una famosa donación realizada por el empresario Amancio Ortega que fue aprovechada por el sistema sanitario vasco para comprar varios dispositivos nuevos de radioterapia con aportaciones económicas del empresario

Horas antes de una entrevista a un medio televisivo surge el pasado del profesor. Patxo Tellería surge como un fantasma dickensiano. Alguien que dice ser un antiguo alumno consigue acceder al despacho universitario del profesor y lo confronta con su pasado.  Patxo Tellería, que ha escrito muchas de las obras de la compañía  Ez Dok Hiru Bikoteatroa, abandona el humor que frecuenta sus textos para explorar la condición humana a través de una mirada crítica a la sociedad actual. Gracias también al trabajo de la directora Mireia Gabilondo, el espectador cuestiona todo lo que está pasando.

La primera media hora, que puede parecer una comedia teatral de enredo de risa fácil, se transforma en una obra donde ahonda en las sombras de la sociedad y los dilemas personales. No es un simple panfleto político con el que se puede estar más o menos de acuerdo, sino que estamos presenciando una pieza inspirada en el mejor cine “noir” americano. Una obra trepidante y angustiosa en la que nadie sabe quién es quién.

 

 

Tartean Teatroa
De Patxo Telleria
Con Patxo Telleria y Ramón Barea
Dirección Mireia Gabilondo
Colabora Teatro Arriaga