Casa Decor vuelve a Madrid con su 60ª edición, reafirmando su lugar como el gran escaparate del interiorismo, la arquitectura y el diseño de vanguardia. Este año, el evento se celebra en el icónico edificio de la calle Sagasta 33, un espectacular inmueble de finales del siglo XIX que, con su fachada de ladrillo visto y sus más de 90 balcones, se convierte en el marco ideal para una exposición donde pasado y futuro dialogan en cada rincón.

El edificio, diseñado por el arquitecto bilbaíno Luis de Landecho Jordán y Urríes entre 1899 y 1901, sorprende desde su entrada: techos altos, suelos de madera noble, y una distribución palaciega que permite que los más de 50 espacios diseñados para la ocasión respiren con luz y personalidad. Con cinco plantas y más de 7.000 m², Sagasta 33 no solo es un contenedor, sino un protagonista silencioso que eleva cada propuesta.

Roca: elegancia, funcionalidad y sostenibilidad

Uno de los espacios más destacados de esta edición es el de Roca, que vuelve a demostrar que el diseño de baño puede ser una experiencia sensorial. Con una paleta sobria y materiales nobles, el espacio de Roca se estructura como un pequeño santuario urbano. Mármol, superficies ultracompactas, y soluciones sostenibles —como grifería que reduce el consumo de agua sin comprometer la estética— dan vida a un baño que es, más que nunca, un refugio.

Lo interesante no está solo en el producto, sino en el discurso. El espacio plantea una reflexión sobre el agua como recurso vital y limitado, y sobre cómo el diseño puede asumir una posición ética y responsable. La integración tecnológica, sutil pero presente, permite controlar iluminación, temperatura y caudal mediante sistemas domóticos invisibles al ojo, pero esenciales en la experiencia del usuario.

El espacio oriental: serenidad y teatralidad

Otro de los grandes aciertos de esta edición ha sido la propuesta de inspiración oriental, aunque en realidad se trata de un homenaje más amplio a la estética de Asia Oriental. La intervención juega con materiales naturales como el bambú, el lino y la piedra, todo ello envuelto en una atmósfera de silencio visual que invita a la pausa.

Lo fascinante de este espacio es cómo equilibra la serenidad minimalista del diseño japonés con detalles ornamentales típicos del arte chino, como biombos lacados o cerámicas de gran formato. Aquí, el diseño no busca impactar con brillo, sino con contemplación. El juego de luces, basado en faroles y lámparas de papel, convierte el recorrido en una especie de meditación.

Domótica e inteligencia espacial

Una de las propuestas más rompedoras viene de la mano de una firma tecnológica que ha desarrollado un espacio completamente domotizado, donde el diseño reacciona al usuario. Nada más entrar, el sistema detecta tu presencia y adapta el ambiente: luz, sonido, temperatura, hasta las fragancias. No se trata de una “casa del futuro” al estilo retrofuturista, sino de un presente cada vez más tangible.

Este espacio combina estética contemporánea con soluciones técnicas al nivel de un showroom tecnológico de Silicon Valley. Paneles que se ocultan con un gesto, muebles que cambian de función, y sistemas de inteligencia artificial que aprenden tus rutinas para adaptarse a tus necesidades. Lo interesante es cómo este nivel de innovación no está reñido con el gusto: el espacio es hermoso, elegante, casi zen.

Una edición que trasciende el diseño

Casa Decor 2025 no solo ha logrado una edición visualmente impresionante, sino que ha conseguido algo más importante: proponer preguntas relevantes sobre cómo habitamos, cómo consumimos, y cómo podemos hacerlo de forma más consciente. Desde los materiales hasta la tecnología, desde el baño hasta el salón, cada espacio ofrece no solo una lección de estilo, sino una mirada hacia el futuro.

El evento estará abierto hasta el 18 de mayo, y es, sin duda, una parada obligada para profesionales, curiosos y amantes del diseño. Este año más que nunca, Casa Decor no es solo una exposición: es una experiencia.