JOSÉ LUIS MUÑOZ

Manuel Huerga (Barcelona, 1957), seguramente pasará a la historia grande del cine patrio por dos de sus películas, Antártida y Salvador, esta última la estremecedora historia del asesinato de Salvador Puig Antich por el franquismo. Parenostre, su última película tras años de silencio, es una andanada contra el clan Jordi Pujol, una entente familiar que fue lo más parecido a un grupo mafioso familiar que al socaire del nacionalismo catalán impuso el impuesto revolucionario del 3 por ciento a buena parte del tejido empresarial catalán mientras pudo.

Manuel Huerga podría haber optado por el cine político de denuncia, al estilo de esas punzantes películas italianas de los años ochenta (Elio Petri, Damiano Damiani) o por la comedia descacharrante en su filme político. Opta por lo segundo, pero obvia lo descacharrante y, además, parece comprensivo con el patriarca del clan, Jordi Pujol, el hombre que jamás será juzgado porque la instrucción se alarga sine die. Según el film de Manuel Huerga, el todopoderoso presidente de la Generalitat que a punto estuvo de ostentar el cargo de forma vitalicia, el hombre que confundió Cataluña con su persona, el que conocía como nadie el territorio y era un hábil negociador con Madrid, nada pudo hacer ante una familia de trepas que coleccionaba coches de alta gama, medraba en las ITV o llevaba dinero a Andorra camuflado en misales. Todo muy chusco, muy catalán como la butifarra amb secas.

Manuel Huerga no dice nada que ya no sepamos en Parenostre. El president forma parte de la historia vergonzante de Cataluña. Quien hacía bandera de honradez y austeridad decepcionó hasta a los suyos. Su admisión pública de culpabilidad fue, sin duda, un tanto a su favor que deberían aplicarse otros muchos políticos en su situación, pero la película, cinematográficamente hablando, es pobre, no pasa de ser un telefilme de fin de semana, y el casting resulta incomprensible a todas luces. El espectador no ve en ningún momento a Jordi Pujol sino a Josep María Pou. Más acertada es la elección de Carmen Sansa como Marta Ferrusola o de Pere Arquillé como el primogénito de la familia, el de los Lamborghini.