La relación que tenemos los usuarios con el ocio digital ha cambiado por completo. No podemos decir que ha sido un cambio que ha llamado a la puerta sin avisar, porque a lo largo de los últimos años hemos presenciado pequeños cambios que nos iban guiando y advirtiendo. Podemos decir que el gran cambio empezó en 2023, donde el incremento hacia los medios digitales dejó datos sorprendentes.
Cuando hablamos de este incremento, no hay que limitarnos a pensar que recae en búsquedas a través Internet o curiosear entre algunas de las tantas redes sociales que tenemos en nuestros teléfonos móviles. También abarca otras actividades como la suscripción en plataformas de streaming o Netflix, la elección de los videojuegos más populares o darle al play a tu lista favorita de Spotify. Pequeñas acciones que hacemos inconscientemente y que van sumando minutos al tiempo total dedicado a Internet.
Esta cifra va aumentando con el paso de los años y viene acompañada de las nuevas tecnologías, que lo ponen al alcance de todos (sea quien sea el usuario que está detrás de la pantalla). Entonces, se trata de una tendencia que además de mantenerse a lo largo de los años, evoluciona gracias a los nuevos cambios y se extiende debido a la conexión a Internet. Además adopta otra forma para cubrir una necesidad latente que nos rodea hoy en día; la inmediatez.
El juego online no entiende de tiempos de espera
Si hay una cosa cierta y en la que estamos todos de acuerdo es que a los usuarios no nos gusta que nos hagan esperar y, como resultado, todo está pensado para no tener que hacerlo (incluso Netflix, que ahora reproduce el siguiente episodio instintivamente, en cuestión de segundos y sin la necesidad de darle al botón). Los videos de TikTok o los Reels de Instagram están diseñados para que su duración sea inferior a un minuto, de ser al contrario el usuario desplaza el video por falta de interés o por curiosidad, o simplemente por la inercia de seguir haciendo scroll.
Los consumidores digitales buscan experiencias que conecten con ellos, pero esperan que sean fácilmente accesibles y sin obstáculos que entorpezcan el proceso, porque si los haces esperar, o se aburren, te reemplazan. El juego online, en todos sus formatos, ha tenido que ajustarse a esta nueva ola de consumidores para sobrevivir.
Esto queda reflejado en el fútbol, por ejemplo. Donde el partido ha dejado de ser el foco central y, para quien lo mira, que sentarse en el sofá para ver a su equipo favorito parece quedarse pequeño. En cambio, si acude a Twitter para seguir alguna polémica o realiza alguna apuesta en directo, la emoción vuelve..
También pasa algo similar con las series y los programas. Plataformas de cadenas españolas como Atresplayer o Mitele Plus lanzaron suscripciones que permiten, más allá de darle al botón de “saltar publicidad”, ver episodios inéditos incluso antes de salir en televisión. En este caso la inmediatez se transforma en un plus, algo excepcional.
Pero esta inmediatez no se obtiene siempre a través de una suscripción. En el caso de los casinos online, otra forma de entretenimiento en pleno auge en nuestro país, la inmediatez aparece de otra forma. Durante muchos años los tiempos de espera para retirar una ganancia eran parte de un proceso largo, el usuario debía pasar por unos pasos fijos. Estos podían alargarse días e incluso semanas. Los nuevos usuarios, exigentes e inmediatos, querían poder acceder a sus ganancias de la misma forma, entonces los casinos retirada instantánea aparecen para mejorar todas las expectativas y experiencias del juego. Esto, junto a los nuevos diseños y las mejoras del software, impulsa el crecimiento de un sector que se va consolidando.
¿Qué pasa cuando deja de ser un pasatiempo para convertirse en una actividad diaria?
La generación Z no es capaz de distinguir entre un pasatiempo de una acción diaria. Se ha convertido en una actividad más dentro de la misma rutina, otra acción más. Se puede decir que un consumidor actual pasa más de 3 horas, por día, delante de una pantalla (siendo Internet el recurso más usado). Son números que llaman la atención y empiezan a alterar.
Podrá parecer sorprendente, e incluso te hará pensar que es imposible dedicar tres horas simplemente curioseando a través de Internet. Pero el dato curioso es que esto no se hace del tirón, sino que son pequeñas acciones que van de los 10 a los 30 minutos y que se van repitiendo a lo largo del día: En la pausa del trabajo, al final de cada comida, esperando el metro, o antes de irte a dormir. Esto demuestra que ya no existen límites que permitan diferenciar tiempo productivo con tiempo de ocio.