Pablo García Casado nació en Córdoba (España) en 1972. Es autor de Las Afueras (DVD Ediciones, 1997); El Mapa de América (DVD Ediciones, 2001); Dinero (DVD ediciones, 2007); García (Visor, 2015); La cámara te quiere (Visor, 2019); y Cada uno es mucha gente (Visor, 2025). Es también autor de la novela La Madre del Futbolista (Visor, 2022). Su obra aparece recogida en diversas antologías de poesía en español y ha sido traducida a varios idiomas. Licenciado en Derecho y Doctor en Cinematografía, actualmente desarrolla su actividad profesional en la Filmoteca de Andalucía.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora? ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
Sucede como suceden todos los libros. Después de García, publicado en 2015, que fue el libro que marca el principio de la madurez, comenzaron a surgir poemas dispersos, pero sin un hilo conductor definido. La mayoría de ellos se quedaron en el cajón, aunque fueron necesarios para avanzar hasta este.
Escribo por eliminación y por pulido
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Ha cambiado tu forma de trabajar con respecto a otros?
Escribo por eliminación y por pulido. Nunca un primer borrador llega a poema, surge por decantación, tocando un poco aquí, otro poco allá, perfilando cada texto durante años, y luego leyéndolos en conjunto para dar con un tono homogéneo. Así llevo haciendo desde Dinero, publicado en 2007.
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a quien se acerque a él?
Es un libro donde no hay una sola voz. Hablan muchas voces. La primera parte son once voces de mujer y la segunda once voces de hombre. Es un retrato coral de “mucha gente”. Pero también es mucha gente aquellos de quienes he bebido, la obra de otros poetas, de cantantes, de películas… toda esa gente, desde Lope de Vega hasta Rocío Jurado, pasando por Wim Wenders o Fernando Pessoa, también están en este libro.
Apuesto por el poema en prosa
¿Qué papel desempeña la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?
Yo apuesto por el poema en prosa. Lo hago por convicción y por conveniencia, porque me ofrece unas posibilidades rítmicas que se adecúan a mi escritura. Es como una caja de resonancia que aprovecha lo mejor de la narrativa y de la poesía. O eso espero. En cuanto a la estructura, como te decía antes, sí traté de unificar los poemas que tienen voz femenina por un lado y los de voz masculina por otro.
¿En qué medida veremos en él —o no— al Pablo García Casado de tus anteriores obras?
Creo que sigo participando del mismo tipo de poesía. Evolucionado, por supuesto, con un acercamiento mayor al poema largo, pero siempre partiendo de la misma idea, la de poner el poema al servicio del lector. Esa es y debe ser nuestro papel como poetas: recuperar al lector.
Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Cada uno es mucha gente, ¿cuáles serían?
Son Eco, Amor y Masculinidad.
Licenciado en Derecho y Doctor en Cinematografía, poeta, novelista, gestor cultural… ¿Cuánta gente es Pablo García Casado?
Todos ellos, además de futbolista ocasional, cocinero, vecino, pagador. Yo también soy mucha gente.
Los Estados Unidos, socioeconomía y moralidad, la paternidad, la pornografía… ¿Cómo logras transformar lo cotidiano en poesía?
Pues observando. Mirando afuera y poco al interior. Con el deseo de que las cosas sean quienes me nombren y no al contrario.
Desde la publicación de La cámara te quiere han pasado 6 años de silencio en lo poético (que no en lo literario, pues de 2022 es tu novela La madre del Futbolista). ¿A qué se ha debido ese paréntesis?
Siendo honestos, creo que se debe a que tardé en completar los poemas, en darles la dicción y el tono que necesitaban.
Leyendo se empieza a escribir. Y mirando.
No ha sido mala la cosecha del 24. Premio Machado en el Tren y Ciudad de Burgos a un poema y a un libro, respectivamente —muchas felicidades—. ¿Te has guardado alguna bala en la recámara [risas]? Hablando ya en serio, ¿en qué proyectos literarios andas?
Pues poca cosa. Ahora estoy muy seco. Leyendo mucho. Leyendo se empieza a escribir. Y mirando.
Por último, como lector, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?
Pues creo que Wet Floor, de Beatriz Aragón. Muy recomendable.
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Tres poemas de Cada uno es mucha gente
ECO
No pides mucho a la vida, solo que sea benévola con ella. Verla cómo crece, día a día, verla caminar sola hacia el colegio. Y después, su propio móvil, las llaves de casa. Sus primeros secretos, tú es que no lo entiendes, piercings, tatuajes. Las fiestas y la noche, mamá, sólo es un amigo, los fantasmas. Cuando la veas llegar derrotada y sola. Abrazarla y decirle yo estaré aquí, siempre a tu lado. Y qué crees en ella, en esta mancha gris de ecografía. Que ahora tiembla entre tus manos.
AMOR
Revisar la presión de los neumáticos el día antes de que tu mujer se incorpore a trabajar. Y el nivel del líquido de frenos y el de anticongelante. Ver con tu hijo una película japonesa de terror en versión original subtitulada, no dormir esa noche. Desatascar el retrete de tu suegro mientras éste trata de convencerte de las bondades del nacionalsindicalismo. Probar la tortilla de patatas con cebolla de tu suegra. Ir con tu madre a Zara un siete de enero, decirle que no le queda bien la chaqueta gris con lentejuelas. Que es mejor la azul, que la hace más joven. Prestar dinero a tu hermano, tres mil euros para un negocio de piedras curativas. Deprimirte, querer estar solo, lejos de todos ellos. Despertarte a las cinco de la mañana para recoger a tu hija de una discoteca, esperar a ver si es ella, sí, es ella, y verla llegar borracha y que vomite en la tapicería del coche. Limpiar la tapicería al día siguiente. Darle tabaco a tu padre a escondidas, ver con él un Madrid-Barcelona, gritar juntos un gol en el minuto 89, todo eso es amor. Quien lo probó lo sabe.
MASCULINIDAD
Ser Atticus Finch, ser el hombre que dispara y no le tiembla el pulso. Y devuelve al sheriff la escopeta. Que podría derribar de un puñetazo al insolente, pero acepta que le escupa en la cara, su mirada es más fuerte que todas las salivas de todos los mediocres. Que se enfrenta a todo un pueblo al defender a un inocente. Y que ha aprendido que no siempre triunfa el bien. Yo nunca he disparado una escopeta. No sé si aguantaría la saliva sobre mi rostro, me cuesta encajar los golpes y las derrotas. A veces no sé bien si hago lo correcto. Pero entonces surge la figura de mi padre. Que no es Atticus Finch y tampoco ha disparado nunca una escopeta. Pero sabe decir, sin que le tiemble el pulso, las palabras verdad, justicia, reparación.
ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.