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Los días 8 y 9 de mayo se celebró el I Encuentro Estatal Mujeres y Literatura, después del evento, AMEIS y ACE llegaron a algunas conclusiones, una de ellas tiene que ver con la necesidad de elaborar una genealogía completa de mujeres y datos de venta de libros desagregados por sexo:
La creación de una genealogía completa de mujeres y el número de ventas de libros desagregados por sexo han sido dos de las conclusiones fundamentales del I Encuentro Mujeres y Literatura, extraídas a lo largo de dos días en tres mesas de debate: narradoras, poetas y dramaturgas, por una parte, ensayistas, traductoras e ilustradoras, por otra y la última, dedicada a la difusión (bibliotecas, librerías y editoriales). El Grupo de Trabajo de AMEIS asegura que las bibliografías de acceso público son incompletas o poco consistentes y no están interrelacionadas entre sí. Esto no solo redunda en nuestra exigua aparición en los libros de texto (un 12% escaso), sino en la falta también de homenajes a grandes autoras clásicas, tal y como señaló Ana Fernández Valbuena, dramaturga. Del mismo modo, Cristina Sánchez Andrade aseguró que en la asignatura “Literatura y Medios de Comunicación”, que imparte en la Facultad de Ciencias de la Información, se esfuerza por incluir una gran mayoría de autoras, lo que sus alumnos varones consideran justo dado el silencio y la invisibilidad sufrida hasta ahora, pero como la autora asegura, “no se va más allá, no se desarrolla un verdadero pensamiento crítico al respecto”.
En este sentido, otra de las conclusiones relacionada con este punto es la urgencia de encontrar una ubicación física para la Biblioteca de Mujeres, creada por Marisa Mediavilla: “Una parte de los volúmenes están en cajas en el Museo del Traje y otra en Alcorcón”. Mediavilla asegura que esta iniciativa no solo sería útil para descubrir autoras totalmente desconocidas y silenciadas, sino también sería una forma de conocer nuestra historia, también borrada, a través de la ficción que crearon todas esas mujeres.
Marisa Mediavilla junto a Lola Larumbe. Foto Ático 26
Lo que no se comunica, no existe
Para concretar líneas de actuación, se necesitan datos rigurosos y precisos. Tanto a Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid, como a Ofelia Grande, directora editorial de Siruela no le parecían del todo fiables los datos recogidos por ISBN del Ministerio de Cultura, “porque también acogen libros autopublicados, y no estoy segura de que eso represente la verdadera cuota de la mujer en todas las editoriales tradicionales”, aseguraron. Por este motivo, desde AMEIS y ACE, se considera fundamental que la Federación del Gremio de Editores y la Asociación de la Cámara de Libro emitan datos de ventas desagregados por sexo. “Así no habrá lugar a dudas, por una parte, y por otra, el Ministerio de Cultura podrá cuantificar de forma más precisa el éxito de su Plan de Igualdad diseñado para los años, 2024, 2025 y 2026”, aseguran desde el Grupo de Trabajo de AMEIS.
Eva Orúe interviene en la mesa sobre Difusión. Foto Ático 26
Dificultades para la creación y edadismo
Otro de los motivos por los que las mujeres tienen más dificultades para alcanzar la misma visibilidad que los hombres en el mundo del libro es que asumen mayoritariamente la tarea de los cuidados. Carmen Estrada, ensayista y científica, explicó que las carreras de las mujeres se ralentizan cuando tienen hijos porque se implican más en la crianza, al contrario que sus compañeros que desean estar siempre disponibles en sus trabajos. Este aspecto abunda en el edadismo porque, tal y como remarcan desde AMEIS, “cuando las mujeres tienen tiempo para crear es a partir de los sesenta años, y a esa edad es muy difícil debutar literariamente”. En este sentido, coincidían Lola Larumbe y Ofelia grande: “Un autor consagrado sigue publicando a partir de los 70. Sin embargo, para una mujer esto es casi imposible”. “Así, pues, no es solo casi imposible debutar a partir de cierta edad, sino también seguir publicando”, añaden desde ACE y AMEIS.
Lola Larumbe. Foto Ático 26
Las mujeres no son voces de autoridad
Otro de los aspectos que preocuparon a las ponentes fue la falta de legitimización de las voces femeninas y el encasillamiento. Más de un 60 por ciento de los libros de Literatura Infantil y Juvenil lo firman mujeres, si bien en ensayo, apenas alcanzan un 30 por ciento. Según la presidenta de CEDRO, Carme Riera y Carmen Estrada, ensayista y científica, “llegamos muy tarde al pensamiento: en el siglo XIX se nos consideraba sujetos emocionales, porque lo no podíamos pensar, si acaso escribir poesía”. A esto hay que añadir la proliferación de libros que tratan aspectos como la sexualidad en la mujer, la menopausia o la maternidad, temas que son considerados exclusivamente de mujeres y, que, por tanto, no merecen el calificativo de universal. Sin embargo, la poeta Olvido García Valdés señaló que no importa tanto el tema que se trata, sino desde dónde se escribe y su valor estético. “Las mujeres creamos desde el lugar de la negación, por lo tanto, nuestra mirada a la fuerza tiene que ser distinta, y esto genera extrañeza en el lector”. En ese sentido la ensayista Noemí Sabugal, autora de “Hijos del carbón” y “Laberinto mar”, añadía que, efectivamente, ella trataba temas tradicionalmente masculinizados (minería y pesca de altura), pero, con otra mirada e incluyendo también a las mujeres.
Elena Medel y Olvido García Valdés. Foto Ático 26
Esto abunda en la brecha salarial y la precariedad. Si bien la precariedad en el sector de la cultura es alarmante, cuando se trata de una mujer se agrava. “Me pregunto si un escritor con mi misma trayectoria, el mismo número de libros publicados, etc., cobra lo mismo que yo en derechos de autor, intervenciones en congresos, etc.”, se preguntaba la escritora Cristina Sánchez Andrade.
En este sentido, “sería importante que hubiera paridad en la crítica literaria, porque solo se recomiendan un 25 por ciento de libros firmados por mujeres”, añaden desde AMEIS. Algo parecido debería suceder en los premios. “La paridad sería un factor determinante para que las mujeres tuvieran las mismas posibilidades que los hombres”, añaden.
La importancia del asociacionismo
Actualmente, hay multitud de movimientos asociativos, públicos y académicos, pero muy atomizados y sin interconexión entre sí. En ese sentido, Carme Riera, precisó la importancia del asociacionismo: “Un solo individuo consigue muy poco. En CEDRO, a día de hoy, somos 30.000 socios”, aseguró. Algo de vital importancia, no solo para conseguir más visibilidad entre las mujeres, sino también para todos los retos que se avecinan como la proliferación de la Inteligencia Artificial.
Tanto la ilustradora Antonia Santaolaya, como el presidente de ACE Manuel Rico coincidían en que no es tanto una herramienta de ayuda, sino un sistema que se nutre de nuestras creaciones. “Qué curioso que se desarrolle la Inteligencia Artificial para algo relacionado con el pensamiento crítico, la introspección y la conexión con uno mismo como es el arte. Es una manera de estandarizar el pensamiento”, aseguraron. Por su parte, la traductora Marta Sanchez-Nieves alertó del peligro de usar la inteligencia artificial para traducir libros correspondientes a géneros considerados menores, como son la Literatura Infantil y Juvenil, que son firmados, mayoritariamente, por mujeres.
Victoria Cienfuegos y Antonia Santolaya. Foto Àtico 26
El Encuentro fue ilustrado por Lydia Puertas, Flavia Totoro y Antonia Santolaya.
Antonia Santolaya dibuja a la poeta Olvido García Valdés,
Lydia Puertas dibuja diferentes momentos del acto.
Flavia Totoro dibuja a Carmen Peire.
En la mesa de conclusiones Sonia Aldama destacó la importancia de tratar cuestiones como La descolonización del lenguaje, hecho fundamental para el feminismo y la literatura, ya que implica cuestionar y transformar una lengua históricamente patriarcal y eurocéntrica. En poesía, esto significa que la mujer deje de ser solo musa, cuerpo o metáfora, y pase a ser sujeto activo: quien habla, crea y nombra el mundo desde su experiencia. Recuperar esta voz propia no solo rompe con siglos de representación subordinada, sino que abre espacios para nuevas formas de sentir, pensar y escribir.
Sonia Aldama, Hortènsia Galí y Lourdes Pinel en la mesa de conclusiones. Foto Ático 26
La clausura tuvo como invitada especial a la narradora oral Agnes Agboton: Licenciada en filología hispánica. Es hija de un maestro consultor de la ONU, nacida en Benín y afincada en Barcelona desde donde trabaja en la recuperación de la tradición oral de su país. Desde 1990, actúa asiduamente como narradora en escuelas, bibliotecas, festivales de narraciones orales e instituciones culturales, relatando leyendas, poemas y cuentos tradicionales de su pueblo y del continente africano muchos de los cuales ella misma ha traducido. Ha escrito poemarios y narrativa, así como libros de cocina tradicional africana.
Marisa Mañana junto a Agnes Agboton Foto Ático 26
¿Y ahora qué?
Desde AMEIS y ACE se está elaborando un documento muy amplio con la radiografía del sector, por una parte, y las conclusiones del Encuentro, por otra, del que saldrá un manifiesto, que será el germen de las próximas líneas de actuación. “Dos de los aspectos en los que queremos incidir en primer lugar es la cesión de una ubicación a la Biblioteca de Mujeres con todos los recursos necesarios, por una parte, y por otra nuestra inclusión en el Observatorio de Igualdad del Ministerio de Cultura para solicitar las ventas de libros desagregados por sexo y, en definitiva, la recogida lo más precisa posible de datos relativos al sector”.
Carmen Peire inagura el Encuentro. Foto Ático 26
Para más información: info@ameisescritoras.es