Redacción.- Este año se cumple una década desde que, en 2015, la singladura del aforismo español experimentase un punto de inflexión con la concurrencia de varios acontecimientos simultáneos: la publicación de la antología Aforistas españoles vivos, la apertura de la colección Aforismos de La Isla Siltolá, la puesta en marcha de Libros al Albur y la inauguración de la revista digital El Aforista. Estas propuestas se sumaban a la colección Aforismo de la editorial Trea (con la pionera antología Pensar por lo breve, de José Ramón González) y a la que consagraba al género conciso la granadina Cuadernos del Vigía, convocante del Premio Internacional José Bergamín de Aforismos. A partir de entonces, se produjo una cascada de publicaciones e iniciativas que permiten calificar a dicho período de «década prodigiosa» del aforismo español.

Con motivo de esta efeméride, realizamos una ronda de consultas con agentes aforísticos de primer orden para que nos propongan diez títulos que, en su opinión, pueden considerarse como hitos de la década. Lógicamente, se trata de una lista subjetiva fruto del juicio personal, pero en cualquier caso hablamos de personas firmemente comprometidas con el género, lo cual les imprime una consistencia suficiente como para servir de guía introductoria a la materia.

Jesús Cotta Lobato (Cártama, Málaga, 1967) es profesor de latín y griego y autor de tres ensayos (Topicario. Y arpones contra el pensamiento simple. Ulises y las sirenas. El dilema de la infidelidad, Manual de ayuda contra los libros de autoayuda), varios libros de poesía (A merced de los pájaros, Menos la luna y yo. Niños al hombro, Gorriones de acera), tres libros de aforismos (Cometario, Motas de polen, Homo Mysticus), una novela (Las vírgenes prudentes), un volumen de artículos (Rehumanismo) y una biografía histórica (Rosas de plomo. Amistad y muerte de Federico y José Antonio). Ha sido incluido en las principales antologías de aforistas actuales y publica regularmente aforismos temáticos en Posmodernia. Esta es su propuesta de lectura.

Estados de excepción, de Gabriel Insausti (Libros al Albur, 2019). Aforismos hondos, ingeniosos y muy breves: tres adjetivos que no es fácil encontrar juntos en un aforismo. «La verdad requiere de tropos». «El profeta no pide permiso». «El materialismo sólo lo puede afirmar el espíritu».

Aforismos del solitario, de José Camón Aznar (Libros del Innombrable, 2020). El mejor libro de aforismos que he leído jamás, donde cada aforismo es una luminaria para alumbrar la catedral infinita del universo y, a la vez, mostrarnos que es mucho más grande de lo que imaginábamos. No hay ni un solo aforismo por donde el libro se desinfle. «El ciprés crea a su alrededor claustros góticos», «Los rayos, al caer, cambian de intención varias veces», y un maravilloso etcétera.

El vaso medio lleno, de Enrique García-Máiquez (Ediciones More, 2020). Un libro chispeante de ingenio, variedad y gracia donde lo profundo se entrevé a través de lo aparentemente superficial; sus aforismos son pinceladas y reflexiones nacidas de una visión esperanzada y espiritual que ilumina el mundo. «Ver llover convalida escribir poemas». «Quisiera no hablar tanto de Dios; pero decidme algo mejor».

Colectánea, de Alonso Pinto (Cypress Cultura, 2020). Libro a contracorriente donde los haya, escrito con el gracejo de un caballero entre lance y lance y con la vista puesta en lo grande y superior, y no en las modas e ideologías que afligen al mundo. «Está muy cerca de la omnipotencia quien ama todo lo que Dios hace». «Más que el ajuste fino del universo, la prueba de la existencia de Dios es el ajuste fino del alma», «¿Qué es la fama? Es el olvido cogiendo aire» y «La media verdad es la papada de la mentira».

Y de pronto amanece, de Felix Trull (Apeadero de Aforistas, 2020). Aforismos a medio camino entre la sentencia atinada y la sugerencia abierta a nuevos sentidos. Un libro a caballo entre la verdad y la belleza, en una atmósfera auroral, donde el aforista es un profeta. «De los tejados, una cascada. La cruza un gato como si nada». «El primer rayo de sol, cuando comparece, sabe que llega tarde».

Escrito en el aire, de Ángel Crespo (Thémata, 2020). Reflexiones agudas que causan en el lector una impresión momentánea, pero que acaban conformando toda una poética, con sus principios y su preceptiva, donde la poesía llega más lejos en su búsqueda de la verdad que la lógica. «No se escribe para el presente ni para el futuro, sino para sacar del pozo a las palabras que caen en él los sábados». «El diablo sabe, pero no entiende».

La última rosa, de Jesús Montiel (Pre-Textos, 2021). No es un libro de aforismos propiamente dicho, pero como si lo fuera. Y tampoco es de poesía, pero como si lo fuera. Y tampoco es un diario, pero como si lo fuera. Es un libro sobre la tierra iluminada por el cielo y, para eso, hay que crear un nuevo género. «Uno de mis hijos levanta la almohada bajo la que me escondo y después sonríe mientras el sol aureola su cabecita. Los ángeles del último día abrirán del mismo modo nuestros sepulcros».

Contradicciones reunidas, de Michel F. (La Isla de Siltolá, 2022). Es el primer libro de aforismos del autor. Un gran primer libro. Sorprende la imprevisible variedad de las perspectivas que adopta y con las que reinterpreta del modo más original y luminoso situaciones de la vida cotidiana.  «La luciérnaga dice lo mismo que las estrellas, pero más bajito». «El ego es una rata, se alimenta de cualquier cosa».

Acerico, de Florencio Luque, (De Torres, 2023). Libro justamente premiado con el Artemisa, con aforismos breves, de significados abiertos y con ecos en estancias misteriosas, divididos en bloques temáticos. «Cuando el jilguero canta, ilumina su sombra». «Los pájaros te dejan oír el bosque». «Si sólo percibes repeticiones, obvias matices»

Arándanos bajo la nieve, de Sofía Petrovna Soymonova (Cypress Cultura, 2024). Toda la sabiduría vital de un espíritu delicado en aforismos luminosos y espontáneos, escritos con el corazón en la mano, la cabeza en el cielo y los pies en la tierra. «¿Qué es resignarse? Es poner a Dios entre el dolor y uno mismo». «Tener ideas es recoger flores; pensar, tejer coronas». «La muerte deja a veces tanto vacío, que la muerte no ocupa su lugar».