Sergio Vargas.

El amor a la tierra que lo acunó, Gran Canaria y su sincera entrega a muerte, marcaron un concierto que fue más allá de la música para convertirse en una catarsis, de un cantante, que necesitaba liberar todos sus demonios, ante un público que lo quiere bien. El Sr Quevedo, vivió anoche un sueño hecho realidad ante 40000 almas en el Estadio de Gran Canaria, con un despliegue técnico descomunal y una buena organización por parte de NewEvent.

Desde el inicio, Quevedo dejó claro que no era un día más en su agenda: “Esto es una película. Espero que disfrutemos juntos y sintamos juntos”. El estadio coloreado de amarillo, en honor a la UD Las Palmas, el equipo de sus amores, que esta temporada nos ha decepcionado a todos bajando a segunda división. Pero volvamos al lío, el público saltaba y acompaña sus letras como si estuvieran en un gran templo de oración.

Los canarios se volcaron en masa, se agotaron los pasajes de avión y barco y los hoteles rozaron el lleno.

El setlist fue apabullante, compuesto por sus himnos más virales como “Quédate”, “Dame”… de su periodo con BZRP Music Sessions hasta pelotazos de su segundo álbum “Buenas noches” como Kassandra, Duro o Amaneció y muchos más.

Uno de los momentos más emotivos, fue cuando subieron al escenario Los Gofiones, grupo emblemático del folclore canario que provocaron un terremoto en el recinto tocando himnos festivos y de romería, como “Somos costeros” y “Gran Canaria”, himnos a su vez tatuados en el ADN de cualquier canario.

En esa parte del concierto, Pedro como le gusta que le llamen, iba en camiseta de tirantes, ya estaba “on fire”. La Pantera, Maikel Delacalle, Lola Índigo se sumaron a la fiesta, cantando cada uno de ellos con el de La Minilla y destacando su humildad y su espíritu de superación, al igual que sus colegas más cercanos como Delaossa y Lucho RK con su “Guaya”.

Casi dos horas y media después y entre “voladores”, llegaría el punto final algo parecido al “Punto G” y sus últimas palabras “Gracias por apoyarme siempre. Buenas noches” y desapareció después de haber reinado en su querida tierra.