Redacción.- Aunque suele ser moneda corriente consagrar el verano a la lectura de grandes novelones que, en el transcurso del año, no seríamos capaces de abordar, no hay por qué excluir otros géneros para estos días de asueto, entre chapuzón y chapuzón. Es el caso de la poesía o de los formatos breves, cuya amigabilidad les permite convivir con las Grandes Palabras, asociadas a la narrativa o al ensayo. Lo conciso se adapta bien a cualquier momento y lugar, nos brinda alivio, consuelo o placer sin un sacrifico desmedido a cambio, y si a los libros mayores es preciso plegarse, los humildes se avienen a acompañarnos sin grandes exigencias espaciotemporales. Eso no significa que un aforismo, un apunte o un microrrelato sean piezas de rápida digestión: al revés, si son buenos, nos acabarán demandando un lento paladeo, como esos bombones de calidad que nadie devoraría -¡qué sacrilegio!- de un rápido bocado.

En nuestra propuesta para este verano traemos cuatro novedades de distinto perfil, pero de solvencia contrastada. Vamos a ello.

Líneas y puntos (El Doctor Sax) es una antología de aforismos del maestro Fernando Menéndez. Aunque ya existe en el mercado otra consagrada al mismo autor, titulada La eternidad del instante, esta reúne 300 breverdades seleccionadas por Cécile Bramoullé y cuenta con unos textos de presentación a cargo de José Ramón González y de Gino Ruozzi. Encontramos en el libro perlas como estas: «Los aforismos son pequeños escenarios de inciertas búsquedas», «Siempre hay cicatrices en la fragilidad de los sentimientos» o «Las revoluciones no hacen que los hombres dejen de ser hombres».

Telegramas, de Carmen Canet (Libros del Aire) nos devuelve a la autora de Cipselas, Luciérnagas o La brisa y la lava, con su característica dicción próxima y cálida, sin énfasis innecesarios ni absurdos malabarismos conceptuales, centrada en la observación de las briznas de sentido que se ocultan en el día a día. Unos ejemplos: «Trenzaba la vida y así no perdía el hilo», «El amor no es ciego pero tiene mucha miopía», «El aforismo es el género más portátil».

Espigas hacen bosque (Polibea) es el primer libro de aforismos del poeta José Antonio Fernández Sánchez, aunque en el volumen hallamos también haikus y estrofas líricas de contenido sentencioso. Como es de esperar, la perspectiva del autor se decanta por un lirismo no exento de reflexión, aunando ambos planos en una dicción equilibrada y dúctil. «Verdad solo hay una detrás de otra», «El aforismo es el arte del descarte», «La vida contesta en primavera» son algunas de las frases que figuran en el volumen.

Taller de miniaturas (Polibea), por último, es una obra radicalmente inclasificable y contiene una suerte de viñetas lírico-narrativas en las cuales José Ángel Cilleruelo es un maestro consumado. Son prosas poéticas o poemas en prosa de extensión contenida (media página) que harán las delicias del lector exigente, alternando notas de lectura, homenajes literarios y episodios de la poesía cotidiana que componen un volumen de una deslumbrante intensidad semántica.

Que cada cual elija uno de estos libros, varios o todos, con la tranquilidad de que no errará el tiro. Hay buena brevedad en cualquiera de ellos. ¡Feliz lectura veraniega!