ESPAÑA EN SORDINA
LA ESPAÑA DE MIGUEL HERNÁNDEZ

ANTONIO COSTA GÓMEZ
Era un pastor, pero un pastor ilustrado. Conocía la literatura clásica española y la emulaba. Conocía también el surrealismo.
Cuando estaba en la cárcel le hablaba a su niño de cebolla, se consolaba pensando en cebolla. Las cosas concretas siempre nos consuelan de la ferocidad ideológica. Y la infancia aún cura más.
Hablaba de los toros, defendía su bravura y su elegancia. Se comparaba con un toro al expresar su pasión amorosa. Y sabía lo trágico que es enfrentarse al toro en igualdad de condiciones, sin jugar con ventaja. La tragedia es la revelación de la vida, el saberse vivo delante de la muerte.
Sus poemas tienen también ese apasionamiento, esa fuerza de expresión trágica. Estuvo en la tierra pocos años pero los estuvo con toda su trágica expresividad, con su apasionamiento.
Fuimos a visitar su casa familiar en las afueras de Alicante. Era la casa de un pastor, pero de un pastor acomodado. Estaba en conexión con la tierra y de ella sacaba la cultura. Era la cultura en conexión con la tierra, con las raíces. La tradición incluso como forma de rebeldía, contra los que quieren manosear todo.
Lo mató el fanatismo. Aunque él estaba muy por encima de la ideología. Porque en España lo tomamos todo a la tremenda. Y nos matamos por ideología. Y después nos admiramos. Nos cegamos con frecuencia y tenemos arrebatos tan lúcidos.
Su vitalidad fue su fuerza. Murió pensando en cebolla y en su niño que crecía. Y en su mujer a la que amaba como un toro y en un país más allá de las consignas.
Y sacaba sus metáforas de la tierra. Y su lenguaje estaba lleno de tierra. Un poco como los campesinos mágicos de Cesare Pavese. Otro comunista que era mucho más que eso. En realidad la ideología solo es una trivialidad, nos encierra y nos mata.
Pero los poetas suelen ver la magia que se sale de esas cárceles. Si no fuera por ellos España entera sería un triángulo. Gracias a Dios, es mucho más. Es infancia y cebolla con Miguel Hernández. Es magia del lenguaje y es una piel de toro trágica como vida intensa enfrente de la muerte.
Fuimos a visitar su casa y admiramos sus cosas. Esas cosas sencillas que alimentaron su poesía. Y que la llenaron de magia. Llenaba de magia trágica los sonetos clásicos. Y también las visiones surrealistas.
Y en él está la mejor España.
FOTO: CONSUELO DE ARCO

