Sergio Vargas.

Los protagonistas de la nueva novela de Paul Murray, luchan por ocultar sus demonios interiores bajo un perfil convencional. En “ La picadura de abeja” (Anagrama) cuarta novela del autor irlandés, uno de sus protagonistas PJ de 12 años, reflexiona sobre las desventajas de resucitar; había visto una peli de Stephen King sobre zombis y le seguía dando vueltas a la cabeza. Por ejemplo: lo aplicaba a su padre Dickie que se había pasado toda la vida trabajando vendiendo coches y ya el negocio no era el mismo. Su padre cuando llegaba a casa parecía lleno de vitalidad pero al rato estaba catatónico.

La novela, trata de cómo las cosas se vuelven diferentes, se tornan raras. Sus más de 600 páginas están llenas de muertes literales y simbólicas. En las primeras líneas Murray va presentando los personajes con crudeza y va intentando arrancar sus verdaderas identidades como tatuajes grabados en la piel. El libro presenta una estructura rotativa: los 4 miembros de la familia Barnes, Pj y su padre se unen a su madre Imelda y su hermana Cass que se van turnando como narradores. Algunas de esas transformaciones se vuelven cómicas como cuando se habla de  la época de la pubertad y otras son más tristes cuando se trata del declive en la edad adulta, pero todo ello con un nexo en común: la poca unión de la familia.

Las novelas de Murray, se asemejan a las del escritor americano Jonathan Franzen, donde se evocan los conflictos familiares, pero creo que la comparación perfecta es con el maestro Faulkner, cuyo lenguaje experimental ayudó mucho para diferenciar las voces de los hermanos Compson en “El ruido y la furia”.Murray, muestra su potencial adentrándose en mundos distintos y texturizados, que parecen borrarse unos con los otros, preocupándose mucho en la personalidad de sus personajes, intentando extraer la verdadera sustancia oxidada que hay en cada uno de ellos. En los primeros capítulos predomina la revelación y se van acumulando detalles en las siguientes páginas que nos van llevando a la ironía más pura, que va floreciendo en esas brechas oxidadas de los protagonistas, creando una sensación de brujería en el ambiente y algo de miedo.

La esperanza, se asoma en la novela a ratos, en la superficie la vida es convencional pero la rebeldía va aflorando junto con la desesperación y la sexualidad negada. Todo se va volviendo apocalíptico, como el dolor de los protagonistas que intentan ocultar al igual que sus mentiras. El tempo de la novela es pausado pero sin piedad, todo se va erosionando con su paso. Surge en esas tinieblas el tema del cambio climático que se va fusionando con el clima que se vive en la familia, esas tinieblas atraen fuerzas más oscuras y extrañas convirtiéndose en tornados que arrasan todo a su paso.