Aitor González J.

“España ya tiene su Reacher, su Lisbeth Salander, su nuevo código Da Vinci. Pero lo que de verdad tiene es a Juan Gómez-Jurado: un narrador con instinto quirúrgico y hambre de fuego.”

En Todo Arde, Juan Gómez-Jurado demuestra por qué es uno de los autores más leídos —y respetados— del panorama literario español contemporáneo. No solo porque venda millones. No solo porque sus tramas enganchen como si hubieran sido diseñadas por una inteligencia artificial obsesionada con el cliffhanger. Sino porque, detrás de cada página que arde, hay una mirada inteligente, divertida y feroz sobre lo que somos como sociedad.

Esta novela es la primera entrega de una nueva trilogía, que arranca con una premisa sencilla: tres mujeres que ya no tienen nada que perder deciden vengarse del mundo. Pero sería injusto reducir la obra a un thriller de venganza. En realidad, Todo Arde es una exploración afilada del dolor, el poder y la rabia, disfrazada de novela de acción.

Aura, Mari Paz y Sere —tres nombres que podrían parecer menores en otro contexto— se convierten aquí en símbolos de una resistencia íntima. Mujeres desahuciadas, socialmente marginadas, emocionalmente fracturadas… pero nunca rotas del todo. Gómez-Jurado les da no solo una voz, sino un rugido. Y es precisamente ahí donde se encuentra su talento: en convertir lo invisible en protagonista. En mostrar que lo que arde no es solo un coche en llamas. Es una vida. Es una historia. Es un cuerpo femenino que ya no quiere callar.

Desde un punto de vista psicoanalítico, Todo Arde retrata lo que ocurre cuando el sistema —ese gran Otro lacaniano— deja de protegerte y pasa a devorarte. Aura, marcada por la culpa y la pérdida, se convierte en una figura casi arquetípica de la madre herida que se transforma en loba. Mari Paz, con su lenguaje áspero y su violencia contenida, es la metáfora perfecta de la clase obrera arrinconada. Y Sere, con su perfil de “genio roto”, encarna el drama contemporáneo del talento sin recursos, la inteligencia sofocada por un mundo que premia la obediencia antes que la brillantez.

Pero Todo Arde no es un panfleto ni un drama social. Es una novela trepidante, divertida, incluso cómica por momentos, que sabe equilibrar el peso de sus temas con la ligereza de una narración cinematográfica. Las frases cortas, los diálogos vibrantes, las secuencias de acción diseñadas con precisión quirúrgica… todo remite a una nueva forma de hacer literatura popular en español. Y eso también es importante: Gómez-Jurado escribe como quien sabe que su lector tiene poco tiempo, pero merece lo mejor.

¿Es esta su mejor novela? Tal vez no. ¿Es su novela más ambiciosa? Puede. Lo que sí es, sin duda, es una declaración de intenciones: Todo Arde es el inicio de algo más grande, más oscuro y más emocionante. El autor no solo ha creado un universo narrativo, sino una marca. Y como todo lo que arde… esto también deja cicatriz.