Jesús Millán Muñoz.
Seguimos con la polémica que se ha levantado en los foros de Internet y periódicos sobre la lectura. De siempre nadie ha negado su valor y sus peligros, ahora se ha puesto en duda.

Cosas de las paradojas de los tiempos, cuándo existen más personas en el mundo, en el mismo presente, y, cuando Internet ha cambiado las formas de comunicación, ahora todo el mundo se envía mensajes escritos, como hojas sueltas, no sólo habladas, se pone en crisis el fin y la finalidad y los motivos de la lectura.
Como toda polémica que surge, se habrán escrito unos cientos de artículos, noticias, reportajes, artículos de opinión y viñetas sobre este tema. Bueno, habría sido si alguien, algún ente recoja todas las entradas a esta cuestión, teniendo en cuenta, lo que se publica en provincias y en periódicos de menos audiencia, y, no sólo en los grandes centros geográficos de la Península.
Se empezó la polémica con la pregunta o cuestión: si leer te hace mejor o no te hace mejor. Y, aquí viene el gran dilema. No todo lo que se lee es bueno y positivo y verídico y verdadero. Por eso, una “censura moral” según edad y circunstancias, una censura libre, o mejor dicho, una “censura que anuncie quizás libros que no deben ser leídos a determinadas edades”, quizás, aunque parezca retrógrado e innecesario, quizás sea bueno y positivo.
Porque es obvio y evidente, que un bebé no puede degustar bistec ni troceados, pues a determinadas edades, no se puede leer determinados libros, especialmente, esa mezclas de literatura o filosofía o literatura-filosofía, y, temas afines. Porque hablamos de la bondad de la lectura, pero olvidamos como todo lo humano, cuántas personas se pierden por la lectura, por leer determinadas cosas, que no tienen edad, o no tienen conocimientos suficientes –no sé, yo, supongo que quizás usted, leer libros de matemáticas de tercero de carrera no está preparado, este escribiente, ni de primero de carrera…-.
Por otro lado, leer te permite saber más sobre determinados temas, e, incluso quizás te agudice tu capacidad de análisis y de deducciones y de inducciones. Quizás te abra las posibilidades percepción de la realidad… El fenómeno del pensar, en sentido amplio, se mueve por varias dimensiones, que hay que recordar. Primero, pensamos cada uno, con su estructura psicológica-biológica mental, y, segundo, con su experiencia acumulada biográfica-experiencial-afectiva, y, también, tercero, con los conceptos e ideas que dispones o crees verdaderas o sabes.
Un Cromagnon de Altamira, tendría la misma estructura óptica y entitativa que usted, era de la misma especie que usted, pero no podría pensar que la Luna era un satélite o un trozo de piedra muy grande, igual que la Tierra. No tenía conocimientos acumulados en esta materia. Por tanto, podría imaginar que la Luna, es una hipótesis imaginaria- como un dios o una diosa, o quién sabe qué y cómo. Además cambiaba de forma, igual que los animales, quizás pensaría que era algo vivo y viviente y vividor.
Los conceptos e ideas y enunciados y proposiciones son absolutamente necesarios para pensar, y, eso nos lo proporciona de momento la lectura. Por eso la enorme necesidad de pensar-leer lo que sea verídico, verdadero, bueno en distintos sentidos, y, bueno moral… porque sobre esa montaña intentaremos comprender y entender el mundo –recordemos la frase de Newton, que dicen no es verdad, de los hombros sobre gigantes-, el mundo natural, el mundo social, el mundo humano, y, el propio mundo, también las cuestiones metafísicas o Dios.
Por tanto, igual que cuándo degusta una comida o plato, debes buscar que los alimentos o ingredientes estén en buen estado, y, que esos mismas substancias no sean negativas, para la salud del cuerpo y de la mente. Que sean saludables, igual que eso es necesario y esencial. Los alimentos de ideas, conceptos, proposiciones, enunciados, que los humanos los hemos dividido en saberes –ciencias, tecnologías, filosofías, teologías, artes, culturas…-. Que cada uno de los enunciados que admites o niegas sean verdaderos, sean verdaderos en lo que afirman, sean verdaderos en lo que niegan… La verdad o la veracidad al menos, la verdad si es posible demostrable, según el saber de que se trata, o del saber interrelacionado.
Con la verdad de ese enunciado tendría que valorarse el bien. El bien de un enunciado se mueve en tres dimensiones al menos –que esa verdad como bien, sea buena a nivel instrumental o eficiente o útil, es decir, que si compras un pico sea un pico y sirva para ese fin, que además sea un bien moral o ético, una verdad con bien moral, o dicho de otro modo, que lo verdadero esté unido a lo bueno moral, una idea en sí sea moral, y, la verdad en relación con lo bueno espiritual o metafísico-.
Estimo y valoro, que los expertos, digamos diez o veinte o treinta, por ramas del saber, cada año nos deberían invitar a listas de libros según especialidades. Así, así de ese modo, nos orientarían… Es mi parecer. Pero no sólo en literatura, sino en todas las Artes, en todos y cada uno de los saberes… Creo que esto sería esencial para ayudarnos a entender lo que somos y en donde somos. Somos animales culturales. Culturales significa que tenemos ideas y conceptos, teóricos y prácticos. Por tanto, tienen que ser lo más verdaderos, lo más buenos, en los tres sentidos, y, algo y con algo de belleza. Hasta aquí lo dejamos. Seguimos en esa polémica que se ha formado, esa marejada en el océano de Internet y de la Prensa –Prensa en todos los formatos-. Paz y bien.