
Redacción.- En la línea de su perspectiva hermenéutica del humanismo clásico, José Luis Trullo prosigue en su nuevo libro, La estirpe de Sócrates, con su reflexión acerca de la tradición occidental. En este caso, lo hace abordando el concepto de «vocación personal» al hilo de sus lecturas de autores como Jenofonte, Cicerón, Epícteto, Séneca, Marco Aurelio, San Agustín, Petrarca o Juan Luis Vives, todos ellos autores que prosiguen la misión socrática de «saber para vivir».
Trullo enfatiza la disyuntiva que se plantea en torno a la figura de Sócrates: mientras Platón la interpreta en clave metafísica y especulativa (de donde bebe la filosofía académica), Jenofonte lo hace en un plano eminentemente ético y cívico, como un instrumento para mejorarnos personal y socialmente (de donde lo hace el humanismo). Este planteamiento desafía la percepción del sabio ateniense, al que solemos asociar a indagaciones conceptuales no demasiado apegadas a su aplicación práctica en la vida cotidiana.
Trullo pone en valor la recepción humanista del legado socrático mediante sus herederos, los estoicos y los humanistas, y pondera la vigencia y la necesidad de su magisterio para recobrar el pulso perdido en una sociedad occidental agotada y desfondada por siglos de materialismo ramplón y nihilismo moral. Podemos leer en el último capítulo del libro, titulado «La lección del humanismo»:
Tanto Jenofonte como Cicerón, Séneca, Epícteto, Marco Aurelio, San Agustín, Francesco Petrarca o Juan Luis Vives, por solo ceñirnos a los autores a los que mayor atención hemos prestado en este libro, fueron, cada uno a su manera personal, unos magníficos portaestandartes del legado clásico (entendido en un sentido amplio: pagano y cristiano), y en todos ellos percibimos unas enseñanzas que son las mismas que determinaron a Sócrates a elevar la antorcha de la verdad frente a la demagogia, de la razón frente a la opinión, y del espíritu frente a la materia.
Y concluye:
En el siglo XXI, quienes nos reconocemos herederos de esta tradición, de su importancia y de su necesidad, hemos de perseverar en transmitir e interpretar los textos de los grandes autores clásicos, pues de ellos emanan las esencias más preciosas y los valores más sólidos, eso sí, sin renunciar a establecer con ellos un diálogo crítico y fecundo.
El autor, José Luis Trullo (Barcelona, 1967) es licenciado en filología y desde hace tres décadas se dedica a la escritura, a la traducción y a la edición, siempre de manera vocacional, sin ánimo de lucro. En los últimos años se ha consagrado al rescate de clásicos del humanismo occidental, sacando a la luz obras fundamentales pero poco accesibles de Francesco Petrarca, Lorenzo Valla o Cristoforo Landino. En este ámbito, ha publicado los libros Dignitas. Una apología del humanismo clásico y Retorno al humanismo. Lecturas de sabiduría perenne, además de la compilación de artículos y aforismos La condición humanista. Fundó el Congreso Nacional de Humanistas y gestiona la página Humanistas, donde difunde textos y reflexiones en torno a dicha temática. Además, colabora de forma habitual en revistas digitales como Entreletras y Culturamas, y organiza eventos de divulgación cultural en espacios como la Biblioteca Pública de Sevilla o la Universidad de Sevilla.


