
Álvaro Alves de Faria (São Paulo 1942) es periodista y poeta de la Generación de los 60, además de haber publicado también novela, ensayo, crónica y teatro.En poesía ha publicado más de 50 libros tanto en Brasil como en Portugal y ha sido traducido a varios idiomas. https://alvaroalvesdefaria.com/o-poeta/
En España ha publicado en poesía: Habitación de olvidos (Traducción de Alfredo Pérez Alencart 2007), Alma afligida (Traducción de Alfredo Pérez Alencart, 2013), Cartas de abril para Julia, (Traducción de Montserrat Villar, 2014), Motivos ajenos – Residuos (Traducción de Montserrat Villar, 2015), Desvivir (Traducción de Montserrat Villar, 2016), Com dos almas por palavra (Con la poeta Montserrat Villar, 2017), A dos voces (Con la poeta Leocadia Regalo y con traducción de Alfredo Pérez Alencart y Jaqueline Alencart, 2018). Ha ganado, entre otros, el Prêmio Governador do Estado de São Paulo para Poesia, Pen Clube Internacional de São Paulo, Prêmio Jabuti y el Anchieta de Teatro.
Por sus poemas O Sermão do Viaduto, que fueron declamados en el Viaduto do Chá a principios de los años 60, fue encarcelado.
En su obra (según Montse Villar en Álvaro Alves de Faria, un autor entre dos mundos, Ibis Libris editora (Brasil), 2025) coexisten dos estilos diferentes. El de poesía brasileña y el estilo que surge a partir de su visita a Coímbra en 1998, donde comienza su poesía portuguesa.
En su poesía brasileña, expresa su inconformismo con la realidad y atiende a los problemas sociales de su país. Como él mismo afirma: “Minha influência eram as pessoas, o povo, mesmo em poemas que não dizem isso de maneira tão clara”. En su poesía portuguesa escribe una poesía existencial en la que busca sus raíces vitales y literarias, asumiendo la tradición literaria peninsular que nace en Cervantes, Camões, Pessoa, Caeiro, Álvaro de Campos.
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CONSCIÊNCIA
É melhor estar sempre
entre os derrotados,
os que estão mortos
nas esquinas,
nas igrejas
e na praça que já foi do povo.
É melhor estar sempre
entre os que foram executados,
mas não se traíram.
É sempre melhor.
Estar sempre entre os que meteram
uma bala na cabeça.
É melhor.
CONCIENCIA
Es mejor estar siempre
entre los derrotados,
que están muertos
en las esquinas,
en las iglesias
y en la plaza que fue del pueblo.
Es mejor estar siempre
entre los que han sido ejecutados,
pero no se traicionaron.
Es siempre mejor.
Estar, siempre, entre los que recibieron
una bala en la cabeza.
Es mejor.
(O uso do punhal, 2013)
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42
Minhas ovelhas cansaram-se do mundo e querem ir embora,
mas me querem junto delas, para que possam partir em paz.
Olho-as como o pastor que requer de cuidados para viver,
e digo-lhes que o mundo é a paisagem que nos cerca
entre as distâncias que não vemos.
Observam-me então demoradamente, como se a chorar
e como elas choro o que não sei, como se de mim a alma desnecessária
nelas tivesse que encontrar o refúgio que me pede,
essa alma inquieta que se fere e ferida sangra por dentro de mim,
deixando que escorra pelos olhos as imagens que se perdem na face,
entre os fios da barba de santo alheio que carrego,
sem fazer milagre algum que nos passa salvar por falta de merecimento.
42
Mis ovejas se cansaron del mundo y quieren marcharse,
pero me quieren a su lado, para poder partir en paz.
Las miro como el pastor que requiere de cuidados para vivir,
y les digo que el mundo es el paisaje que nos cerca
entre las distancias que no vemos.
Me observan entonces lentamente, como si lloraran
y como ellas lloro lo que no sé, como si de mí el alma innecesaria
en ellas tuviera que encontrar el refugio que me piden,
esa alma inquieta que se hiere y la herida sangra dentro de mí,
dejando que escurran por los ojos las imágenes que se pierden en la cara,
entre los hilos de la barba del santo ajeno que cargo,
sin hacer milagro alguno que nos pueda salvar por no merecerlo.
(O tocador de Flauta, 2012)
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Assim como setembro, outubro passou sem que eu notasse, mas as árvores tinham mudado de cor. Os oito cavalos ainda estavam no campo e a casa de janelas azuis mais parecia um desenho numa paisagem invisível. Lembrei-me de mim quando me vi diante de um espelho antigo que insiste ficar em meu quarto, onde adormeço com as formigas e os insetos que percorrem o assoalho debaixo do tapete antigo. Assim como setembro, como todos os setembros em que me deixei viver sem que soubesse. Queria mesmo atravessar o mar com um barco de papel, usando as mãos como remos impossíveis de remar. O tempo já tinha se ido para sempre, mas eu sempre fiz de conta que não compreendia. No entanto, as vozes dos silêncios eram mais altas que os soluços de sangue que espirravam de minha boca todas as noites. As noites não terminavam nunca. Arrastavam-se em lembranças antigas, histórias enterradas na memória, com imagens que eu não conhecia, mulheres tristes que se deitaram comigo e se deixaram em mim. Percorri seus corpos com as chuvas que molham dessas planícies que guardo em meus sentidos. Em quase todos os momentos, a poesia não serve mais para o tamanho do desencanto. Nas ruas, entrava nas igrejas na espera de salvar-me do mundo. Sentia então as trevas de meus pecados, desses que não se perdoam. Os altares que comoviam, mas isso faz tempo. Agora, neste último dia, lembro-me de coisas assim e sinto a inutilidade de todas as coisas que percorri acreditando que seria ainda possível inventar um mundo novo. Mas o mundo novo não existe mais, nem existirá. Não o verei se porventura surgir em algum lugar, dentro do universo de alguma pessoa desconhecida, ao abrir de uma janela, ao fechar de uma porta para sempre. É preciso fechar as portas para sempre. Os apelos não se ouvem nas salas de suplício, onde as palavras ferem como facas afiadas. As coisas são simples, basta compreendê-las como se compreendem as sombras. Os seres noturnos habitam estes silêncios que cicatrizam cada vez, imensa ferida no corte da pele. A alma é só um detalhe.
(O último dia de nossas vidas, Inédito)
Del mismo modo que septiembre, octubre pasó sin que yo lo hubiera notado, pero los árboles habían cambiado de color. Los ocho caballos todavía estaban en el campo y la casa de ventanas azules parecía un dibujo en un paisaje invisible. Me acordé de mí mismo cuando me vi delante de un espejo antiguo que insiste en quedarse en mi habitación, donde duermo con las hormigas y los insectos que recorren el suelo debajo de la alfombra antigua. Del mismo modo que septiembre, como todos los septiembres en que viví sin saberlo. Quería atravesar el mar en un barco de papel, usando las manos como remos imposibles para remar. El tiempo ya se había ido para siempre, pero yo siempre hice como que no lo sabía. Sin embargo, las voces de los silencios eran más altas que los sollozos de sangre que salían de mi boca todas las noches. Las noches no acababan nunca. Se mezclaban en la memoria con recuerdos antiguos, historias enterradas en la memoria, con imágenes que yo no conocía, mujeres tristes que se habían acostado conmigo y se habían abandonado en mí. Recorrí sus cuerpos con las lluvias que mojan esas planicies que guardo en mis sentidos. En casi todos los momentos, la poesía no sirve para un gran desencanto. En las calles, entraba en las iglesias a la espera de salvarme del mundo. Sentía, entonces, las tinieblas de mis pecados, de esos que no se perdonan. Los altares que me asustaban, pero de eso hace tiempo. Ahora, en este último día, recuerdo cosas así y siento la inutilidad de todas las cosas que recorrí creyendo que todavía sería posible inventar un mundo nuevo. Pero el mundo nuevo ya no existe ni existirá. No lo veré, si por casualidad, surgiera en algún lugar, dentro del universo de alguna persona desconocida, al abrir una ventana, al cerrar una puerta para siempre. Es necesario cerrar las puertas para siempre. Los ruegos no se oyen en las salas de tortura, donde las palabras hieren como cuchillos afilados. Las cosas son simples, basta comprenderlas como se comprenden las sombras. Los seres nocturnos habitan estos silencios que cicatrizan continuamente: enorme herida en el corte de la piel. El alma es sólo un detalle.
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Do passo leve levam-se as pedras,
leva-se de suas arestas a pontas agudas de seu tempo,
o grave silêncio que delas saltam
como espantos.
Partem assim para sempre as aves escuras
que permanecem na memória que não esquece,
a vida separada ao meio,
em duas faces,
em dois pedaços,
em duas fatias,
em dois mundos,
em duas mortes,
em dois gestos inúteis.
Partem para sempre,
como se nunca houvessem habitado
esse lugar desconhecido,
uma casa invisível
no que se cala esquecido.
(Este gosto de sal, 2010)
Del leve paso se llevan las piedras,
se lleva de sus aristas las puntas agudas de su tiempo,
el grave silencio que de ellas saltan
como miedos.
Se alejan, así, para siempre, las oscuras aves
que permanecen en la memoria que no olvida,
la vida abierta al medio,
en dos caras,
en dos porciones,
en dos mundos,
en dos muertes,
en dos gestos inútiles.
Se alejan para siempre,
como si nunca hubieran habitado
ese lugar desconocido,
una casa invisible
en la que se calla olvidado.
Traducción: Monserrat Villar González
Cortegada de Baños (Ourense), 1969. Profesora, poeta, traductora y escritora de manuales didácticos. Fundó la Asociación Cultural PentaDrama. Ha publicado más de 10 libros de poesía, sus últimos títulos: Los abrazos del mar /Os abrazos do mar, (Castellano/Gallego) (Lastura, 2022), Ubuntu, (Lastura, 2023), Resonancias Rebeldes, antología de poesía en español, (Tesseractum, Brasil, 2024), Un unicornio en Albanta (Aute/Silvio), (Lastura 2025).
Ha sido traducida al gallego, portugués e inglés y ha participado en innumerables obras conjuntas. Ha colaborado con artistas de otras disciplinas en diferentes publicaciones entre las que destacan: Encontrados, con fotografías de Andrés Arroyo y Desde la otra orilla, libro de autor con ilustraciones de 5 artistas gráficos.

