Pilar Martínez Manzanares.

Yoga facial, el debut literario de Alice Daffonchio, se presenta como un libro que trasciende el terreno de la cosmética para adentrarse en el ámbito del bienestar integral. Publicado por Larousse Editorial, el texto invita a replantearse la relación que mantenemos con nuestro rostro y con la belleza en general, proponiendo un camino alternativo al de los procedimientos invasivos tan en boga en la actualidad.

Uno de los mayores aciertos de la obra radica en su planteamiento: el rostro no es únicamente un conjunto de músculos y piel que reflejan la edad, sino también un espejo de nuestras emociones, de nuestros hábitos y de nuestro equilibrio interior. Daffonchio, con un lenguaje accesible y cercano, defiende que el autocuidado facial debe ir más allá de la apariencia, convirtiéndose en una práctica de autoconocimiento.

La estructura del libro, dividida en cinco partes, resulta clara y ordenada. Cada sección ofrece un equilibrio entre teoría y práctica, permitiendo al lector comprender la filosofía del yoga facial y, al mismo tiempo, ponerla en acción. Desde la nutrición antiinflamatoria hasta el uso de herramientas como el gua sha o las ventosas, la autora articula un recorrido que combina saberes ancestrales con técnicas contemporáneas. En este sentido, el capítulo dedicado al face reading aporta un matiz especialmente interesante: comprender cómo las emociones y experiencias se manifiestan en los rasgos del rostro abre una nueva dimensión en la interpretación de la belleza.

Otro aspecto destacable es la manera en que Daffonchio sitúa la práctica dentro de un marco espiritual y femenino, proponiendo rituales que conectan la belleza con la energía vital y los ciclos naturales. Sin embargo, este enfoque puede resultar demasiado esotérico para quienes busquen un manual puramente técnico o científico. El libro no pretende reemplazar la evidencia médica ni ofrecer soluciones inmediatas, sino más bien invitar a una reflexión y a un cambio de hábitos.

Como crítica, puede señalarse que el texto asume un público mayoritariamente femenino y puede dejar en segundo plano a lectores masculinos interesados en estas prácticas. Asimismo, aunque el tono inspirador es una de sus fortalezas, a veces roza la idealización excesiva de los beneficios, lo que puede generar expectativas poco realistas si se entiende el yoga facial como una fórmula mágica contra el envejecimiento.

En definitiva, Yoga facial es una propuesta fresca y necesaria en un mercado saturado de promesas rápidas. Más que un libro de belleza, es una invitación a reconciliarnos con nuestro reflejo, a observarlo sin juicio y a cultivar un cuidado consciente y amoroso que trasciende la estética para tocar lo emocional y lo espiritual.