JOSÉ LUIS MUÑOZ

La historia de Sally Bauer (Josefin Neldén), madre soltera sueca obsesionada por la natación que no ceja en su afán de ser la primera escandinava en cruzar a nado el canal de la Mancha, sacrificando, en aras de ese sueño imposible, hasta la patria potestad sobre su hijo pequeño, recuerda mucho a otra película, Nyad (Annette Bening), en la que esa nadadora olímpica norteamericana nada a los 64 años desde Cuba a Florida empeñada en batir su récord de antaño. La directora sueca Frida Kempff (Sala, 1977), y también guionista, arma en esta su segunda película tras Knocking un biopic muy canónico e irreprochable.

El torpedo sueco, ambientada en tiempos muy convulsos (Hitler ya ha invadido Checoslovaquia y la Segunda Guerra Mundial está a punto de empezar), retrata acertadamente la vida personal de esa mujer obcecada en conseguir el objetivo que se ha marcado contra viento y marea y que está por encima de su vida personal y laboral, sus relaciones intermitentes con el padre biológico (Mikkel Boe Folsgaard) y no reconocido de su hijo, que es también su entrenador personal, y el ambiente tenso que precede a ese terrible conflicto que se masca en el horizonte.

Cuidadosamente ambientada, perfectamente interpretada, aunque cueste empatizar con la locura de Sally Bauer, que llega a ese límite difícilmente asumible de sacrificar su maternidad en aras de su meta, El torpedo sueco, presentada en los festivales de Cannes y en el Atlántida que patrocina Filmin en Palma de Mallorca, es un biopic bien rodado y que discurre con agilidad a los ojos del espectador a pesar de sus dos horas de metraje. A destacar sus escenas marinas en las que la nadadora se embadurna con grasa oscura de pies a cabeza para paliar el frío del agua, muy bien rodadas, y la frustración sentimental con su mentor y padre de su hijo, casado, con el que no consigue fraguar una relación estable porque no está dispuesto a romper su matrimonio.

Sally Bauer cumplió su sueño de cruzar el Canal de la Mancha in extremis, seis días antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial y el brazo de mar se convirtiera en un escenario de guerra. ¿Qué fue luego de ella tras cumplir ese sueño al que dedicó toda su juventud? Eso podría ser otra película, lo que les sucede a esos atletas que alcanzan su objetivo y se quedan vacíos una vez lo han conseguido.