Sergio Vargas.

Todo lo que Shapiro toca, no es oro. Uno de los mejores promotores de la música rock, editor de revistas musicales, propietario de locales de música en directo en todo Estados Unidos y promotor de literalmente 10.000 espectáculos, las paso canutas para llevar a cabo todos esos milagros.

En “La música nunca deja de soñar” (LIBURUAK), Shapiro, por ejemplo nos cuenta cómo reunió a los supervivientes de la mítica banda Grateful Dead en 2015. Todo fue un largo y extraño viaje que detalla con pelos y señales en este libro, como un joven hiperactivo que casi lo pierde todo en muchas ocasiones, como cuando tuvo que pagarle al miembro de la banda psicodélica Jefferson Airplane un dinero prometido.

Los capítulos vuelan, son cortos, las historias son auténticas, con muchas anécdotas jugosas con celebridades de la música. Shapiro es un excelente relaciones públicas consiguiendo unir a personas tan distantes como al actor Peter Fonda y al vocalista de Led Zeppelin Robert Plant.

Además, es productor de películas como la que hizo con U2 en 3D y sus años en New York sobre el terreno en noches inolvidables junto a Bob Dylan, la elegante banda Steely Dan y Elvis Costello. Peter es un culo inquieto, con una frenética agenda donde no le hace ascos a sacrificar unas vacaciones en Hawái y volver esa misma noche para estar presente en uno de sus espectáculos.

Su padre es citado en el libro el cual le ayudó a salir de varios embolados. Incluso fanáticos de la música hablaron de los poderes sobrenaturales del neoyorquino para conseguir sus locuras. Espero que este genio siga usando sus poderes para seguir haciendo su magia y enseñarnos lecciones de vida tan valiosas. Y ya sabes: “no puedes rendirte. Ningún camino es una línea recta. E incluso cuando lo es, probablemente necesitas corregir el rumbo”(Peter Shapiro).