El falso techo, Erika Martínez

el falso techoEl falso techo

Erika Martínez

Pre-Textos.

 

Por María Cabrera

 

Lo mejor que una puede hacer, ante la imposibilidad física de escribir, otra vez, los poemas que escribe (los ya escritos) es leer. Encontrar en los libros de otros los poemas que a una le hubiera gustado escribir, aquellos que le recuerdan a algo de su propia escritura (que quisieran recordarle, no sé).

 

En frases como éstas: «Permitiría cosas atroces con tal de que nadie se ofendiera».»…como tú la primera vez que te negaste/ y pasó un metro por debajo». «Amor es lo que el tiempo/ deshace contigo».

 

erika martínezSu autora, Erika Martínez, es doctora en Filología Hispánica y licenciada en Teoría de la Literatura. Ha escrito los poemarios Color carne (I Premio de Poesía Joven Radio Nacional de España) y El falso techo, y el libro de aforismos Lenguaraz, todos publicados por la editorial Pre-textos.

 

Su último trabajo, El falso techo, ha evolucionado, en palabras de la propia autora, hacia un lenguaje más áspero, más tajante. Para mí ha descrito pellizcos de realidad común nueva. En ocasiones críptica en cuanto al sentido hacia el que van sus poemas, Erika es consciente de la falta de respuestas y, por eso, encuentra más y más preguntas. Y compara. Y no entiende, o no sabemos muy bien lo que entiende. La vida de sus antecesores, la vida que tal vez aún nosotros estemos esperando empezar a vivir. Frente a un estado de extrañeza que simplemente llamamos presente.

 

Me gustan especialmente algunos poemas en prosa, como Carga y descarga o Turismo. Son historias microscópicas, puntos de realidad. Dice la autora que éste es un libro sobre la pérdida, los falsos techos que van cayendo, desprotegiéndonos. Creo que ha construido El falso techo de este libro con los propios pedazos que caían, en el preciso instante, en que: «No hay dos segundos iguales/ durante la caída. / La memoria les pesa diferente». Y por encima o por debajo o por dentro de las palabras, del techo, de la historia minúscula, asoma más. En este fragmento lo dice así:

 

Mientras se acerca,

atiendo a su perfecta nariz

como quien mira algo naturalmente bello:

pensando en otra cosa.

 

Poemas en prosa y en verso maravillosos. Leído de un único aliento, disfruto ahora de leerlo a borbotones, agarrándome a sus frases como lianas, pasándole las páginas de atrás adelante, dándoles la vuelta, agitándolo para volcar sus palabras sobre la mesa. Su librito amarillo me palpa.

 

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