Ale Oseguera (‘Mi rostro es un mapa de mi cuerpo’): “Este poemario es una invitación a descolonizar el pensamiento”

PILAR M. MANZANARES.

Ale Oseguera combina elementos teatrales con la literatura, creando piezas poéticas que trascienden la palabra y se expresan también a través de la voz y el cuerpo. Nació en México y vive en Barcelona desde 2006. Mi rostro es un mapa de mi cuerpo es su último poemario hasta la fecha.

  • Me gustaría saber de dónde emana este libro.

Este poemario comienza con una pregunta. Creo que todos los proyectos de escritura, al menos los míos, comienzan con dudas. En el caso de Mi rostro es un mapa de mi cuerpo la pregunta primigenia fue: ¿Qué pasaría si escondo mi rostro, mi cuerpo, y las personas ya no pueden juzgarme por mi físico, por mi género, por mi color de piel? A partir de ahí comenzó un viaje que me llevó no sólo a la escritura, sino, sobre todo, a la lectura (filosofía, literatura, antropología social, ventre otras). Este camino en pos del entendimiento y deconstrucción de la identidad se materializó en este poemario que, a su vez, se plantea también como un viaje, un viaje circular. Creo que, aunque cuestionamientos tan grandes como “¿qué soy?” o “¿quién soy?” no llegan a resolverse, a lo que sí podemos aportar es a afinar la pregunta.

  • ¿Por qué hacerlo en verso y no en novela?

El poemario incluye poemas en prosa, verso e incluso, utilizo el lenguaje de la dramaturgia. Esta elección fue consciente y responde no sólo a mi gusto por la experimentación y la mezcla, sino al mismo espíritu del libro. El poemario habla de identidades híbridas, de espacios liminales, de individualidades y colectividades que no pueden ser descritas con estructuras sociales cerradas, binomios excluyentes o etiquetas simples. De ahí que mi pluma no se case tampoco con ninguna estructura cerrada. Era un cuestión de mera coherencia expresiva y conceptual.

  • ¿Qué encontrarán quienes elijan este poemario?

Fuego, fotografías antiguas, cristales rotos, huellas en la tierra, maíz y una invitación a descolonizar el pensamiento.

  • ¿Qué ensalzarías de este poemario que resulte atractivo al público?

Creo que cada quien encuentra los versos que le incendian Sin embargo, también creo que el poemario apela a cuestiones que muchos y muchas compartimos: ¿dónde es mi casa? ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿qué parte de mi historia familiar me ha impedido o ayudado a lograr mis objetivos? ¿estoy condicionada por mi nacionalidad, mi religión, mis orígenes? Y creo que a esto es a lo que apela: a las incertidumbres que nos unen (las dudas, la historia, las opresiones…).

  • ¿Cómo cambiar esas ideas preconcebidas sobre el cuerpo, el origen, el género y las identidades de las que habla el poemario?

Creo que un ejercicio primordial que debemos hacer todos y todas es el de preguntarnos: ¿cuánto de este pensamiento es mío y cuánto es heredado o impuesto? Julia Kristeva en Extranjeros para nosotros mismos nos invita a mirar y aceptar nuestra propia extranjeridad (independientemente de si vivimos en el lugar en el que nacimos), a no pensarnos desde nuestra condición nacional individual, a vernos en el espejo de esos Otros y Otras. Y creo que aquí es donde está la esperanza que busco en el verso “¿Hay esperanza después de asumir que somos la herida del cuerpo?”. En que nos demos cuenta de que los sistemas identitarios son construcciones sociales y políticas creadas por nosotros mismos. Así que si nosotros mismos las creamos, podemos cambiarlas. Si logramos superar estas barreras,  creo que podremos encontrar mejores puntos en común para, así, construir identidades más auténticas y comunidades alternativas al Yo-Nosotros impuesto históricamente por los poderes de turno.

  • Eres la mujer, la migrante, la latinoamericana, la hija, la mestiza, la que decide no ser madre ¿Cuál de todas fuiste más al escribir este poemario y por qué?

Las soy todas y las he sido todas. He tenido que pararme a observar a cada una de ellas a detalle con el fin de explorarme en cada una de sus vestimentas, sus roles sociales, sus errores, sus penas. 

  • ¿De qué autoras y autores nace tu pluma?

Siempre he sido muy de Pizarnik y de Gioconda Belli. Son dos de mis poetas de referencia. Sin embargo, en este libro está muy presente la pluma de Gloria Anzaldúa. Su obra entera me ha servido de fuente y de guía. Creo que Mi rostro es un mapa de mi cuerpo es, de mis obras, la que más bebe de referencias, no sólo literarias sino también académicas. Están muy presentes los estudios de autoras y autores como Julia Kristeva o Homi K. Bhabha. Lo he querido dejar patente a través de las páginas; porque el camino de la deconstrucción de la identidad no lo he caminado sola, he estado acompañada por grandes palabras. Por ello, en el poemario encontraréis muchas referencias y epígrafes. 

  • Por último ¿Nuevos proyectos asoman por el horizonte?

Ahora estoy inmersa en una novela. Acabo de terminar una residencia de escritura en la Casa de l’Artista en La Sénia (Catalunya). Estoy muy agradecida con ellos porque he podido reconectar con este proyecto que, por temas laborales y asuntos de la vida, no había podido retomar desde hacía meses. Espero continuar con buen ritmo.

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