Jorge González y su ‘camino primitivo’

HAIZEA USTARAN.

Por el camino primitivo. Diario de un reumático entre Oviedo y Santiago de Compostela es una novela escrita por Jorge González de Matauco y publicada el 18 de abril 2018, por la editorial Saure.

Jorge Gonzalez de Matauco nació en Vitoria, en 1966. Es abogado y escritor. Autor de varios libros de viajes por Europa, Asia y Oriente Próximo, como “La otra Europa, después del muro” (1999), “Huellas de sangre” (2002), “El avispero caucásico” (2002), obra ganadora del Premio Sagitario-Concurso Grandes Viajeros, de Aramaio, en Álava; “A través del imperio” (2003), “Filípides era vikingo” (2004), “En el Purgatorio de Irlanda” (2009), “La ruta de las montañas sagradas” (2011), “En busca de las carreras extremas” (2014), “Por el Camino de San Salvador” (2017), “Por el Camino Lebaniego” (2017). Además, ha sido colaborador en publicaciones de viajes (Altair) y de atletismo (Trail, Planeta Running), y actualmente escribe artículos en www.carreraspopulares.com para la serie ‘Corriendo por los puertos míticos’.

Como escritor de historias de viaje, el autor de este libro, Jorge, se sitúa como protagonista del mismo. La historia comienza cuando nuestro protagonista descubre que ha contraído una enfermedad reumatoide, conocida médicamente como “espondilitis anquilosante”, y causante de graves dolores e incapacidad temporal. Desesperado, acude a una Iglesia a rezar y promete que si mejora completará el Camino Primitivo desde Oviedo hasta Santiago de Compostela.

Al mejorar inesperadamente se ve en la obligación de cumplir su promesa y, con apenas quince días disponibles de vacaciones durante el mes de diciembre, decide emprender su aventura. Jorge se implica  en cuerpo y alma con mucha convicción y durante su peregrinación hasta la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, conoce a nuevas personas y descubre nuevos paisajes que le harán reencontrarse consigo mismo.

Lo verdaderamente interesante de esta novela, o novela corta, es que no se trata de una historia al uso sobre el Camino de Santiago. No es un relato sobre el camino de Santiago como recorrido en sí mismo. Tampoco es una guía de viajes, que proporciona información detallada y minuciosa acerca de los paisajes o los albergues del Camino de Santiago o del Camino Primitivo, ni pretende serlo. No. No es nada de esto, es un relato personal, una narración de este Camino Primitivo, pero desde una perspectiva personal e íntima, desde la perspectiva interna y emocional del autor.

Por esta razón, tampoco podemos hablar de una mera peregrinación física, sino más bien de un viaje espiritual, tal vez, en el menos estricto sentido de esta palabra y, sin embargo, al mismo tiempo, el más acertado. Esto es debido a que, con frecuencia, los peregrinos llevan a cabo la peregrinación por el Camino de Santiago por razones espirituales o emocionales, por un deseo de reencontrarse con uno mismo, como muchos de los compañeros que conoce Jorge a lo largo de la historia.

Pero hay una diferencia. Nuestro peregrino protagonista no posee unos motivos puramente espirituales, sino que realiza el camino por una promesa que hizo en un momento de desesperación. Y esto es precisamente lo que lo diferencia de otros peregrinos, puesto que en cierto sentido está más involucrado y de una más manera emocional y espiritual en su viaje, al vencer, de algún modo, las limitaciones físicas, pero también mentales, que lo aquejan y emprender una difícil aventura para su cuerpo y su mente encasillada en el dolor de su enfermedad. Ello s pesar de que, al principio, se arrepiente de su promesa y se lamenta de tener que cumplirla.

En cualquier caso, Jorge lleva a cabo su peregrinaje disfrutando de cada etapa, centrándose en las pequeñas cosas y los pequeños elementos de la vida que son su verdadera esencia y que hacen de ella una experiencia digna de ser vivida, como el valor de los compañeros del camino o la belleza de los detalles, cosas que con frecuencia pasamos por alto.

Este es sin duda el caso de muchos peregrinos, pero más concretamente es el caso de los peregrinos que nuestro peregrino va conociendo a lo largo del camino. A diferencia de Jorge, algunos de sus compañeros se centran en ir cubriendo etapas una a una para acabar rápidamente y poder volver a sus vidas rutinarias, algo que podemos ver al final del libro, cuando una vez que llegan a la plaza del Obradoiro, lejos de visitar la Catedral y acudir a la Misa del Peregrino, todos buscan una manera de volver a sus ciudades, sin pararse, sin detenerse a reflexionar sobre lo que han vivido, visto o experimentado a lo largo de peregrinaje. Como si tal recorrido fuera un elemento más a completar, una actividad a tachar y a eliminar de una lista una vez que se ha realizado.

En definitiva, Jorge González de Matauco se opone a esta visión un tanto “materialista” del peregrinaje, más centrada en la imagen y en las apariencias, y frente a esta perspectiva desprovista de interés real, tenemos ante nosotros una novela donde en 80 páginas escasas, se nos presenta una historia donde la superación personal, la relaciones humanas y el autoconocimiento son los verdaderos protagonistas, todo ello con la Cordillera Cantábrica como escenario y la reflexión vital como objetivo.

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