‘El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz’, la estremecedora historia de dos supervivientes

SARA ARANDA MARTÍNEZ. @SarArandam.

Título: El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz

Autor: Jeremy Dronfield

Editorial: Planeta

Los Kleinmann fueron una de las muchas familias judías arrasadas por la ideología y el gobierno nazi. El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz narra la historia de Gustav y Fritz, padre e hijo, que en 1939 se vieron apartados de su familia y emprendieron un largo viaje hasta el campo de Buchenwald donde empezó su lucha por la supervivencia.

El autor, Jeremy Dronfield, tiene una dilatada experiencia relatando historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. Para El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz se basó en el diario que Gustav, de manera ilegal, escribió durante sus años de prisionero, y en las memorias que Fritz logró publicar años después relatando su experiencia. 

El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz es una novela que sabemos cómo acaba antes de empezar. Gustav y Fritz consiguieron sobrevivir al genocidio nazi y reencontrarse a pesar de las numerosas veces que estuvieron al borde de la muerte. Sin embargo, a pesar de conocer el desenlace, cuando el lector llega al momento del reencuentro es mucho más intenso de lo que uno se imagina. Tras revivir todas las torturas a las que sobrevivieron la impresión es mucho más fuerte, parece increíble que al final fueran libres. Si bien la relación entre padre e hijo fue lo que en muchas ocasiones les hizo sobrevivir, no se consigue transmitir el vínculo tan importante que generaron. El autor no consigue transmitirnos ese afecto más allá de que sabemos que son padre e hijo.

Algo que hace especial a esta novela, es que a pesar de tratar un tema que en tantos otros libros es protagonista, se consigue transmitir unos valores distintos. Se sufre al pensar todo por lo que pasaron los prisioneros de los campos de concentración, pero el autor ha querido darle una tremenda relevancia al apoyo que entre ellos se daban. A la resistencia que crearon y a la lucha en común por la supervivencia. Gustav y Frizt no podrían haber sobrevivido sin la ayuda de otros prisioneros y civiles con los que establecieron fuertes lazos.

La veracidad de los hechos queda recogida en las entrevistas realizadas a Kurt Kleinmann, el hijo pequeño de la familia, y a Peter Patten, marido de una de las hermanas, Edith, que consiguieron exiliarse. Además, la numerosa bibliografía que se recoge en más de 70 páginas disponibles al final de la novela demuestra el arduo trabajo que el autor realizó para ambientar esta novela. Todos los hechos que conforman el panorama de este relato son verídicos y ayudan a ser consciente de la situación que se vivía en Europa a la vez que conocemos la situación de los Kleinmann. 

Sin embargo, estos detalles tan minuciosos provocan que en ocasiones el lector pierda el hilo de la historia de los protagonistas. El narrador en tercera persona, que en ocasiones se hace ver utilizando la conjugación en primera persona y realiza reflexiones, te saca totalmente de la historia. La vida de los Kleinmann debería tener al lector en vilo a lo largo de toda la novela y, sin embargo, los detalles les hacen quedar en un segundo plano.

La fotografía de la familia Kleinmann que se adjunta en el libro hace que la historia tenga nombres y apellidos, pero también un rostro. El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz es todo un homenaje para esta familia, pero también para todos los que no tuvieron la oportunidad de contar su historia. 

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