The Virtues (2019), de Shane Meadows – Crítica Serie TV

 

Por Jaime Fa de Lucas.

The Virtues es la nueva joya de la corona británica, algo que no se deduce directamente de sus dos primeros capítulos, pues tienen un ritmo excesivamente lento y más de uno se desesperará. Pero cuando Stephen Graham saca a pasear sus dotes interpretativas, uno sólo puede rendirse. Shane Meadows hace un buen trabajo introduciendo al personaje, que por suerte no es ni blanco ni negro: es un exalcohólico que tiene una vida complicada, pero que en su interior guarda muchas cualidades positivas.

Uno de los aspectos más destacados de The Virtues es la variedad de texturas y técnicas que maneja: grabaciones en blanco y negro, imágenes granuladas, digitales, o el uso de la cámara pegada al cuerpo del actor, recurso que popularizó Aronofsky en Réquiem por un sueño. En este sentido, tiene una riqueza que no se suele ver en este tipo de trabajos y es algo digno de admirar.

La historia va cogiendo fuerza con la aparición de nuevos personajes que empiezan a adentrarse en la vida del protagonista. Meadows sabe cómo generar suspense y va iluminando los recovecos más oscuros del personaje con mucha sutileza e inteligencia. No obstante, lo más notable de su segunda mitad es la conclusión, con uno de los finales más tensos que he visto en una serie.

La idea general que proyecta The Virtues –spoiler desde aquí– es que el protagonista es una especie de santo que a pesar de haber tenido experiencias bastante difíciles, acaba haciendo gala de las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que a su vez se ven reflejadas en la división en cuatro capítulos de la historia. Este soporte conceptual no hace más que amplificar la calidad de una serie que posiblemente sea de las mejores del año junto con Chernobyl.

*Se puede ver en Filmin.

 

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