El ingenuo salvaje

David Storey

El ingenuo salvaje

Traducción de Consuelo Rubio Alcover
IMPEDIMENTA
Una triunfal oda a la Inglaterra rugbística de los sesenta que habría firmado el mismísimo Alan Sillitoe: un mundo metálico de mugre, barro, sudor y ambiciones desnudas, pero también de gloria y tardes triunfales con el oval bajo el brazo. La historia de un gladiador moderno en un entorno brutal, de jugadores fieros, hinchas acérrimos, narices ensangrentadas, dientes rotos y baños comunitarios, en una Inglaterra en perpetua búsqueda de la redención.

Arthur Machin es hijo de un simple minero y no espera salir de la ciudad industrial del norte de Inglaterra en la que nació, un agujero de frustración y aburrimiento, pero su vida cambia cuando el equipo local de rugby lo ficha para la Liga Nacional inglesa. De la noche a la mañana, todo el mundo conoce su nombre, se codea con los hombres más poderosos de la zona y puede comprar todo lo que se le antoje. Sin embargo, Arthur no tarda en darse cuenta de que la popularidad no implica necesariamente la felicidad. Mientras va incomodando cada vez más a las clases altas, que no suelen admitir a nadie de origen humilde en sus selectos círculos, Machin trata infructuosamente de hallar cariño en la señora Hammond, su casera, y demostrarse a sí mismo que es algo más que una torpe marioneta de la sociedad, incapaz de hacer nada salvo regodearse en su propia fama.

David Storey

Nació en Wakefield, Yorkshire. De familia obrera, su padre trabajó en una mina de carbón, pero él llegó a estudiar en la Slade School of Fine Art de Londres, donde se mantuvo por sí mismo jugando en un equipo de rugby a trece. A pesar de que comenzó su carrera literaria como dramaturgo, la fama le llegó con su primera novela, El ingenuo salvaje (1960), que se alzó con el Macmillan Fiction Award. Seguirían Flight into Camden (1961, Premio John Llewellyn Rhys y Premio Somerset Maugham), y Saville, que ganó el Premio Booker en 1976. Cuando Lindsay Anderson adaptó su novela El ingenuo salvaje a la pantalla en 1963, él mismo firmó el guion. Storey falleció el 4 de octubre de 2017 en Londres a los 83 años de edad, a causa de la enfermedad de Parkinson

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