Las vivas hipótesis de William James

JOSÉ DE MARÍA ROMERO BAREA.

Entre el misticismo y la santidad, la expiación y la conversión, la literatura del filósofo y psicólogo estadounidense William James (Nueva York, 1842-Nueva Hampshire, 1910), atrapada en asuntos mundanos, se muestra inextricablemente vinculada a la humana idiosincrasia. Siguen contribuyendo sus emocionales valoraciones al debate social, se empeñan en refutar el prejuicio de que la experiencia quede confinada en la prisión de las categorías. La irreverencia alienta al miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras a adoptar sesgos coloquiales, frente al categórico estilo de su hermano, el novelista Henry James. Una renovada apreciación de la dignidad, basada en la realidad cotidiana, muestra su vitalidad, así como la pertinencia de su tradición, la angloamericana. 

Con el pretexto de reseñar el volumen del filósofo de la Universidad de Massachusetts, John Kagg, Almas enfermas, mentes sanas: de cómo William James nos puede salvar la vida (Princeton, 2020) la también filósofa británica Jane O’Grady recomienda esta “biografía no sistemática entremezclada con las reflexiones de Kaag sobre su propia experiencia y la sabiduría que promueve la autoayuda”. En su artículo de marzo de 2020, para la revista londinense Standpoint, “Life and the living”, la periodista de, entre otros, The Guardian, sostiene que vademécums como Principios de psicología (1890) o Las variedades de la experiencia religiosa (1902) reflejan “la realidad [y sus] cadenas inexorables de causa y efecto, pero también (…) su carácter terriblemente impredecible, al depender de la fragilidad fortuita de la supervivencia  [mi traducción, al igual que las restantes]”.

La incómoda verdad jamesiana se reafirma contra la tradición patriarcal, opuesta a la xenofobia, el racismo o la indiferencia. El alumno del filósofo William Morris Hunt entretiene y provoca. Enfrentada a la herencia moldeada por el carácter, la educación o el género, el padre de la psicología moderna nos libera de nuestras restricciones puritanas, según la autora de La iluminación en pocas palabras (Arcturus Books, 2019), promueve una visión pluralista inspirada en la tolerancia: “Podemos cambiar el mundo a través de la acción y crear nuevas creencias en lo que para entonces será cierto. Al hacer que el valor de la existencia sea una “hipótesis viva”, conseguimos que nuestras vidas tengan sentido”.

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