Ahora es ahora y la hora es ahora

JAVIER CLAVERO CHAMPSAUR

“El conocimiento no es poder, es solo potencial. Aplicar ese conocimiento es poder. Entender el por qué y cuándo aplicar ese conocimiento es sabiduría”, Takeda Shingen.

En las páginas del Libro secreto de los Samuráis —Hagakure— se dice: “Ahora es la hora y la hora es ahora” haciendo referencia a que siempre debían estar preparados, en su caso para afrontar su destino, que era morir por la causa que defendían y con la que se habían comprometido normalmente de por vida…

Así que ya hace unos cuantos siglos que los que tenían un propósito estaban dedicados al “aquí y ahora es ahora”. Tal vez al saber que en cualquier momento podían morir, les empujaba a vivir con serenidad e intensidad el presente. Al contrario que muchos de nosotros, por temer a la muerte nos pasamos la vida buscando una seguridad que no existe y al dejarnos la vida en ello descubrimos un día —cuando ya es tarde— que no hemos sabido vivir y tampoco sabremos morir.

Total dejamos que un puñado de miedos ganen la batalla y como a nadie nos gusta vernos de tal guisa, es decir, que nadie tenga la osadía de tan siquiera insinuar que somos cobardes —la de vueltas que he dado para decirlo— las disfrazamos con palabras como estrés, agobio, ansiedad, incertidumbre, duda, dilación, entre otras; mirando hacia otro lado o metiéndolo bajo la alfombra —al miedo—, que por otra parte no solo es una característica inherente del ser humano, que le ayudó a sobrevivir, sino que nos dice, lo más importante: Estamos vivitos y coleando.

No discuto que esos miedos no sean reales, diabólicos, sigilosos y audaces a la hora de penetrar en nosotros. Lo que tiene dudosa justificación es que a estas alturas de la película nos pillen despistados, con el paso cambiado y por la espalda, y peor todavía que alguna pastilla nos los quite de un plumazo y sin mover una pestaña sin más —ni menos—.

Hay un tratamiento con pocos o ningún efecto secundario y por supuesto puede utilizarse con la medicina occidental tradicional, siendo así potenciados sus resultados… Hacer ejercicio, comer saludable, descansar lo suficiente, meditar, no preocuparse sino ocuparse y alimentar la mente con pensamientos enriquecedores alejando los negativos, apocalípticos y que no aportan nada beneficioso.

Una vez dicho esto cada cual tendría que encontrar sus propias formas y dosis adecuadas. Los beneficios son impresionantes y así lo constatan quienes los practican de manera periódica y permanente. Armonía física, paz mental y serenidad emocional nos preparan para una vida de salud, amor, éxito y felicidad siempre que nos ocupemos en y de ellas… Y eso tan solo podemos hacerlo cuando ponemos el foco y el enfoque en el aquí y ahora. De nada sirve andar dando vueltas a las cosas y convertirlas en preocupaciones ya que estas son las puertas de atrás por donde se cuelan los miedos, de los que hablábamos hace unos párrafos y lo triste es que se cuelan disfrazados con otros nombres…

Lo cual nos permite llenarnos de justificaciones y excusas para dejarlos pasar e instalarse en nuestras vidas, alejándonos del presente y empujándonos a estar anclados en pasados (mejores) y futuros (peores) que probablemente no sucederán y si llegasen, serían seguramente provocados por nosotros mismos. Vaya que las preocupaciones desmedidas por casi todo lo desconocido, nos mantiene en esa zona de confort, tan placentera como traicionera y que todos conocemos.

Tan solo podremos hallar, al menos, la dicha viviendo en el presente dedicándonos a lo que tenemos delante y ello no significa que no planifiquemos, organicemos, tengamos propósitos además de a corto, a medio y largo plazo, es más todo ello es necesario para saber exactamente que hacer hoy aquí y ahora. Ha llegado el momento de entrar en acción y fluir con los acontecimientos, como decían los Samuráis: “Ahora es la hora y la hora es ahora”

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