Despojos

Rachel Cusk

Despojos. Sobre el matrimonio y la separación

Traducido por: Catalina Martínez Muñoz
Libros del Asteroide

En 2009, el matrimonio de Rachel Cusk llegó a su fin y su mundo se fracturó: «la vida que habíamos construido juntos se desarmó, como un puzle convertido en un montón de piezas con los bordes recortados». Despojos es el relato de esa ruptura, en el que una escritora y madre de dos niñas observa sus propias reacciones ante la destrucción de la vida tal y como la había entendido hasta entonces. Una mujer que, mientras crea una nueva individualidad para ella y un nuevo modelo de familia para sus hijas –en una sociedad que sitúa el amor conyugal como centro sagrado e inquebrantable de una familia–, descubre una inesperada vulnerabilidad, pero también libertades y fortalezas desconocidas.

Rachel Cusk, una de las voces más aclamadas y más originales de la literatura actual, utiliza su talento narrativo para crear una obra profundamente turbadora por su singularidad, cuya arrolladora franqueza y feroz autoconocimiento ha deleitado y conmocionado a partes iguales.

Rachel Cusk nació en Canadá en 1967 y su infancia transcurrió en Los Ángeles hasta mudarse a Reino Unido en 1974. Estudió Filología Inglesa en Oxford y publicó su primera novela, La salvación de Agnes (1993), con veintiséis años; las novelas de Cusk han ganado y sido finalistas de numerosos premios. Fue nombrada uno de los Mejores Novelistas Británicos por la revista Granta en 2003. Su versión de Medea de Eurípides fue dirigida por Rupert Goold y fue finalista del premio Susan Blackburn Smith.

La feminidad y la sátira social fueron los temas centrales de sus primeras novelas. Como respuesta a los problemas formales de la novela para representar la experiencia femenina, empezó a escribir también no ficción. Surgieron así sus libros autobiográficos sobre la maternidad y el divorcio, A Life’s Work (2001) y Despojos (2012), que fueron tan revolucionarios como controvertidos.

Tras un largo periodo de reflexión, se propuso desarrollar una nueva forma que pudiera representar la experiencia personal, pero evitando la subjetividad y literalidad y permaneciendo al margen de la convención narrativa. Ese proyecto se convirtió en la trilogía integrada por A contraluz (2014), Tránsito (2016) y Prestigio (2018).

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