‘Mil besos prohibidos’ se contagia de la contradicción de sus personajes

SARA ARANDA MARTÍNEZ. @SarArandam 

Título: Mil besos prohibidos

Autora: Sonsoles Ónega

Editorial: Planeta

Sonsoles Ónega es periodista y presentadora. Ha trabajado en distintas cadenas de televisión, pero desde junio de 2018 presenta el programa Ya es mediodía en Telecinco. Es la autora de un total de cinco novelas, entre las que destaca Después del amor (2017), Premio de novela Fernando Lara 2017. 

La vida decidió separar los caminos de Constanza y Mauro cuando apenas empezaban a descubrir qué era aquello del amor.

Hace veinte años que no se ven. Hace veinte años que se anhelan en la distancia. Sin embargo, un encuentro casual en la Gran Vía les dará la oportunidad de cumplir sus deseos más profundos. 

Pero todo ha cambiado. Mauro, el padre Mauro, acaba de llegar de Roma para acometer un trabajo encargado por el arzobispo de Madrid. Y Costanza, abogada de prestigio, se enfrenta a la mayor defensa de su carrera. Un caso que podría acabar con su reputación o hacerla despegar. 

Mil besos prohibidos es una novela de pasiones y luchas internas. Constanza se presenta como un personaje atormentado. Recién divorciada y distanciada de su padre, los secretos le pesan demasiado. Mauro cumple una promesa, una penitencia autoimpuesta que empieza a tambalearse el día que se reencuentra con Constanza.

“La vida no es como la hemos vivido sino como la hemos archivado, y la memoria la agita a su conveniencia”. El recuerdo de estar juntos y la promesa de reencontrarse en Madrid es lo que motiva el devenir de este amor prohibido.

Esta novela se nutre de tantas historias secundarias buenas que la relación entre Costanza y Mauro queda eclipsada. Los retos, los secretos de cada uno de ellos invitan a la lectura rápida y emocionada. La autora consigue dar pequeñas pinceladas que generan suspense, y lo mantiene hasta que se descubre del todo qué es lo que atormenta a cada uno. Sin embargo, las dudas que envuelven a los protagonistas respecto a sus sentimientos frenan el ritmo de lectura, que se hace pesado y provoca una pérdida de interés. 

La historia arranca fría, y muy técnica. El vocabulario jurídico se apodera de la narración, y se alterna con el del mundo religioso que envuelve a Mauro. Una tendencia que se relaja según pasas las páginas y que acaba por hacerse tan natural como los pensamientos de sus protagonistas. 

Pese a que Mil besos prohibidos está ambientado en el Madrid actual, las descripciones invitan a imaginarse una España antigua, incluso de época. Parece que el amor prohibido entre un cura y su novia de la infancia no encaja en el imaginario actual. 

Parte de la magia de esta novela recae en las primeras páginas del libro. “Todos los personajes de esta historia pudieron haber existido porque las cosas ocurrieron así. O no. Pero eso ya no importa”. La última novela de Sonsoles Ónega, Después del amor, surge de una ardua tarea de investigación, quizás el amor entre Constanza y Mauro también se inspire de una historia real. O quizás no. 

Mil besos prohibidos es una novela que promete removerte, pero que acaba por dejarte indiferente. Una contradicción en sí misma, por las grandes historias que alberga y por el poco entusiasmo que suscita un amor como el de los protagonistas.

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