‘El precio de la amistad’, de Kjell Askildsen

ELVIRA FERNÁNDEZ.

Los relatos de Kjell Askildsen son para cavilar y crean desasosiego. Tras leerlos te preguntas qué te ha querido contar y vuelves a leerlos, los diseccionas. Nos da información que tenemos que masticar y digerir.

En El precio de la amistad podemos leer una docena de relatos breves de este escritor noruego, poco amigo de las entrevistas y de viajar, que escribe desde la pequeña localidad costera noruega de Mandal. Aparecen personajes algo voyeur como el padre de La excursión de Martín Hansen que espía con prismáticos a la amiga de su hija; otros miran por las ventanas y desde ahí sienten y ven; y a veces, observan otras ventanas («Te quedas quieto, no ocultas que estás mirando fijamente a las ventanas vacías, crees que tal vez ella está contemplándote desde uno de los oscuros cristales», «Gustav Herre estaba junto a la ventana mirando la calle, lo hacía a menudo, aunque no había gran cosa que mirar, era una calle tranquila de un barrio tranquilo»).

Con un estilo sobrio, limpio y directo, Askildsen, que el próximo 30 de septiembre cumplirá 92 años, consigue inquietarnos con frases como «Aquí estoy» en el cuento Gerhard P., de apenas dos páginas, donde el personaje que da nombre al título pierde a sus padres en un accidente de coche y se convierte en único heredero de una espaciosa vivienda unifamiliar en la que pasó su infancia y donde siempre soñaba vivir.

Los personajes de Askildsen, al que se le ha comparado con Kafka, Beckett o Carver, tienen nombres vulgares, no conocemos su físico o se nos presentan con descripciones sencillas como la del pastor de Después del entierro: «El pastor era bastante joven. Tenía el pelo oscuro, pero la voz clara». 

Ganador del Premio Nórdico de la Academia Sueca y traducido a cerca de veinte lenguas, a Askildsen le irrita que le etiqueten como escritor minimalista. Así lo cuenta Julián Rodríguez en el epílogo de este libro donde nos presenta el Diccionarios Askildsen con el que nos ayuda a entender el universo de este escritor por el que a menudo navegan palabras como tedio, familia, matrimonio, vejez y existencialismo.

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